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Exterior de la central nuclear de Valdecaballeros. :: hoy

La central de Valdecaballeros busca destino

La Junta decidirá qué hacer con las 2.500 hectáreas que ocupan los terrenos cuando el Estado se las ceda

C. J. VINAGRE

MÉRIDA.

Jueves, 7 de noviembre 2019, 08:00

La central nuclear que pudo ser y no fue en Valdecaballeros agranda en otoño su aspecto fantasmal. El abandono es visible en sus edificios, en sus dos reactores que se pararon cuando estaba muy avanzada su construcción, pero también en un área gigantesca de 2.500 hectáreas que hasta ahora no podían ser aprovechadas salvo para pastos para el ganado y la caza. La Junta va a recibir formalmente esos terrenos antes de final de año. Será entonces cuando defina sus posibles usos. Quien ya está explotando parte de los inmuebles que había en el espacio de la nuclear es el Ayuntamiento: tiene alquiladas a empresas dos de las siete naves de 1.200 m2 cada una que son de su propiedad.

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«Lo que ocupa los dos reactores son unos coliseos de hormigón sin nada en su interior. Son inmensos espacios fríos y oscuros», relata Gregorio Rodríguez, alcalde de Valdecaballeros. Son, aproximadamente, 13 hectáreas de edificaciones desnudas cuya maquinaria y mobiliario fue vendido hace décadas por parte de Endesa e Iberdrola, las dueñas de la nuclear. Otra parte fue robada.

«Ahí se ha hablado de instalar un parque temático, un observatorio, una granja para cultivar champiñones e incluso bodegas, pero nunca salió adelante nada. Ahora que va a pasar a manos de la Junta se pueden planificar usos», puntualiza el regidor. «Tenemos pendiente una reunión con la Junta y una visita de técnicos para ver los terrenos y los edificios y valorar qué se puede hacer con ellos», concluye.

Las obras de la planta nuclear comenzaron en 1980 y en 1994 quedó cancelado el proyecto

La central nuclear comenzó a construirse en 1980. Iba a estar compuesta por dos reactores de 950 megavatios cada uno. Dos subestaciones eléctricas estaban destinadas a la evacuación de la energía producida por ellos. En 1984 se empezó a realizar una reestructuración de los proyectos nucleares en España y la moratoria (suspensión temporal del desarrollo de políticas de construcción y puesta en marcha de centrales nucleares). En 1991 se paralizaron definitivamente las obras de la nuclear en el municipio de La Siberia. En aquel momento el reactor I estaba finalizado a un 70% y II al 60%.

El conjunto de la central estaba compuesto básicamente por tres edificios, dos más grandes a los lados para acoger los reactores, y uno más pequeño en el centro. Este iba a servir para almacenar los residuos de baja actividad y daría acceso a cada uno de los otros dos edificios.

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Se compraron también terrenos sobre el cauce del río Guadalupejo para la construcción de la presa y embalse que abastecería de agua y refrigeraría la central prevista en la provincia de Badajoz.

Los trabajos de desmantelamiento de la central terminaron en 2001. Se derribaron los edificios administrativos y algunas de las grandes naves ideadas para almacenar la maquinaria que se iba a instalar en la nuclear. Pero otras destinadas a almacenes generales las compró el Consistorio de Valdecaballeros hace unos años. «Las sacamos a subasta y dos de las siete naves están ocupadas, una por una empresa de envases y otra de cosméticos. Nuestra intención es que las siete puedan ser ocupadas para actividad empresarial», define Gregorio Rodríguez.

El pueblo y la comarca miran ahora con esperanza poder explotar en buena medida las 2.500 hectáreas de la nuclear que llegarán a la Junta en breve. Poder albergar grandes plantas fotovoltaicas es una posibilidad de la que siempre se ha hablado. En su entorno, de hecho, ya existen.

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La cesión de los terrenos e instalaciones de la central a la Administración regional se está tramitando. La Consejería de Hacienda y Administración Pública y el Ministerio para la Transición Ecológica están negociando y estudiando las condiciones de la cesión de estos activos, se apunta desde el Ejecutivo de Vara.

«Aún no se ha acordado ningún destino concreto para los activos que se transfieran a la Junta y, por tanto, no existe ningún proyecto sobre la mesa. Una vez que se produzca la cesión se analizarán todas las posibilidades de explotación futura», finaliza el Gobierno regional.

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