Juan Carlos Ramos
Plasencia
Sábado, 30 de marzo 2024
La Semana Santa placentina no empezó bien –con el robo de la corona de la Virgen del Puerto en el Domingo de Ramos- y está ... acabando en la misma línea. Todas las procesiones programadas para el Viernes Santo se tuvieron que suspender a causa de la lluvia, una detrás de otra.
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La primera fue la de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, que tenía que salir a la 1 de la madrugada que va del jueves al viernes. Debía ser una ocasión histórica para la cofradía, ya que, por primera vez en sus 25 años, iba a cruzar el río. Lo iba a hacer a través del puente de San Lázaro para luego regresar por el puente de Trujillo.
La lluvia impidió la salida del Cristo de la Buena Muerte de la iglesia de San Esteban. La talla se quedó en el templo, pero al menos hubo una pequeña procesión de los 72 hermanos - con hábito carmelita y cruz de madera al cuello- hasta la Plaza Mayor.
La segunda procesión suspendida fue la de las 6 y media de la mañana, la del Santo Viacrucis. En esta ocasión, la hermandad tenía previsto salir de la Catedral -con la cruz de madera, seguida por el Nazareno de los jóvenes y los desamparados y el estandarte de la cofradía- para completar las 14 estaciones de penitencia. La procesión se suspendió y se celebró un pequeño acto en la Catedral.
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El viernes amaneció con claros y nubes en el cielo de Plasencia y el que más y el que menos confiaba que la tercera procesión del día sí, la del Descendimiento, se pudiera celebrar. Su salida estaba prevista a las 21.00 horas desde el templo cofrade de Santo Domingo. La iba protagonizar la Cofradía del Santísimo Crucifijo y Descendimiento de la Cruz, con sus 550 cofrades (entre ellos, 112 costaleros) y con sus tres pasos: el Cristo de la Agonía, el Descendimiento y el de Nuestra Señora de las Angustias, más conocido como La Piedad.
Había un moderado optimismo a la hora de anticipar que las calles de Plasencia volverían a disfrutar de una procesión 48 horas después. Por este motivo, cientos de personas llenaron la plaza de San Vicente Ferrer, esperando a que saliera el Cristo de la Agonía.
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La cosa se empezó a torcer cuando la directiva de la Hermandad comunicó que esperaría hasta las 21.15 para anunciar la decisión de salir o de no salir. Esperó unos minutos más, pero a las 21.24 su directiva explicó que, ante la amenaza de lluvia, no arriesgarían a exponer las tallas al agua.
Hay que tener en cuenta que la cofradía iba a estrenar la restauración integral del paso de La Piedad, tanto la figura de la Virgen como de Cristo. Unos trabajos que se llevaron a cabo a lo largo de 2023.
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El desconsuelo y la tristeza se apoderó de todos los cofrades, sobre todo de los más pequeños. El obispo Ernesto Brotóns, que también acompañó a la hermandad en el interior de la iglesia de Santo Domingo trató de consolar a todo el mundo. «Cuando Jesús estaba en la cruz, nosotros ya estábamos en su corazón», dijo a todos.
Las puertas del templo se abrieron para que todos los que esperaban fuera pudieran vivir el mecido de las tallas. Sin embargo, el recinto se quedó extremadamente pequeño y muchos no pudieron entrar.
El acto duró tres cuartos de hora. Incluyó oraciones, las levantás y el mecido de las tallas y la sensibilidad de las dos agrupaciones de viento y percusión, la de la Sagrada Cena y la de la Banda Ciudad de Plasencia. Brindaron todo un espectáculo musical, a veces salpicado con alguna saeta, como la del Cristo de los Gitanos.
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