El Valle del Jerte estrena mirador

Cuesta llegar a él, pero el esfuerzo merece la pena. Es el nuevo mirador del Valle del Jerte, que aún no ha sido inaugurado porque ni siquiera está acabado, pero que ya es un reclamo para paseantes y ciclistas. Está en la era de San Bernabé, en el término municipal de Casas del Castañar, y regala una panorámica espectacular sobre buena parte de la comarca. La vista alcanza hasta Plasencia y los molinos de su parque eólico, el primero de la región.

La nueva atalaya la ha construido la Diputación de Cáceres, que ha invertido 60.000 euros con cargo al programa Edusi (Estrategia de Desarrollo Urbano Sostenible e Integrado) de Plasencia y su entorno. La intervención ha incluido vallados y otras mejoras en la zona del Peruétano, que rodea al mirador. En concreto, se ha echado zahorra compactada en algunos de los tramos más empinados del sendero que lleva hasta este nueva azotea en plena naturaleza, que ofrecerá una vista particularmente sugerente en las próximas semanas, cuando las laderas del Valle se llenen del color blanco de los cerezos en flor. En este sentido, hay que recordar que el programa de actos de la fiesta se ha suspendido este año debido a la pandemia.

La nueva infraestructura está compuesta por una pequeña rampa de acceso, una barandilla, asientos (dos de ellos con la forma de tumbonas) y soportes para paneles informativos. Todo ello en acerco corten, el material elegido tanto para los elementos ornamentales como para las estructuras, que incluyen un tejadillo.

La obra fue adjudicada en octubre del año 2019, y comenzó dos meses después, con un plazo de ejecución de medio año que se ha alargado más allá del doble. «Diversos retrasos en la ejecución –explica la Diputación Provincial de Cáceres– han impedido que haya podido ser entregada en plazo, pero se espera que en este mes de marzo quede finalizada y pueda ser puesta a disposición del ayuntamiento de Casas del Castañar».

Pese a no estar acabado, el lugar es ya destino de excursionistas, que llegan principalmente a pie o en bicicleta a través de alguno de los senderos de arena y piedras –también zahorra en varios tramos cortos, los de mayor pendiente– que discurren por la sierra. Llegar a él obliga a hacer un esfuerzo porque algunos de los senderos, que discurren por bosques de castaños y robles, incluye rampas que superan el 10% de desnivel. No es aconsejable intentar llegar en coche, dadas las dimensiones del camino y su firme.