96 obras de arte en plena calle. 39 murales y 57 puertas pintadas convierten el paseo por el municipio en una sucesión de sorpresas ante las que es difícil resistirse a sacar el móvil y fotografiarlo todo
Romangordo es un pueblo diferente. No porque en sus calles haya dispensadores de gel hidroalcohólico o mensajes grabados en el suelo recordando a cada paso que hay que usar la mascarilla y mantener la distancia de seguridad. Tampoco porque luzca llamativamente limpio. Ni porque sume ahora más habitantes que hace diez años, que ya es raro teniendo el tamaño que tiene (263 habitantes) y estando en el país en el que está. Tampoco porque el paso de peatones que hay en una de las entradas al pueblo, frente al merendero municipal 'Los toritos', tenga los colores de la bandera LGTBI. Lo que le hace verdaderamente especial es su exposición de arte urbano al aire libre. Son 39 murales y 57 puertas repartidas por todo el municipio. En total, 96 obras que son su mayor atractivo turístico, porque convierte el paseo por sus calles en una sucesión de sorpresas.
En el pueblo ya nadie se sorprende al ver a un desconocido venga a tirar fotos. Miles de personas lo visitan al cabo del año, atraídas por composiciones coloridas, algunas de una complejidad y una calidad sorprendentes. Las firman artistas extremeños que son referentes en este ámbito, como 'Brea' (el placentino Jesús Mateos Brea), 'Sojo' (Jonathan Carranza, de Madrigalejo) o 'Chefo' (David Bravo, de Moraleja).
Ellos firman buena parte de las obras que integran un proyecto que empezó hace un lustro sin grandes pretensiones. Se trataba de darle algo de lustre a algunas fachadas desconchadas que afeaban el pueblo, según explicaba entonces Charo Cordero, exalcaldesa de la localidad y expresidenta de la Diputación de Cáceres, fallecida el pasado diciembre a los 54 años.
A aquellos primeros murales y puertas de garajes, trasteros, naves o viviendas les siguieron otros. Y luego algunos más. Y la iniciativa alcanzó tal éxito que ya roza el centenar de piezas ante las que detenerse. Algunas son trampantojos (composiciones que crean la ilusión de estar viendo algo que en realidad no es), y los hay tan logrados que se presentan como imágenes hiperrealistas que casi invitan a acercarse a la pared a tocar con los dedos y a mirar de cerca el perfil.
La temática es de lo más variada, aunque predominan las escenas rurales y la vida cotidiana en Romangordo (las lavanderas, el herrero, la siega, el ordeño, el arado, el albardero, el zapatero). También las hay que recuerdan a vecinos ilustres, como 'Tío Elías el poeta' o 'Tía María la larga'.
La ubicación de las obras no es casual. Junto a la farmacia y el banco hay un mural que reproduce una antigua botica y un comercio. En la entrada al Ayuntamiento, un sereno da cuenta del último bando del señor alcalde. Y hay poemas de Machado, Gabriel y Galán o Chamizo. Todo ello en un pueblo que tiene también una Casa de los Aromas, un centro de interpretación de la ruta de los ingleses y el Ecomuseo casa del tío Cáscoles.
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