Era la cuarta vez que se escapaba de casa, pero nunca más su familia le volvió a ver. Benito Pérez Alonso (Ito para sus ... conocidos) no quería volver al Psiquiátrico de Plasencia, así que el 19 de julio de 1995 se marchó de nuevo de casa de su hermana Máxima, con la que vivía en Cilleros.
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Nunca más se volvió a saber de él... hasta ahora. Este jueves, la Guardia Civil informó de que había identificado los huesos que en 2019 habían aparecido en una finca de Cilleros en el año 2019.
Ante la sospecha de que se podría tratar de Ito, compararon su ADN con el de una de sus hermanas (además de Máxima tenía otra, Antonia). El resultado ha sido positivo.
Según recordó la Guardia Civil en una nota, los hechos se remontan a 1995, cuando se denunció la desaparición de Ito, de 64 años de edad. A pesar del operativo de búsqueda de la Guardia Civil, el desaparecido nunca fue localizado.
Veinticinco años después, el 4 de julio de 2019, varias personas, entre las que se encontraba un agente de la Guardia Civil fuera de servicio, localizaron restos óseos humanos sin identificar en una finca situada en el Paraje de la Sierra de Santa Olalla, a unos cuatro kilómetros de la localidad.
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Esta finca había estado durante años inaccesible debido a su ubicación, en la sierra, y a la vegetación que había. «En el momento en el que se llevó a cabo la limpieza para facilitar el tránsito y la alimentación de ganado se pusieron al descubierto determinadas zonas que antes habían estado ocultas, facilitando así el hallazgo de los huesos», incide la Benemérita. Los restos, que no presentaban signos de violencia, fueron trasladados al Instituto de Medicina Legal de Cáceres.
Dado que todos los indicios apuntaban a que era Benito, los investigadores localizaron a una hermana para que donara su ADN. La muestra fue remitida al Laboratorio de la Comandancia de Cáceres, que realizó un primer trabajo de campo, para ser enviada finalmente al Servicio de Criminalística de la Guardia Civil, con sede en Madrid, que completó el análisis.
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Según contó HOY en 1995, Benito Pérez Alonso contaba con algún tipo de discapacidad psíquica. «No sabe leer ni escribir, ni hacer las mínimas labores caseras», contaba en su crónica el periodista Sergio Lorenzo, desplazado hasta Cilleros.
En los años setenta murió su padre, que fue enterrador del pueblo, y desde entonces vivía solo con su madre, que cuidaba de él.
Pero ella se hacía mayor, y en 1994 la tuvieron que internar en una residencia de mayores de Perales del Puerto porque ya tenía 84 años.
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Ito no soportó la separación. Se fue a vivir a casa de su hermana Máxima, donde ya vivían siete personas.
Durante el año siguiente desapareció tres veces de casa, siempre entre cuatro y ocho días.Cuando le parecía se ausentaba sin decir nada, y su familia llamaba a la Guardia Civil para que fuera a buscarle a la Sierra de Santa Olalla.
Pero la cuarta vez no fueron capaces de encontrarle, a pesar de que la Benemérita usó buzos y perros adiestrados.
Ito había estado antes varias veces en el Psiquiátrico de Plasencia, por eso su familia creyó entonces que se escapaba para no tener que volver. «Nadie será capaz de encontrarme», afirmó una sobrina que le había oído antes de marcharse por última vez.
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