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ANA B. HERNÁNDEZ
Lunes, 31 de octubre 2022, 23:13
Un acompañamiento hasta el final, hasta que la persona es capaz de llevar a cabo una vida de forma autónoma. Es el objetivo de Cáritas ... y motivo por el que la inserción laboral es una prioridad para la entidad. De ahí que en 2008 decidiera poner en marcha una empresa social en la diócesis placentina para dar la oportunidad a quienes apenas la tienen de acceder a un trabajo.
Grupo Cáparra inició su andadura con un servicio de catering que a día de hoy sirve la comida diaria en cinco colegios, en los centros de Cáritas, en otros dependientes de la Iglesia, en otros sociosanitarios y en hogares de mayores. Un servicio que durante la pandemia se amplió con las comidas a domicilio, especialmente para mayores y personas dependientes, y que ahora se ha abierto a la sociedad en su conjunto.
En total, 380 comidas diarias de lunes a viernes, 120 los fines de semana, «y con opción también a cenas», deja claro Benito Caballero, gerente del Grupo Cáparra. Una empresa social en la que en su apartado de catering hay una treintena de personas contratadas, sin contar el personal fijo de la entidad. A ellas se suma una más en el servicio de limpieza que también oferta el grupo y otras tres desde que el pasado mayo la empresa social pusiera en marcha un nuevo proyecto destinado a la recogida, reciclaje y reutilización de ropa, calzado y complementos.
«El objetivo es ampliar la oferta laboral, dar oportunidades a más personas», explica José Luis Espinosa, secretario general de Cáritas. Una iniciativa que forma parte de un proyecto nacional y que se materializa, en la ciudad, en los contenedores que la organización ha colocado en sus instalaciones de la circunvalación sur, en las parroquias de San Miguel, San José, El Pilar, el Cristo de las Batallas y en Carrefour y que próximamente llegará a las Josefinas. También los hay en otras localidades de la diócesis. En total una docena de contenedores en los que ya se han recogido más de 60.000 kilos de ropa. El personal contratado se ocupa de la recogida y su traslado a las instalaciones de Cáritas en la ronda sur, donde está la nave en la que las piezas se compactan y almacenan para después llevarlas a una planta de reciclaje.
Ante la buena acogida, el objetivo ahora es ampliar esta nueva actividad de la empresa social hasta abrir, no será antes de un año, una tienda de ropa de segunda mano en la ciudad, «y cambiar así el modelo de ropero que existe para avanzar en la dignificación de las personas», aclara Laura Marroyo, técnica social de la empresa de inserción que se encarga de elaborar, junto con los contratados, un itinerario que les permita completar su formación para que puedan acceder al mercado laboral regular, una vez culminen su contrato de inserción en la empresa social, cuya duración máxima es de dos años.
Unos contratos para los que se requiere contar con el certificado de exclusión o riesgo de exclusión social y motivo por el que, además de a usuarios de Cáritas, los que forman parte de su proyecto 'Volver a ser', la organización da empleo a mujeres y hombres que no lo están a través de sus servicios de catering y recogida y reciclaje. De hecho, la mayoría «son mujeres de entre 35 y 50 años, con cargas familiares, sin estudios o con estudios básicos, con poca experiencia laboral o sin posibilidad de justificarla», concluye Marroyo.
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