Vecinos de Cabezuela, ayer en la plaza del ayuntamiento. En la foto detalle: Santa Gándara es consolada por otra de sus nietas. David Palma

«No quiero que la Junta me quite a mi nieta, le va a destrozar la vida»

Vecinos de Cabezuela se concentran en apoyo de Santa Gándara y piden que la niña continúe viviendo con ella

Viernes, 28 de septiembre 2018, 07:34

«Soy su abuela paterna, he cuidado de ella desde que nació y conmigo está perfectamente; no hay motivo para que me la quiten, lo sabe el pueblo entero».

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Santa Gándara Domínguez es abuela de Raquel, una niña de cuatro años que mañana sábado debe ingresar en el centro de menores de Cáceres, de la misma forma que lo tiene que hacer su hermano, de siete años. Es la decisión que ha adoptado la Junta.

«No sé qué voy a hacer, estoy desolada y la niña aún no sabe nada; ella quiere estar conmigo y si la tengo que dejar en ese centro, me quedaré en la puerta el tiempo que sea necesario hasta que me la devuelvan», afirma Santa. «Yo la cuido bien, conmigo está como una princesa».

Como ella piensan los muchos vecinos de Cabezuela del Valle que ayer se concentraron en la puerta del ayuntamiento para expresar su solidaridad con esta abuela y mostrar su rechazo a la decisión adoptada por la Junta de Extremadura.

«La niña está feliz con su abuela, son uña y carne», garantiza María José García, familiar de Santa. «La niña está bien con la abuela, esta es la verdad», corrobora Natalio Núñez, alcalde de Cabezuela.

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Raquel cumplirá cinco años en noviembre. Los problemas con las drogas de sus padres hicieron que desde su nacimiento fuera su abuela paterna quien se ocupara de ella. «La he tenido que llevar en tres ocasiones al centro de desintoxicación para que estuviera con su madre y allí ha pasado un tiempo». Pero desde la última Navidad, Raquel está con su abuela. «Me la traje para que pasara esos días con nosotros y me llamaron del centro para decirme que la madre se había ido, así que la niña se quedó conmigo». El pasado febrero firmó la acogida. «Pero hace dos días vinieron de la Junta para decirme que tenía que ingresar en un centro de menores».

La madre de Raquel ya tenía un hijo de otra relación anterior. El menor está a cargo de familiares de ella (Santa es la abuela paterna). «Y según la Junta, como los hermanos no se están viendo, se los llevan al centro de menores». Santa asegura que ha cumplido con el régimen de visitas establecido, pero que desde el inicio del verano no ha sido posible. «He llamado a la otra familia, he ido a su casa, pero ni cogen el teléfono ni abren la puerta; no sé dónde están».

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Ha pedido al juzgado que su nieta no tenga que ir con esta familia, «pero he estado cumpliendo el régimen, aunque la niña no comía los fines de semana que estaba con ellos, porque el juez aún no se ha pronunciado». Afirma que la Junta le da la opción de quedarse con su nieta si también se queda con su hermano. «Pero no solo es que el niño no es nada mío, es que está en la calle y con sus vivencias es como si tuviera 14, ¿cómo voy a hacer vida de él? No puedo, me entierra». Y termina: «Yo quiero seguir cuidando a mi nieta, no quiero que pase más tiempo en centros, antes de desintoxicación, ahora de menores. La Junta me la va a quitar y le va a destrozar la vida, solo tiene cuatro años y está a tiempo de tener una vida normal».

Políticas Sociales garantiza que «la Junta asume la tutela de menores solo y exclusivamente porque hay un riesgo muy grave para su integridad y siempre que hayan fracasado todas las medidas previas».

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