Los Negritos plantan cara al mal tiempo y danzan un año más en honor a San Blas

Ni la lluvia ni el frío ni el viento. A pesar del desapacible día que ayer vivió en Montehermoso, sus vecinos se echaron a la calle para arropar a sus Negritos y celebrar San Blas de la mano de sus danzas ancestrales y la venta de los más de 12.000 cordones de colores típicos que, bendecidos por el santo, protegen de los males de garganta.

Por eso, aunque la meteorología no acompañó, los Negritos cumplieron la tradición junto con los mayordomos de este año, Sabor Añejo, el grupo de folclore de la localidad. Sus 46 integrantes se han ocupado de limpiar, acondicionar y adornar la ermita de San Blas, para que ayer acogiera una de sus celebraciones más importantes, la misa en honor al santo, a la que acuden cientos de vecinos acompañando en pasacalles a los Negritos.

Tras la eucaristía arranca otro en dirección a la plaza, donde tiene lugar el momento más esperado: las danzas ancestrales bailadas por los protagonistas indiscutibles de una fiesta declarada de interés turístico regional desde 2006. Unas con castañuelas, otras con palos y otras más con cintas de colores que solo los Negritos conocen, que como su leyenda pasan de generación en generación para mantener una tradición en la que Montehermoso se vuelca, para que la leyenda no se olvide. Esa que cuenta que hace siglos una familia muy pobre de siete hermanos se acercaba todos los años por el día de San Blas hasta Montehermoso para pedir limosna. Cuando pasaron 16 años ya habían bailado 16 danzas diferentes y al año siguiente se tuvieron que tiznar la cara para evitar que les reconocieran. No les sirvió de nada, pero los vecinos les permitieron regresar todos los años para interpretar sus danzas. Con las caras tiznadas. Como ayer bailaron los Negritos.