![Un helicóptero en las labores de extinción del incendio de Jerte, este domingo.](https://s3.ppllstatics.com/hoy/www/multimedia/202207/18/media/cortadas/Helicoptero_agua-kVAB-U170752840671UHI-624x385@Hoy.jpg)
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Ya no hay humo en Jerte. Ni apenas helicópteros ni hidroaviones yendo y viniendo del monte a la piscina del Nogalón, que hubo que cerrar para que recargaran los medios aéreos pero ya ha reabierto. Permanece en la zona, eso sí,un ligero resto de olor a quemado. Viene de la sierra que hay por encima del pueblo y es la huella del incendio que comenzó de una forma, a una hora y en un sitio que hacen que todos aquí, incluida la Junta de Extremadura, tengan claro que fue intencionado. De hecho, la Guardia Civil está ya en la zona investigando las posibles causas.
Los agentes especializados están desde este mediodía en el lugar donde saltó la chispa inicial. Fue a las diez y media de la noche del sábado en la Garganta de los Infiernos, y con dos focos tan cercanos que a la mañana siguiente ya se habían juntado. El primero, en el Horco de Jerte a las 22.30 horas. El segundo, en el pinar de Tornavacas sobre las 22.50.
Entre uno y otro armaron un incendio que reventó las fiestas del Santísimo Cristo y dio continuidad a la ola de calor y fuego que castiga a la región desde hace justo una semana.
Pero este del valle del Jerte tiene poco que ver con los incendios de Las Hurdes y Monfragüe. En estos últimos han ardido unas tres mil hectáreas en cada uno, mientras que el balance en Jerte es mucho menos negativo. 168 hectáreas de robledal, castañar y algo de matorral son las que se han quemado, estima la Consejería.
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Los helicópteros, hidroaviones y aviones anfibios desde el cielo, y los retenes desde tierra -los primeros no son nada sin estos últimos- han permitido ganarla la batalla a las llamas.
«El fuego está controlado», decía este mediodía Gabriel Iglesias, alcalde de Jerte. De hecho, en el lugar ya no hay más rastro del fuego que el trasiego de vehículos del Infoex y la UME (Unidad Militar de Emergencias) y algunos helicópteros sobrevolando la zona pero con la helibalde recogida.
Afinando la vista y desde lejos, en algún momento de la mañana podía verse un pequeño rastro de humo, que a mediodía ya había desaparecido. El mérito de haberlo echado abajo corresponde al despliegue de medios rápido y eficaz que los vecinos coinciden en resaltar. «Si no hubiera habido un despliegue como el que ha habido, tan rápido y tan grande, todavía estaría el monte ardiendo», resumía María Felisa Buezas este lunes, el día en el que Jerte empezó a recuperar la normalidad tras un fin de semana que tenía que haber sido de fiesta y lo fue de incertidumbre y miedo.
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