Indignación en Bohonal de Ibor al encementar la Junta un puente de piedra

Los vecinos de Bohonal de Ibor llevan dos disgustos seguidos en pocas semanas, que han venido a alterar el habitual sosiego de esta pequeña población y a convertirse en sus principales temas de conversación. El primero al comprobar como algún desaprensivo se llevó las tablas horizontales de madera que formaban el cierre perimetral del monumento romano de los Mármoles de Talavera la Vieja, que tanto tiempo y tantas reivindicaciones había costado conseguir. El segundo, la chapuza que consideran ha hecho la Junta de Extremadura en el puente de las Veredas, que salva el río Ibor entre Bohonal y Mesas, al cubrir la piedra original con cemento.

El puente romano --como se le conoce en Bohonal aunque no está claro que lo sea- era un pequeño y coqueto puente de piedra situado a pocos metros del metálico de la carretera que une Bohonal con Mesas de Ibor, y que según los vecinos apenas se utilizaba salvo, quizá, por algún pescador o alguna pareja necesitada de momentos de intimidad. De hecho, no se tiene constancia de que se haya producido algún accidente en las últimas décadas. Vamos, que en su opinión no suponía ningún peligro, «porque no transitaba casi nadie por sus piedras».

Una estampa típica

Según añaden 'la puente', como también se le conoce, era una bonita estampa típica del pueblo que aparecía en calendarios o publicaciones, en especial cuando suben las aguas del Ibor por la lluvia. Ahora esa estampa es muy diferente.

«Es un patrimonio del pueblo, o lo era, porque han echado un cemento mal echado y se lo han cargado, se lamentan esos vecinos. Además para nada, porque ahora tampoco es más seguro, ya que la barandilla metálica que han puesto está un poco suelta y si empujas mucho puede llegar a caerse».

Todas esas críticas se las trasladamos al alcalde, Isidoro Díaz, que está básicamente de acuerdo con quienes se han dirigido al HOY para denunciar lo ocurrido e igual de enfadado por entender que no tiene sentido lo que se ha hecho por parte de la dirección general de Patrimonio.

«No han contado con nadie, porque a los ayuntamientos ni nos han pedido permiso ni nos han informado de nada. Y así ha salido. Es una pena como ha quedado», afirma.