El palacio de congresos de Plasencia alquilará sus salas para bodas, fiestas y actos de empresa

La anécdota, que ya es casi categoría de tanto que se ha repetido, ilustra sobre lo conseguido por este espacio en sus cinco años de vida. El próximo día 17 se cumplirá un lustro desde que abrió sus puertas, un tiempo en el que han pasado por él 74.405 personas. Y en el que han ocurrido muchas más cosas: Robe Iniesta ha grabado un disco y ha dado dos conciertos en él, la marca One Step lo eligió para el material promocional de una de sus colecciones, la firma de automóviles Mercedes-Benz grabó en él la promoción de uno de sus últimos vehículos híbridos, el espacio ha acogido congresos, reuniones profesionales, musicales, actividades para niños, recitales de la Orques de Extremadura...

En total, se han celebrado en él 255 eventos, una cifra que seguramente crecerá tras el verano, que marcará otro punto de inflexión en la historia de un espacio que en su primer lustro de vida ha conseguido hacer cambiar de opinión a una mayoría de quienes lo recibieron con críticas. A partir de septiembre, el palacio de congreso de Plasencia alquilará sus seis salas para bodas, cumpleaños, fiestas privadas o actos de empresa como reuniones o presentaciones.

Se podrán alquilar por media jornada, un día o varios, y los precios parten de los 250 euros y varían según la sala, ya que todas son distintas. Comparten, eso sí, una característica: la polivalencia, que de hecho es una de las señas distintivas del edificio en su conjunto, que hace tres años fue elegido finalista de los Mies var der Rohe, seguramente los premios de arquitectura más prestigiosas de Europa. La obra del estudio Selgascano (José Selgas y Lucía Cano) fue escogida por el jurado primero junto a otras 39 obras de 17 países, y después pasó también a la fase final, reducida a cinco candidatos.

«El edificio –explica su responsable– estará a disposición de cualquiera que quiere alquilar alguna o varias de sus seis salas, para celebraciones, que van desde cumpleaños, aniversarios, o recepciones, e incluso, tal y como ya tenemos programado, celebraciones de bodas, con todo lo que implica: desde la recepción de invitados a la ceremonia, fotos, comida, coctel, baile...».

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En opinión de Cano, estos cinco años desde la inauguración «han permitido a los placentinos comprender que conviven con unos de los edificios más importantes de arquitectura contemporánea de Europa». «Su imagen inédita –sigue–, de colores imposibles, su forma singular, con pasillos y escaleras espiraloides, de hueso y piel, ha cambiado la fisonomía de la ciudad, y gracias a él, hoy Plasencia se sitúa en el mapa internacional, siempre teniendo claro, como suelo decir, que sin el valor de los ciudadanos, sin su respaldo, nada de esto sería posible».

La responsable del espacio echa la vista atrás y recuerda que el lugar «abrió sus puertas hace cinco años en un contexto muy diferente al actual, y tras la necesaria reflexión a raíz de la pandemia, el palacio aborda con ilusión y desde un optimismo realista los retos de su futuro».

«La incertidumbre y las limitaciones experimentadas durante la crisis sanitaria –expone la coordinadora– han servido de acicate para que demos el paso de intentar aprovechar nuevas oportunidades, que pasan por seguir diversificando la actividad del edificio». «Porque su morfología, su flexibilidad –argumenta– nos permiten explorar nuevas posibilidades, para seguir sacándole partido y continuar siendo un elemento tractor para el territorio, siempre de la mano de la Junta de Extremadura, la Consejería de Cultura y Turismo, y la empresa pública que lo gestiona, Gebidexsa».

«La visita al palacio –concluye Cristina Cano– supone una experiencia única e inolvidable, porque su arquitectura conecta directamente con las emociones».

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