Los placentinos se reencuentran con su patrona dos años después

«Hemos venido temprano para coger sitio en el campo, esperando la multitud de otros años, pero nos hemos encontrado con que no la hay», reconocían esta mañana Marta y Marcos, de los pocos placentinos que han madrugado para disfrutar de un día de romería con sus amigos. «Hay mucha menos gente que otros años y es una pena», comentaban igualmente Ana Belén y sus amigas, fieles a la fiesta de la patrona. «Pero el día al final ha salido perfecto para disfrutar del campo», resumían Antonio y Elo.

Porque así ha resultado. Aunque sin los chiringuitos de otros años que también se han echado de menos, las previsiones iniciales no se han cumplido y después de la manta de agua que cayó el viernes y un sábado desapacible, el sol ha brillado este domingo con fuerza en la ciudad y ha permitido a los placentinos, después de dos años de pandemia, reencontrarse con su patrona.

Y ese reencuentro sí ha sido multitudinario. No solo porque a medida que avanzaba la mañana y tras la misa central de la jornada oficiada por el obispo emérito Ciriaco Benavente y a la que ha asistido buena parte de la Corporación municipal, con el alcalde a la cabeza, han sido muchos los que se han animado a subir al Puerto, sino porque desde primera hora de la tarde han sido cientos las personas que han convertido tanto la carretera como el camino viejo en un reguero constante de gente dispuesta a no perderse el momento crucial de la fiesta de la patrona, el más esperado y el más emocionante, el que ha dado comienzo a las seis de la tarde con la procesión de la Virgen.

Con los canchos repletos de público y pañuelos blancos en mano, se ha iniciado la procesión con aplausos, cantos y vítores a la patrona, que no han parado hasta su regreso a la ermita. El colofón perfecto a una jornada que ha transcurrido con normalidad y de cuya seguridad se han ocupado Policía Local, Nacional, Guardia Civil, Protección Civil y Cruz Roja.