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Jesús Pulido, en el suelo, durante un momento de la ceremonia.

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Jesús Pulido, en el suelo, durante un momento de la ceremonia. jorge rey

Coria-Cáceres arropa a su nuevo obispo en una ordenación marcada por la pandemia

Monseñor Jesús Pulido Arriero toma posesión de su cargo y apela al protagonismo que los laicos deben desempeñar en la Iglesia actual

Sábado, 19 de febrero 2022

Vicente Pulido y Victoria Arriero vieron este sábado por televisión desde el asilo de las Hermanitas de los Pobres de Talavera de la Reina, donde residen, cómo su hijo mayor, Jesús, se convertía en el obispo número 119 de la Diócesis de Coria-Cáceres.

El nuevo prelado, de 56 años –este lunes cumple 57–, no se olvidó de sus padres en el discurso que pronunció pasada la una de la tarde en la Catedral de Coria. «Siento su ausencia. Ellos consiguieron hacer de nuestra casa un pedacito de cielo en la tierra, donde mis hermanos y yo experimentamos un amor gratuito de predilección: todos iguales y cada uno especial. Y nos dieron así alas para lanzarnos al mundo y afrontar las dificultades con confianza», dijo Monseñor Jesús Pulido ante un auditorio formado por 500 personas.

Hacía 15 años que Coria no vivía un acontecimiento de esta magnitud. La última ordenación episcopal fue la de Francisco Cerro, antecesor en el cargo de Pulido y actual arzobispo de Toledo. La pandemia y las medidas de seguridad impuestas para prevenir contagios han marcado un acto mucho menos multitudinario que el de 2007, al que asistieron 5.000 personas en una ceremonia celebrada un caluroso 2 de septiembre en el exterior del templo. La de ayer tuvo lugar en el interior y prescindió de rituales como el besamanos que suele poner el broche a este tipo de actos.

El nuevo obispo bendice a los asistentes al término de la ceremonia. JORGE REY

A la pandemia y a la huella que ha dejado en los ciudadanos se refirió también el nuevo obispo. «Este tiempo de pandemia nos ha hecho descubrir la importancia de la cultura del cuidado frente a la cultura de la indiferencia. El coronavirus no es una enfermedad individual sino colectiva; es el género humano el que lo ha contraído, el que está enfermo, y, mientras no se cure todo el cuerpo, hay riesgo de recaídas. Somos responsables los unos de otros. Otras enfermedades de la humanidad tratamos de circunscribirlas a un lugar concreto cerrando fronteras para que no se diseminen: la pobreza, la guerra, la incultura, el hambre, el subdesarrollo, la corrupción… Pero también en estos casos, cuando un miembro está enfermo, todo el cuerpo sufre», dijo.

Por último, visiblemente emocionado por momentos durante su alocución, apeló al papel de los laicos, y de las familias en particular, en la Iglesia actual. «Sin duda, esta es la hora de los laicos, comprometidos en el mundo de la cultura, de la política, de la economía… Con ellos la Iglesia sale al encuentro de todos, sin juzgar, sin condenar, tendiendo la mano, para compartir la vida, las alegrías y tristezas, y llevar el Evangelio a todos los ambientes».

Autoridades asistentes al acto. Jorge rey

Dos años en sede vacante

La ordenación de Jesús Pulido pone fin a los dos años en los que la Diócesis ha permanecido en sede vacante. El nuncio del Papa en España, Bernardito Auza, presidió la ceremonia de Coria y, durante su homilía, trasladó la enhorabuena a Pulido y a Coria-Cáceres. Tuvo además palabras de agradecimiento para Diego Zambrano, que ha ejercido como administrador diocesano durante la ausencia de obispo.

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Un total de 30 prelados participaron en la toma de posesión. Francisco Cerro y Celso Morga, arzobispo de Mérida-Badajoz, concelebraron el acto. Y entre los nombres propios destacados se encontraba Luis Argüello, secretario y portavoz de la Conferencia Episcopal Española; Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres entre 1992 y 2006 y actual administrador apostólico de Plasencia; o el cardenal arzobispo emérito de Madrid, Rouco Varela, entre otros. 150 sacerdotes completaron el acompañamiento.

Entre las autoridades asistentes estaban los alcaldes de Coria y Cáceres, José Manuel García y Luis Salaya respectivamente; la presidenta de la Asamblea de Extremadura, Blanca Martín; Nuria Flores, consejera de Cultura; Carlos Carlos, presidente de la Diputación Provincial de Cáceres, y el presidente del Partido Popular en Extremadura, José Antonio Monago, entre otros. El presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, canceló a última hora su asistencia.

El obispo, acompañado por el arzobispo de Mérida-Badajoz, el nuncio del Papa y Diego Zambrano. Jorge rey

Durante las dos horas y media que duró la toma de posesión no faltaron los ritos que jalonan esta ceremonia, como la imposición de manos de los obispos; la imposición de la mitra (un regalo de la ciudad de Coria); del libro de los evangelios (regalo de sus compañeros de las editoriales de la Conferencia Episcopal Española); la entrega del anillo, que expresa el vínculo especial del obispo con la Iglesia; y del báculo (regalo de su pueblo natal, la localidad toledana de Santa Ana de Pusa).

Hasta Coria viajaron ayer los dos hermanos del nuevo obispo de Coria-Cáceres, Vicente y José Alberto, y sus cinco sobrinos: Pablo, Miguel, María, Vicente y Juan, que participaron en el turno de las ofrendas. «Para nosotros es una alegría muy grande», admitía Vicente. Mientras tanto, a 157 kilómetros de distancia, Vicente y Victoria asistieron desde el asilo a uno de los días más importantes de sus vidas.

Manuel Carrasco, a la izquierda, junto a Jesús Pulido JORGE REY

La mañana en la que Manuel Carrasco se reencontró con su antiguo alumno convertido en prelado

Manuel Carrasco supo que Jesús Pulido llegaría lejos. Fue su profesor en el colegio de Santa Ana de Pusa (Toledo), el pueblo natal del nuevo obispo, antes de que se marchara al Seminario. Ayer siguió desde uno de los bancos reservados por protocolo a los paisanos del prelado toda la ceremonia.

«Yo era el director del colegio. Era muy buen alumno. Hace mucho que no nos vemos pero mantenemos una relación extraordinaria. Son una familia buenísima, tanto los padres como los hermanos. Sabíamos que iba a llegar a obispo. Apuntaba maneras», admitía este maestro jubilado de 78 años, que llegó a Coria el viernes por la noche acompañado de su mujer y su hija.

«Recuerdo que las Matemáticas se le daban muy bien y que era muy simpático», añadía momentos antes del inicio de la ordenación episcopal, que arrancó a las once de la mañana.

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