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José María Guisado Monge, de 52 años (29 de noviembre de 1972), es uno de los alfareros más jóvenes que todavía tiene Salvatierra de los Barros, la localidad de referencia alfarera en Extremadura. Es el continuador de una saga alfarera que acumula cuatro generaciones en su familia, creadores a través del barro de figuras y piezas que gozan de reconocido prestigio en la región y fuera de nuestro territorio. La familia Dominguín Bosé (Lucía, Miguel...) o la actriz Aitana Sánchez Gijón pueden dar fe de sus habilidades. Hoy, Jose Mari ha recibido en su pueblo un reconocimiento físico, a través de una placa, que en realidad tenía conseguido desde hace dos años pero que hasta ahora no se le había hecho entrega por parte de la Junta. Guisado es uno de los maestros artesanos de Extremadura.
Presidente también de la asociación de alfareros de Salvatierra y vocal en la Federación de Artesanos de Extremadura, mantiene un taller en la céntrica calle San Blas. El 9 de marzo de 2022, vía Diario Oficial de Extremadura, el entonces consejero de Economía, Rafael España, firmó la resolución por la que se nombraba a Guisado Monge maestro artesano de Extremadura.
La petición de esa distinción había llegado a través de la Asociación de artesanos de Mérida y Comarca (Artemeco) en la que están, entre otros, los hermanos Pérez Vinagre, Lorenzo y Juanma, salvaterreños de nacimiento y asentados en la capital de Extremadura desde la infancia. Precisamente Lorenzo Pérez Vinagre es uno de los maestros artesanos con sangre de Salvatierra (sus dos padres son de la localidad de la Sierra Suroeste), al igual que Andrés González Castaño y Cayetano Pérez García.
Jose Mari Guisado ha recibido esta mañana en Salvatierra, de manos de Víctor Píriz, secretario general de Economía, Empresa y Comercio de la Junta, la placa con el reconocimiento artesano. Lo ha hecho dentro del marco de la Feria Ibérica del Barro y la Alfarería que alcanza este año su 28 edición. Su alfar está especializado en la elaboración de ollas y cazuelas refractarias, platos y vajillas vidriadas y decoradas con la técnica antigua de la copa y la pala.
La trayectoria profesional de Guisado está salpicada de premios. El más importante lo recibió en 2015, el primer premio de Artesanía de Extremadura, en su categoría de artesanía artística. Fue en la decimosexta edición de este galardón que promueve la Administración regional. También ha sido finalmente en esa misma categoría y premio en la edición de 2013.
El alfarero salvaterreño también ha ganado el primer premio del sexto concurso de la Alfarería y Cerámica correspondiente a la decimosexta edición de la Feria Ibérica de la Alfarería y el Barro en el año 2010. También ganó el primer premio en 2006 en el decimosegundo certamen de esa cita. Igualmente recibió el primer premio del segundo y quinto concurso de artesanía de la Diputación de Badajoz en 2005 y 2008, respectivamente.
En su currículo figura también haber recibido un accésit en 2010 de la Cámara de Comercio de Cáceres el primer premio extraordinario a la pieza tradicional de la Junta de Extremadura en 2.002.
Aparte de publicaciones y su trabajo diario, José María Guisado Monge ha participado en el un proyecto de la Junta llamado 'De artes'. Un proyecto en el que diseñadores y artesanos colaborando para nuevas creaciones. Su diseñador fue Pete Sans. «Nuestro trabajo se basó en la fabricación de vajillas cuadradas con el fondo redondo, enfriadores y floreros con una duración de 40 horas. Fue en entre mayo y junio de 2003», recuerda el salvaterreño.
En una entrevista en HOY en 2006 se le preguntó cómo tenía poder un mejor futuro lo artesanal. Guisado respondió que algo fundamental era la «concienciación de la gente. Las personas deben saber que hacemos productos hechos a mano, únicos, irrepetibles, con un valor artístico y cultural. La artesanía es un producto cultural y una tradición que jamás debería perderse».
La semana pasada agregó otra reflexión. «Las piezas de alfarería están en auge, con una demanda tremenda, como es el caso de la restauración que cada vez hace más encargos para la decoración de sus platos», esbozó. Pero concluyó que hay falta de profesionales «y no olvidemos que la alfarería es un patrimonio cultural en Extremadura». Solicitó a las administraciones la creación de una escuela de alfarería y ayudas económicas para los aprendices.
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