Algo se está moviendo en el mercado inmobiliario de Plasencia. Al menos es lo que dicen las últimas cifras del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, cuyas bases estadísticas registran cada transacción de este tipo que se cierra en España. Según esta fuente oficial, ... en el primer trimestre del año se firmaron en la ciudad 123 compraventas de viviendas. Son 40 más que en el mismo periodo del año pasado, y lo que es más significativo: para encontrar una cifra mayor hay que retroceder en el tiempo más de una década. En concreto, hasta el año 2009, cuando el 'boom' inmobiliario que había comenzado unos años antes aún estaba plenamente vigente en Extremadura.
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«Estas cifras me sorprenden solo hasta cierto punto», valora José Luis Iglesias, que conoce de primera mano esta realidad porque es el gerente de Pymecón (Federación provincial de la pequeña y mediana empresa de la construcción de Cáceres), que tiene su sede en la avenida de Calvo Sotelo. «Es cierto que el sector ha recuperado el tono –constata–, y una prueba es que ya hay en la ciudad varias promociones pequeñas y medianas, e incluso alguna de mayor tamaño».
Es el caso de las 72 viviendas que Gestyona está levantando en terrenos del antiguo PIR La Data. «Es la primera gran promoción en mucho tiempo», saludó el alcalde placentino el día que se puso la primera piedra, el 3 de febrero de este año. Desde entonces, han surgido otras iniciativas inmobiliarias de menor tamaño y se han gestado algunas nuevas que han arrancado o están cerca de hacerlo.
Además de esas 72, están construyéndose 32 frente a la sede de Aspace, 24 en la urbanización Ciudad Jardín, doce unifamiliares en Altos de Valcorchero, otras seis en esta misma zona, también seis en la plaza del Obispo Amadeo (entre el colegio Alfonso VIII y la puerta del Sol) y otra media docena en la Avenida del Valle. En total, más de 150 en toda la ciudad.
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A esto hay que añadir algunas iniciativas incipientes de venta de parcelas en las proximidades de La Mazuela (cerca de la comisaría de la Policía Local) y otros movimientos inmobiliarios, como las compras de solares edificables que eran del Consistorio. El mes pasado, las arcas municipales ingresaron 576.550 euros por la venta de un terreno en la calle Enrique de Egás (en las traseras del colegio de Miralvalle) a la empresa Inversores Hosteleros, que se la adjudicó en un concurso en el que también presentaron ofertas económicas Treconex Construcciones y Iota.
Y en una subasta anterior celebrada también este año, el Ayuntamiento enajenó cuatro de los diez solares que sacó a la venta, todos ellos en Ciudad Jardín. Las que no se vendieron estaban en Altos de Valcorchero y en la avenida de Alemania, si bien en este último caso se trataba de suelo catalogado como industrial.
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«Una de las razones que explican esta recuperación es que el inversor ha vuelto a percibir que el ladrillo es una muy buena opción para sus ahorros», apunta Iglesias. Hay otro factor que influye: la escasa rentabilidad que ofrecen en estos momentos fórmulas de inversión tradicionales ligadas a productos bancarios. Y un tercero: el incremento del ahorro familiar, como consecuencia de la restricción de movimientos obligada por la pandemia, que ha frustrado viajes y gastos que en la realidad prepandémica habrían ido a parar al ocio.
El cambio que apuntan las cifras y refrenda el gerente de Pymecón tiene su pilar más sólido en los inmuebles de segunda mano. De las 123 operaciones de compraventa realizadas en la ciudad en el primer trimestre de este año, el 94% fueron viviendas usadas. De nuevo hay que retroceder hasta el año 2009 para encontrar un dato mejor (entonces se cerraron 139 operaciones sobre propiedades de segunda mano). También son mayoría las viviendas libres: tenían esta condición 79 de cada cien vendidas entre enero y marzo pasado, según la estadística del Ministerio.
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«Convendría corregir el crecimiento a lo largo que ha tenido la ciudad en los últimos años y que su expansión fuera a lo ancho». Es la opinión de José Luis Iglesias, gerente de Pymecón, que apuesta por liberar suelo en la zona baja de la sierra de Santa Bárbara, la zona más próxima a la circunvalación sur, como un modo de lograr ese cambio en el perfil urbano.
«El hecho de que la ciudad sea larga plantea inconvenientes desde el punto de vista de la movilidad, porque alarga los desplazamientos y aleja del centro las nuevas viviendas», expone Iglesias, que considera que «el verdadero cambio de futuro en este sentido sería saltar el río Jerte, es decir, permitir la expansión de la ciudad a partir de esa otra orilla que empieza en la circunvalación sur y la zona más baja de Santa Bárbara».
Otras vías para modernizar el parque de viviendas de Plasencia serían rentabilizar las bolsas de suelo que hay en zonas de crecimiento como La Mazuela o Altos de Valcorchero. Yuna tercera vía pasaría por incidir en la rehabilitación, un ámbito en el que en los últimos años han proliferado las ayudas institucionales.
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