Secciones
Servicios
Destacamos
Juan Carlos Ramos
Plasencia
Viernes, 9 de junio 2023, 21:56
«Se abrió un claro entre las nubes, hemos vuelto a ver el sol; como dos presos comunes, en el 'tejao' de una prisión». El popular poemilla de Roberto Iniesta está tardando en materializarse, tanto que cuando la borrasca Óscar dé sus últimos coletazos –se ... prevé que este sábado ya sea residual- las Ferias de Plasencia ya estarán afrontando su recta final.
Está feo hablar de beneficiados y perjudicados por estas lluvias que aparecen y desaparecen. Pero si hay un evento que no ha sufrido sobre su piel las inclemencias del tiempo, ese es 'El Búnker', lo que antes era conocido como caseta para menores, es decir, la dedicada a niños y niñas de 12 a 17 años.
'El Búnker, experiencia piloto que supone un lavado de cara a un espacio que se había quedado obsoleto, tiene su sede en el pabellón municipal del Berrocal. Y hasta allí han ido a parar todos los chavales que tenían tanto intención de disfrutar de su programa de actividades como los que no. O lo que es lo mismo, cuando este jueves cayó la mundial durante unos minutos, acudieron rápidamente a guarecerse en 'El Búnker'. Y una vez allí, disfrutaron de todo lo que tenían a su alcance.
Hasta 700 jóvenes pasaron por 'El Búnker' en algún momento de la primera jornada. Durante seis horas, desde las ocho de la tarde, tuvieron a su alcance un amplio abanico de actividades: zona gaming, zona de juegos de mesa, photocall interactivo, toro mecánico, kaboot interactivo o karaoke. Para acabar el día, conciertos y sesiones de dj's. Así, durante tres días.
«La primera experiencia ha sido bastante positiva. Hay que reconocer que la lluvia ha servido para darnos a conocer», decía Luisma Rodríguez, técnico de Juventud.
Los organizadores han puesto especial énfasis en la seguridad de los jóvenes. La barra es sin alcohol, dentro del pabellón se ha habilitado cartelería y han establecido pautas preventivas contra el acoso sexual y en la puerta hay una seguridad férrea. O tienes 17 años o menos, o no entras.
«Es algo que han valorado mucho los padres a la hora de dejar a sus hijos en 'El Búnker'. Nos hemos tomado muy en serio la seguridad y el primer día no ha habido ni un solo problema. Ni siquiera de limpieza. Cuando ha llegado la brigada al día siguiente, se ha sorprendido de lo limpio que estaba todo. La educación ha sido de diez», explicaba Luisma Rodríguez.
Cañas y conciertos
No es bueno hablar antes de tiempo. Y si el miércoles a la hora del pregón y el jueves a la hora de las cañas, los placentinos decían que esto no era ni borrasca ni era nada, a eso de las nueve de la noche de ese jueves decían que era el diluvio universal. La tromba de agua que cayó en apenas unos minutos obligó a detener las atracciones del ferial y a cobijarse sobre techo.
Apenas a un kilómetro de allí, en el campo de fútbol de tierra del parque de la Coronación, los más impacientes ya estaban guardando cola para ser de los primeros en acceder al concierto de Camela. Lo que se encontraron no fue solo agua, sino también barro. Lo del 'campo de fútbol de tierra' igual ya daba alguna pista de lo que pudiera pasar.
El enfado en muchas personas fue mayúsculo no solo porque echaran a perder sus zapatos para el resto de la noche, sino porque el sonido del recinto no fue el mejor, ya fuera por la acústica del recinto o porque las 2.000 personas que colgaron el cartel de 'no hay billetes' convirtieron el 'bolo' en un karaoke multitudinario.
Da igual que Ángeles y Dioni –envuelto en una túnica 'jedi'- no dejaran de interactuar con la gente o tuvieran que alzar la voz en un espacio cerrado cuyas paredes multiplicaban los decibelios y hacían más ininteligible la voz de los cantantes. Las 2.000 almas que pagaron su entrada no dejaron de corear sus canciones durante más de hora y media y convirtieron el concierto en algo atronador. Los que había fuera de la sala, en un gran número, no tuvieron imagen, pero disfrutaron de un sonido casi mejor que los del fondo de la carpa.
Que el concierto fuera de pago, un total de 20 euros, hizo de filtro para que no se vieran los apelotonamientos del primer día. Eso sí, el lleno hasta la bandera hizo que fuera toda una aventura ir a la barra o al baño público.
Los que aún tenían fuerzas tras semejante desgaste, acudieron al ferial a disfrutar de las atracciones o de las casetas privadas, por donde se dejó ver Fernando Pizarro, alcalde de la ciudad. Los que optaron por irse a descansar y seguir el viernes de Ferias, al día siguiente se encontraron con unas cañas bastante desapacibles.
Si el temporal respetó el jueves de cañas, lo hizo menos el viernes. Los aguaceros ganaron volumen y frecuencia y decoraron el empedrado con una imborrable fina capa de agua. No importó. Al menos, no importó a Paco Santos, pregonero de las Ferias y, como siempre, inasequible al desaliento. Lo dio todo –y muchas veces, durante todo el día- para animar a los placentinos que siguen intentando dar color a unas Ferias más grises que en años anteriores. «Si me queréis, quedarse», dijo Paco Santos en el pregón. Le hicieron caso.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Recomendaciones de HOY
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.