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Carmen, la melliza de Mónica, y las gemelas Ana y Guadalupe, en el salón de su casa. :: david palma
«Soy autista y me gusta cómo soy»

«Soy autista y me gusta cómo soy»

Mónica Otero da una charla a sus compañeros para ayudarles a comprenderla

Lunes, 23 de diciembre 2019, 08:28

plasencia. Temple Grandin le dio el empujón. La zoóloga americana ha sido una de las primeras personas con espectro autista que lo ha compartirlo públicamente. Por eso, cuando la profesora de Lengua pidió a sus alumnos de primero de la ESO del Instituto Quercus, de Malpartida de Plasencia, que hicieran una redacción sobre su personaje favorito, Mónica Otero Calvo, de 13 años, no lo dudó y la eligió. Y compartió con sus compañeros de clase que también ella es autista.

«Sentía la necesidad de contarlo y lo hice, para inspirar a otros a que cuenten sus problemas, para evitar futuros malentendidos», explica. «Porque ser autista supone ver el mundo de una forma diferente y, a veces, es posible que no se entiendan mis reacciones».

Por eso, además de comunicar que tiene autismo, ofreció a sus compañeros darles una charla para explicarles un poco más detalladamente qué supone eso. «Cuando me preguntáis con una sonrisa si quiero jugar con vosotros, os digo que no, porque no sé diferenciar las risas y las sonrisas y pienso que os estáis riendo de mí. Hay momentos en que me aíslo por necesidad y otros porque tengo miedo a meter la pata. Si algo que diga o haga os sienta mal, necesito que me lo digáis. Mi percepción sensorial es diferente a la vuestra, me tengo que tapar los oídos cuando hay mucho ruido y, ante un dibujo, me fijo en detalles que otros no miran. Mi mente recibe tanta información que hace que me distraiga con facilidad y, por eso, muchas veces veis que estoy en otro planeta, incluso en otra galaxia», les contó a sus compañeros.

«Me gustó hacerlo, porque así me comprenden un poco mejor y no me tratan de una forma diferente», cuenta en el salón de su casa rodeada por su melliza Carmen y sus dos hermanas pequeñas, las gemelas de 11 años Guadalupe y Ana.

«Tenía la necesidad de contarlo en el instituto para evitar posibles malentendidos y animar a otros a hacerlo»

Historia es su asignatura preferida, «me apasiona porque es un cuento y es real y porque estudiar el pasado nos ayuda a ser mejores personas en el presente», y le gusta salir con sus amigas los viernes, jugar con sus hermanas, ver series de televisión, «pensar en mis cosas y explorar la wikipedia de famosos».

También ir a terapia tanto a Aunex, su asociación, como a Aspace, para avanzar en la expresión de sus sentimientos y emociones, y mejorar sus habilidades sociales y de comunicación con los otros.

Otra manera de ser

«Ahora ya sé diferenciar quiénes son mis amigos de los que no lo son, ahora ya no voy a comer tierra como cuando era pequeña y lo hacía porque me lo decían quienes yo pensaba que eran mis amigos, los que también me metían la tierra en la capucha y hacían corros y me insultaban, y yo los escuchaba aunque me tapara los oídos».

Su paso por diferentes centros educativos no ha sido fácil, como tampoco el periplo de sus padres, Francisco y María José, hasta lograr el diagnóstico correcto y la mejor ayuda para su hija, que como Temple Grandin, «una guerrera» en palabras de Mónica, avanza cada día y cada vez con más seguridad. «Porque el autismo no es una discapacidad, sino una forma de ser diferente», sostiene.

Por eso, «no me avergüenzo de decir que soy autista y no estoy decepcionada por serlo; de hecho, me gusta cómo soy».

Aunque tenga que mejorar en las multiplicaciones y las divisiones, a pesar de que «siga sin poder estudiar sola, porque me distraigo con facilidad y me cuesta concentrarme». Porque «ahora sé diferenciar quiénes son mis amigos», concluye Mónica Otero Calvo.

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