A mucha gente le impresionaba ayer la estampa de los 120 caballos que corrían. «Muchos son de pura raza hispano-árabe o anglo árabe y alguno cuesta más de 10.000 euros», comentaba un jinete. «La verdad es que ha cambiado mucho el tipo de caballo que corre, de 40 años para acá», aseguraba Antonio Cruz, mayordomo de la Cofradía de la Virgen de la Luz, «antes se corría con los animales con los que se trabajaba en el campo, y ahora son caballos para ocio». Son equinos mimados por sus dueños, que los quieren sobre todo para correr el Día de la Luz y también para ir a Guadalupe. En las carreras de ayer, cada caballo podía hacer hasta cuatro carreras.
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La fiesta de Arroyo es una de las más antiguas de Extremadura. Se asegura que se remonta a 1229, cuando en las afueras del pueblo lucharon los cristianos de Alfonso IX con los moros y, según la leyenda, los cristianos ganaron gracias a la luz con la que la Virgen cegó a sus contrarios. Los ganadores corrieron a galope a dar la buena nueva al pueblo y de ahí vienen las carreras.
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