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El Festival Internacional Folk de Plasencia llegó a su conclusión repitiendo, por tercera noche consecutiva, el llenazo que ha caracterizado a esta 28ª edición, que ha rayado a un gran nivel tanto en la oferta musical como en la respuesta del público. El concierto de Rodrigo Cuevas, en la medianoche del viernes, fue el momento cumbre del certamen. Primero, porque llegaba como cabeza de cartel. Y luego porque demostró por qué acaba de recibir el Premio Nacional de las Músicas Actuales.
Sin embargo, los otros ocho grupos que completaron la programación no le fueron a la zaga y acreditaron argumentos de sobra para formar parte del cartel de la mejor cita de folk de la región. Es más, algunos de ellos multiplicaron su atractivo por la motivación que desplegaron sobre el escenario.
Fue el caso de Esther Méndez 'Bambikina', la encargada de abrir la tercera y última noche. «¡Deseando subirnos al escenario del Festival Folk Plasencia! A las 21.30, cumpliremos otro sueño. ¿Venís a acompañarnos?», decía la jaraiceña en sus redes antes de comparecer ante el público placentino.
Ese sueño se transformó en un concierto que combinó lo antiguo con lo nuevo, con canciones que ya se alzan como himnos con las que lo serán dentro de poco tiempo. Todo a través de esa voz tan personal que asume una infinidad de texturas. Muchas tienen que ver con un folk de raíces norteamericanas e influencias tex-mex, una música con sabor de country americano, folk y en español, hecha sin complejos, realizado por una mujer que un día se dejó seducir por la lírica de Bob Dylan.
Tampoco pudo faltar, como nunca lo hace en el Festival Folk, la música de origen celta. En esta ocasión vino de la mano de los veteranos Altan, que exhibieron maestría y templanza con un doble violín que es hilo conductor en su sonido. Puso ritmo a mágicas canciones en irlandés, disparadas por el malabarismo de sus magníficos instrumentistas y por sus arreglos exquisitamente elaborados. Su líder, la vocalista y violinista Maréad Ní Mhaonaigh, aportó su voz angelical al servicio de los ritmos que transportaron a los espectadores a la Irlanda rural.
Y para poner broche a esta 28ª edición, quizás la propuesta más arriesgada de todas, la que presentaron los colombianos de Indigital X DJ Guitto, tres músicos y un DJ que pusieron bases electrónicas a los sonidos tradicionales de Colombia mientras se proyectaban imágenes relacionada con la vida de las comunidades indígenas. Gozó de las simpatías del público más joven y también de la colonia cafetera afincada en Plasencia.
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