«Desde que falleció la madre, Rafa no dejaba que nadie entrara en casa, ni la familia»

Juan Luis, el hijo de uno de los primos hermanos, señaló a HOY que «tanto mi padre como mis otros dos tíos están muy apenados por lo que ha ocurrido en la familia; condenan tanta violencia, acudirán a despedir como se merecen en el cementerio a los dos fallecidos y se interesarán por todo lo que le pueda ocurrir a Rafael a quien, en familia, le llamamos el Nene».

Sobre la relación de los primos hermanos con los Gilda, explicó que no había sido fácil desde la muerte, hace ya años, de la madre de los hermanos que vivían juntos en la casa número 48 de la calle San Cristóbal.

«La madre era una gran mujer que tuvo una excelente relación con los vecinos y con mucho esfuerzo sacó adelante una familia con tres hijos varones. La casa –añade–, se la dejó su madre al Nene. Mi padre intentó, en varias ocasiones hace ya algunos años, interesarse por la manera de vivir y los problemas del Nene, pero cada vez que iba a la casa, este le daba con las puertas en las narices: no permitió que entrara nadie en esa casa ni siquiera de la familia».

Con todo, reconoce que la relación de la familia con el ahora fallecido Quiquín, era mucho mejor: «Era más sociable, un encanto de persona. Estaba muy tocado después de la separación de su mujer y vivía en la casa, pero solo con el derecho a la habitación». Con el mayor Antonio también les unía el lazo familiar.

La relación entre los hermanos no era mala y tanto Antonio como Quiquín querían mucho al hermano pequeño, según cuenta este familiar: «Se preocupaban mucho de él sobre todo desde que comenzó a ponerse mal, lo llevaban al médico cuando lo necesitaba y no creo que les pasase por la cabeza que su Nene hiciera una cosa así».