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Juan Carlos Ramos
Sábado, 7 de diciembre 2024, 23:17
El pasado 30 de noviembre no fue un día cualquiera para el Hogar de Nazaret de Plasencia. Fue una jornada de celebración, pero también de memoria y agradecimiento. Cuarenta años han pasado desde que esta residencia, impulsada por Cáritas, abrió sus puertas para convertirse en ... un refugio para los mayores más vulnerables. Desde entonces, no solo ha sido un techo, sino un hogar donde cada residente encuentra cuidado, compañía y dignidad en sus últimos años de vida.
En un acto sencillo, pero lleno de emoción, autoridades de Cáritas, responsables del centro y representantes del Ayuntamiento de Plasencia conmemoraron una fecha tan especial. La directora del Hogar y de Cáritas Interparroquial, Isabel Ojalvo, acompañada por Puerto, la gerente, y Pilar, trabajadora social, repasó los hitos de una historia que comenzó con un sueño compartido por las parroquias de la ciudad.
Corría el año 1980 cuando los grupos parroquiales de Cáritas detectaron la urgente necesidad de atender a los mayores que vivían solos y en condiciones precarias. Tras realizar un censo, nació la idea de abrir un centro que ofreciera cuidado y consuelo a aquellos que más lo necesitaban. Así, en 1984, el Hogar de Nazaret abrió sus puertas en un edificio del Cabildo, en la calle Trujillo, con solo cinco residentes.
En poco tiempo, la cifra aumentó a 32, bajo la gestión de la Comunidad de Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos y el voluntario Serafín Redondo. El centro se convirtió rápidamente en el proyecto más representativo de Cáritas Interparroquial. Se convirtió en un faro de esperanza para toda la diócesis.
Con el cambio de milenio llegó también un nuevo desafío. En el año 2000, la Junta Directiva de Cáritas Interparroquial tomó la valiente decisión de buscar un nuevo emplazamiento para construir unas instalaciones más amplias y modernas.
Gracias al apoyo de toda la comunidad placentina, asociaciones, entidades bancarias, el Obispado y el Ayuntamiento, entre otros, el sueño se materializó. En agosto de 2004, el Hogar de Nazaret se trasladó a un edificio en el barrio de La Esperanza, construido en terrenos cedidos por el Consistorio. Este nuevo hogar, con capacidad para 82 personas, está diseñado para atender no solo a quienes sufren soledad, sino también a quienes se enfrentan a enfermedades, discapacidades o dificultades económicas.
Desde sus inicios, el Hogar ha atendido a 484 personas, ofreciendo no solo cuidados, sino también una segunda oportunidad para vivir con dignidad. Actualmente, un equipo de 55 profesionales, junto a un grupo de voluntarios comprometidos, trabaja día a día para garantizar una atención centrada en la persona, marcada por la calidad y la calidez.
Este aniversario, dijeron sus responsables, no solo celebró la labor de quienes forman parte del Hogar de Nazaret, sino también el esfuerzo conjunto de las parroquias de Plasencia, que durante 40 años han puesto su granito de arena para mantener viva esta obra.
Todos insistieron en que el Hogar de Nazaret es mucho más que una residencia: es un símbolo de lo que una comunidad unida puede lograr. «Con cada sonrisa, cada conversación compartida y cada gesto de cariño, el Hogar sigue siendo un lugar donde la vida se celebra, sin importar la etapa en la que se encuentre», ilustró uno de los asistentes a la celebración del 40 aniversario.
Y es que, en palabras de Isabel Ojalvo, directora del Hogar y de Cáritas Interparroquial: «Este es un aniversario para recordar, pero sobre todo, para seguir construyendo juntos. Damos gracias a Dios y a todas las personas que hacen posible esta obra cada día».
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