El actor Gene Hackman y su mujer, hallados muertos en su casa de Nuevo México

Aunque no ha trascendido de forma oficial la causas, las muertes han sido consideradas «sospechosas», según han informado las autoridades de Nuevo México, que han abierto una investigación para esclarecer las causas. Según la orden de registro a la que ha tenido acceso la revista especializada 'Variety', ambos cuerpos presentaban «evidentes» signos de descomposición, lo que denotaría que llevaban más de un día fallecidos. Arakawa fue encontrada en un baño, junto a un frasco de pastillas con su contenido desparramado y Hackman, según estas informaciones, se hallaba en el vestíbulo de la casa, completamente vestido y con unas gafas de sol cerca de él. En contra de lo que dijo en un primer momento una de las hijas de la pareja, no había señales de fuga de gas.

El ganador de dos Oscar por 'The French Connection (Contra el imperio de la droga)' y 'Sin perdón', rostro imprescindible del mejor cine de los 70 y 80, anunció en 2004 que se retiraba de la vida pública tras protagonizar una comedia poco memorable, 'Bienvenido a Mooseport'. Sufría problemas del corazón y apostó por vivir junto a su mujer en una colonia dedicado a la escritura de novelas, una actividad que comenzó en los años 90 junto a su amigo, el conocido explorador submarino Daniel Lenihan.

El actor no concedía entrevistas y evitaba las cámaras. El año pasado trascendió una fotografía suya junto a su segunda esposa. Hackman vivía en Nuevo México desde la década de los 80, cuando decidió abandonar California y llevar una vida más tranquila alejado de Los Ángeles junto a sus tres hijos.

También apostó por explorar otros campos artísticos más allá de la interpretación, como la escritura y la arquitectura. Sus diseños cobraron forma en una decena de casas, alguna de ellas incluida en la prestigiosa revista 'Architectural Digest'. Su pasión por el buceo también le llevó a escribir en el 'National Geographic Traveler' un reportaje en el que describía los restos de barcos japoneses hundidos durante la II Guerra Mundial.

Gene Hackman hacía suya la célebre frase de Spencer Tracy, para quien actuar consistía en «saberse el texto y no tropezar con los muebles». Su naturabilidad y credibilidad en cada uno de sus papeles era fruto de un talento que solo un puñado de intérpretes de raza posee. Podía ser el más duro entre los duros, el mayor perdedor y un americano medio que pasaba desapercibido. Su rostro en un póster era garantía de que la película merecía la pena.

Eugene Alden Hackman nació en 1930 en San Bernardino (California), aunque su infancia transcurrió en un pueblo del rural Illinois, uno de los estados más azotados por el desempleo durante la época de la Depresión. Tal como aseguró el actor en alguna ocasión, la decisión de ser comediante la tomó a los 13 años, cuando su padre, operario en las rotativas de un periódico, abandonó el hogar familiar sin dar ninguna explicación: «Aquel gesto tan preciso fue todo lo que necesitaba saber sobre la interpretación».

Hackman había comenzado a aficionarse al cine en su época escolar, convirtiéndose en un gran admirador del galán por antonomasia en aquellos años, Errol Flynn. Su timidez le impedía actuar en público, con lo que su única diversión en la adolescencia fue jugar al baloncesto. La presión de sustituir al cabeza de familia provocó que el joven Gene sintiera la necesidad de ampliar horizontes vitales. Con 16 años, abandonó el instituto, mintió sobre su edad y se enroló en los Marines.

Destinado a China, Japón y Hawái, aprovechó su paso por el Ejército para aprender una profesión: operador de radio. En 1952 abandonó la vida castrense y se matriculó en Periodismo en la Universidad de Illinois. Tras trabajar en diferentes televisiones por todo el país, decidió trasladarse a California y probar suerte en los cursos de interpretación de la Escuela de Pasadena. Allí coincidió con un compañero de profesión que acabaría convirtiéndose en un buen amigo, Dustin Hoffman. Ironías del destino, ambos fueron elegidos por votación popular como los actores menos prometedores de aquella promoción.

Tras unas cuantas series de televisión, Gene Hackman, que siempre pareció mayor de lo que era, debutó en el cine en 1964 a los 34 años con un pequeño papel en 'Lilith', de Robert Rossen, junto a Warren Beatty. El actor vivía por entonces con Hoffman en un pequeño apartamento del Village neoyorquino. Dormía en el suelo de la cocina y se buscaba la vida con un sinfín de empleos: vendedor de zapatos, instalador de muebles, conductor de camiones, camarero...

Beatty quedó tan impresionado del trabajo del recién llegado que convenció a Arthur Penn para que le incluyera tres años después en el reparto de 'Bonnie y Clyde', la cinta que dio el pistoletazo de salida al Nuevo Hollywood con su inédito tratamiento de la violencia y mensaje nihilista. Su papel de Buck, el temperamental hermano de Clyde, acabaría reportándole su primera nominación al Oscar.

Con 101 papeles en su filmografía, si hemos de creer a la web IMDB, Hackman consiguió dos Oscar: mejor actor protagonista en 1971 por 'French Connection (Contra el imperio de la droga)', en la que encarnó al tenaz policía corrupto Jimmy 'Popeye' Doyle, y como mejor intérprete de reparto en 1992 por su sheriff de 'Sin perdón', de su amigo Clint Eastwood. El mejor thriller de los años 70 no sería igual sin su presencia: 'La conversación', de Francis Ford Coppola, 'La noche se mueve', de Arthur Penn, 'Carne viva', de Michael Ritchie...

'La aventura del Poseidón', 'El jovencito Frankenstein', en el que bordaba a un ciego que escaldaba las partes del monstruo con sopa hirviendo, 'Los aventureros del Lucky Lady', 'Un puente lejano'... Hackman siempre deslumbraba independientemente del género: western, drama, comedia... Saltaba del divertido Lex Luthor en el 'Supermán' de Richard Donner y su secuela a dramas como 'Rojos' y 'Bajo el fuego'. Jamás fue un galán al uso ni un tipo guapo, pero su masculinidad era promesa de integridad, como en su papel de entrenador de baloncesto en 'Hoosiers: más que ídolos' y de agente del FBI en 'Arde Mississippi'.

Los 90 también depararon papeles memorables: 'A la caza del lobo rojo', 'Postales desde el filo', 'Sin perdón', 'La tapadera', 'Wyatt Earp', 'Cómo conquistar Hollywood', 'Una jaula de grillos', 'Poder absoluto', donde era el presidente de Estados Unidos, 'Al caer el sol', 'Bajo sospecha'... En 'Los Tenembaums. Una familia de genios' se atrevió a formar parte del excéntrico universo de Wes Anderson y en 'El jurado', su último largometraje decente, se reencontró con su viejo compañero Dustin Hoffman.

Eran célebres sus disputas con los directores en el plató a causa de un carácter que también le llevó a utilizar los puños en alguna discusión de tráfico. Hackman fue capaz de volver a los escenarios de Broadway con 70 años para representar 'La muerte y la doncella' junto a Glenn Close y Richard Dreyfuss, anunciar cerveza por televisión o prestar su voz a un personaje de dibujos animados en 'Hormigaz'. Entre las películas a las que renunció por no rebajar su caché se cuentan 'Apocalypse Now' (el papel del coronel Kilgore que hizo Robert Duvall), 'Alguien voló sobre el nido del cuco', 'Network' y 'Gente corriente'.