«Tenemos miedo de llevar a los niños al colegio mientras esté suelto»

Hay más niños a los que el párroco de Mengabril, José Donoso, no podrá acercarse a menos de cien metros. Así lo confirmó ayer el alcalde de esta localidad pacense a siete kilómetros de Don Benito, Lorenzo Garrido, cuyo pueblo sigue consternado por estos casos de presuntos abusos a menores que han comenzado a aflorar.

La instrucción está en marcha y, tras los interrogatorios que tuvieron lugar en el juzgado número uno de Don Benito, el cura imputado sigue en libertad, si bien se le prohíbe acercarse a aquellas personas cuyos testimonios se consideran clave. Los padres del niño rumano que supuestamente es víctima de pederastia también están imputados.

Esta pequeña población de 400 habitantes está a la expectativa de las próximas decisiones judiciales y hasta ahora lo único cierto es que, cautelarmente, el obispado de Plasencia apartó al cura de sus funciones desde la semana pasada. Lo hizo en cuanto trascendieron las primeras sospechas el pasado jueves de abusos sexuales sobre un menor de 13 años de nacionalidad rumana al que ofrecía protección.

La última hora la dio ayer el alcalde durante la manifestación que tuvo lugar por la mañana. Acudieron medio centenar de personas incluida la familia rumana afectada, vecinos y autoridades que mostraron su repulsa por unos actos que no han sido confirmados aún y sobre los que se verá si se celebra juicio o no. En la concentración se pidió a la Justicia que actuara con mayor celeridad para evitar que se calienten los ánimos.

Según indicó ayer el alcalde Lorenzo Garrido, la restricción de movimientos impuesta al sacerdote sobre otros niños de la localidad podría tener relación con que también hayan sido víctimas de las supuestas prácticas pederastas del sacerdote extremeño.

«Tenemos miedo de llevar a los niños al colegio mientras esté suelto. Queremos justicia. Si el cura ha hecho eso, que lo pague», exigió Elvis Adir, compatriota erigido en el portavoz de la humilde familia rumana con la que el párroco mantenía una estrecha relación.

En su relato, Adir sugiere que el párroco tenía chantajeado al menor y que durmió los fines de semana de los dos últimos meses en el hogar que José Donoso tiene en Don Benito, ya que éste solo acudía al pueblo a dar misa y a cuestiones puntuales.

Dormía en casa del cura

Que el menor rumano pernoctara en la casa de Donoso ha sido corroborado por la madre, según la declaración que realizó ante el juez este lunes y a la que ha tenido acceso este diario.

En el interrogatorio relata al juez que huyeron de España con sus hijos cuando en 2006 la Junta de Extremadura les retiró la custodia. Dejaron allí a sus dos hijos mayores y cuando regresaron a España, de nuevo buscando trabajo, ella tenía un bebé por el que se interesó José Donoso. Aquel fue el primer encuentro entre la familia rumana y el párroco.

En cuanto cogieron confianza le comentaron su mala situación económica y el sacerdote se ofreció a ayudarlos económicamente con el fin de que pudieran traer a sus hijos con ellos. Donoso aportó 1.700 euros para reunir a la familia en Mengabril, a la que colmó de atenciones, especialmente a los hijos. Los ayudaba con las actividades escolares y debido a que uno de ellos tenía clase de inglés en Don Benito hasta las 21.30 horas, algunas noches, según explicaron los padres en su declaración, el cura proponía que se quedara con él a dormir para no tener que conducir de noche. En esos momentos, admite la madre, podrían ocurrir la agresiones sexuales de las que se habla, si bien señala no tener conocimiento de ellas con seguridad. Lo que sí confirma el padre es que José Donoso compró a uno de los menores un móvil, una Play Station 3, una bicicleta y unos perros. Y a sus otros dos hermanos únicamente un coche teledirigido, una diferencia en los regalos que a los padres llamó la atención.

De momento, se están recabando y analizando declaraciones de más menores para determinar si procede abrir un juicio que esclarezca los hechos.