FELISA ZAMORANO MARTÍNEZ
Sábado, 10 de marzo 2007, 02:22
Cuando el refrendo del Senado convierte a Monfragüe en el decimocuarto parque Nacional de España, es bueno recordar con el Evangelio que unos siembran y otros recogen.
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Lo importante es sembrar, pero si la recolección se retrasa mucho, se corre el riesgo de olvidar a los sembradores y otorgar a los recolectores toda suerte de parabienes.
Por supuesto que lo conseguido hoy se debe, en primer lugar, a los propios extremeños, en especial a los vecinos del Parque, pastores, agricultores, cazadores -que no depredadores-, etc., que supieron con buen tino conservarlo. No se pueden ignorar tampoco las actuaciones de entidades y particulares que tras muchos años de lucha nos potencian hoy nuestra identidad extremeña. Pero mi recuerdo va dirigido en especial a un hombre entrañable: Jesús Garzón.
Este hombre grande,con sonrisa de niño supo inculcarnos a los que tuvimos la suerte de conocerlo el amor a Monfragüe en una época en que poca gente conocía el Salto del Gitano, el buitre leonado o el majuelo. Hoy debe sentirse muy orgulloso.
Con Mesta-93, su principal impulsor (como del Parque) nos devolvió el sabor de la trashumancia y la ilusión por recuperar en lo posible, las Vías Pecuarias. Aquellas merinas, atravesando el Puente de Alcántara hacia las montañas de Sanabria no fueron solo un espejismo.
Por tus trabajos a favor de nuestra tierra, por la ausencia total de protagonismo y sobre todo por tu categoría humana, gracias Jesús.
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