Coria se viste de aventura en el Descenso del Río Alagón

Desde tempranas horas de la mañana, los participantes, provenientes de diversas localidades y con diferentes niveles de experiencia, se congregaron en la ribera del río, preparados con sus kayaks y piraguas. El ambiente festivo se podía sentir en el aire, con familiares y amigos que se acercaron para animar a los palistas y disfrutar del espectáculo.

El descenso comenzó puntualmente a las 10:00 horas, cuando la marea de embarcaciones coloridas se lanzó al agua. A lo largo del recorrido, los participantes enfrentaron diversas dificultades, desde rápidos y remolinos hasta zonas de aguas tranquilas que les permitieron disfrutar del paisaje natural que ofrece el Alagón. La destreza y el espíritu de equipo fueron clave para superar los obstáculos y avanzar hacia la meta.

A mitad del trayecto, en un punto de avituallamiento, los palistas tuvieron la oportunidad de descansar, hidratarse y reponer fuerzas antes de continuar con la segunda mitad del descenso. Los más experimentados aprovecharon este momento para intercambiar anécdotas y consejos, mientras que los novatos escuchaban atentamente y ajustaban sus estrategias.

El evento no estuvo exento de incidentes menores, como vuelcos y choques entre embarcaciones, pero todos fueron manejados con prontitud y sin mayores consecuencias. La seguridad fue una prioridad, con equipos de rescate y primeros auxilios dispuestos en puntos estratégicos del recorrido.

Finalmente, tras más de tres horas de esfuerzo y superación, los primeros palistas comenzaron a llegar a la meta, situada en el Puente de Piedra. Los aplausos y vítores de los espectadores recibieron a cada uno de los participantes, celebrando no solo su llegada, sino también su valentía y determinación. El rostro de cansancio se mezclaba con la satisfacción y la alegría de haber completado el desafío.

Con esta edición, el Descenso del Río Alagón reafirma su posición como uno de los eventos deportivos y recreativos más importantes de la región, prometiendo emociones y aventuras para los próximos años. Mientras tanto, Coria despide a sus visitantes con la esperanza de volver a verlos el próximo verano, cuando las aguas del Alagón vuelvan a llenarse de vida y color.