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«Hoy es un día histórico para Piornal». Con estas palabras resumió este martes Ernesto Agudíez, alcalde de la localidad, el logro alcanzado entre el Ayuntamiento y la comunidad de terrenos La Defensa, integrada por unos 300 accionistas –la mayoría vecinos de Piornal– y hasta ahora propietaria de buena parte del suelo que rodea esta población del Valle del Jerte. Porque el acuerdo entre ambas partes hace posible que por fin los piornalegos sean los dueños de su pueblo. Gastarán 1,5 millones de euros en la adquisición de unas 1.800 hectáreas.
El conflicto con estos terrenos se remonta a mediados del siglo XIX con la Ley Madoz. Tras su promulgación, el 1 de mayo de 1855, el Estado se quedó con las tierras que estaban entonces en posesión de las llamadas manos muertas (clero, órdenes militares, consistorios..) para su venta en pública subasta.
En el caso de Piornal ocurrió que, por Orden Real, se concedieron al Ayuntamiento unas 300 hectáreas que hoy componen la dehesa boyal del municipio, y la parte restante salió a subasta. Según explicó Ernesto Agudíez, tras el acuerdo alcanzado, de las aproximadamente 3.600 hectáreas que conforman el pueblo, el Ayuntamiento ya es propietario de 3.000 y «solo 600 quedan en manos privadas».El pacto suscrito permite adquirir las 1.800 que pertenecían a La Defensa, y que en los últimos años han motivado numerosos pleitos. De hecho, solo en los más de veinte juicios que el conflicto de los terrenos ha motivado, el Consistorio piornalego lleva gastados más de medio millón de euros.
«Después de más de un año de negociaciones, por fin ha sido posible alcanzar el acuerdo. Antes, en otras ocasiones, no lo ha sido porque el precio fijado por la comunidad no se podía asumir», aclaró Agudíez, presidente también de la Mancomunidad de Municipios del Valle del Jerte.
Ahora el coste asciende a 1.540.000 euros, a los que el Ayuntamiento hará frente con fondos propios y con la solicitud de un préstamo bancario de 900.000 euros, con una amortización en 15 años. «Nos permitirá tener la mayor parte del terreno del municipio, adquirir un patrimonio para llevar a cabo numerosos proyectos de desarrollo, que servirán para generar empleo y fijar población». Y, sobre todo, también quiso destacar el alcalde, «para acabar con los conflictos entre los vecinos», que se han ido acrecentando en los últimos años tanto en los juzgados como fuera de ellos.
No en vano, las reivindicaciones y también los enfrentamientos adquirieron más fuerza de la mano de la plataforma ciudadana que se constituyó y que en solo un año llegó a montar una veintena de manifestaciones bajo el lema 'El pueblo, unido, jamás será vencido'.
Desde su puesta en marcha, lo que antes era un sentimiento de enfado desembocó en protestas constantes para conseguir que los terrenos de Piornal fueran del pueblo. Protestaban al ver que los proyectos de mejora no se podían realizar y que otros, que sí se hacían, tenían que ser demolidos por sentencia judicial al haberse ejecutado en suelo no municipal.
Ernesto Agudíez
Es lo que sucedió con el aparcamiento en superficie acondicionado en unos 2.000 metros cuadrados en la zona del polideportivo municipal. Su demolición se produjo hace ahora dos años y la plataforma piornalega llevó a la plaza del pueblo trozos grandes de lo picado y colocó en ellos dos carteles que rezaban: 'Monumento a la vergüenza' y 'Un pueblo crece construyendo y no destruyendo'. El enfrentamiento con la comunidad de propietarios La Defensa crecía. Desde la entidad, su presidente Miguel Cruz, explicaba que le habían concedido terreno al Ayuntamiento en muchas ocasiones, «pero lo que no podemos es dejar que nos quiten lo que es nuestro haciendo obras ilegales».
Las disputas judiciales, continuas desde la década de los noventa, se venían saldando en favor de La Defensa, «porque está bien documentado que las tierras son nuestras, mientras que la Corporación municipal se basa en comentarios de personas», argumentaba entonces Cruz. Por eso urgía la necesidad de alcanzar un acuerdo que pusiera fin de forma definitiva al conflicto de los terrenos.
Es el que ya ha llegado, el que permite que los piornalegos sean dueños de su pueblo y el que, según Ernesto Adugíez, abre un panorama de desarrollo. «Podremos poner solares a la venta a buen precio para que los vecinos construyan sus casas y llevaremos a cabo otros muchos proyectos; entre ellos, el más concretado hasta la fecha es la reconversión de 300 hectáreas, 200 para castaños, para jóvenes agricultores, y otras 100 para vino».
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