El vecino que interpreta el papel de Peropalo es manteado por sus amigos. DAVID PALMA

Villanueva de la Vera ajusticia al Peropalo

La localidad cacereña celebra su fiesta grande, declarada de Interés Turístico Regional

Martes, 1 de marzo 2022

Entre disparos de escopetas al aire, caras pintadas de negro y cánticos, Villanueva de la Vera celebra este martes de Carnaval su fiesta grande. La localidad cacereña (2.114 habitantes) ajustició por la mañana al Peropalo, el protagonista de la Fiesta de Interés Turístico Regional, ... y continuará esta tarde con los festejos, que tienen como epicentro la plaza del escultor Aniceto Marinas, punto de referencia de un pueblo que lleva dos años seguidos ganando población, lo que le convierte en una 'rara avis' no ya de la comarca o la región, sino del conjunto de la España rural.

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Una parte del secreto que explica por qué el censo municipal crece en vez de menguar está en el poder de atracción que Villanueva ejerce sobre residentes en Madrid, que están a menos de dos horas en coche de esta esquina del mapa extremeño que vive el Carnaval como la gran cita del año.

Que el pueblo está en fiesta, y que esta es diferente a casi todas, se percibe nada más llegar a esa plaza a la que da nombre el artista segoviano que se casó con una paisana. En una de las entradas, sobre lo que semeja ser una antigua picota, luce colgado un hombre de trapo, vestido de negro y con un pañuelo blanco cubriéndole una parte del pecho y de la espalda. Es Peropalo, de quien la leyenda que más ha calado asegura que fue un malhechor al que los vecinos no tuvieron más remedio que castigar por sus faltas. Otras fuentes le adjudican el papel de cobrador de impuestos, y una tercera leyenda afirma que en realidad era un conquistador que tomó por costumbre bajar al pueblo e intimar con las vecinas jóvenes. Hay algunas más que le otorgan otros papeles, todos merecedores de una reprimenda pública carnavalera.

La figura del Peropalo y el vecino que interpreta el papel protagonista de la fiesta coinciden en la plaza. DAVID PALMA

En castigo por cualquiera de esos pecados de leyenda, Villanueva de la Vera le sentenció a ser paseado por el pueblo en burro y luego ajusticiado. Y esta historia es, a grandes rasgos, la que reproduce cada febrero la población verata, cuyo precioso casco antiguo, de callejuelas estrechas con viviendas de arquitectura típica y macetas a derecha e izquierda, no podía estar más animado a las diez de la mañana de este martes.

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En la plaza, los hombres con los blusones típicos, y las mujeres también vestidas para la ocasión, algunas con el traje regional. Unos y otras conversando en corros, a la espera de que llegaran los jóvenes que en ese momento paseaban al penitente a lomos de un burro. Porque hay dos peropalos: el de trapo con cabeza de madera -que se guarda para el año que viene- colgando de la plaza del pueblo, y el humano que recorre las calles en burro. Este último papel le corresponde siempre a un vecino de la localidad, e interpretarlo es un honor al que aspiran muchos locales, que se apuntan para serlo y tienen que esperar unos años hasta que les toca.

Hay también en la fiesta un capitán y una capitana, que se encargan de llevar las riendas de los festejos y se preocupan de que todo salga bien. «El año que me tocó serlo a mí, que fue en 1991, se presentó aquí Brigitte Bardot, la actriz francesa, con ocho o diez hombres, y querían que sustituyéramos el burro por uno de cartón», recuerda Rafael Carrasco, que explica también que la presencia de ecologistas denunciando el maltrato al animal desapareció hace ya unos años.

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Los vecinos de Villanueva de la Vera despiden al burro. DAVID PALMA

Sigue habiendo una corriente de oposición al uso del burro en la fiesta, pero es ya más discreta y se ciñe a Internet. «El animal es el mismo desde hace ya unos años», explica Longinos Escobedo, que conoce bien la fiesta. A su lado, Esteban Morcuende comenta que el pollino vive todo el año en una finca, ocupado «nada más que en comer y beber», y que finiquitadas las celebraciones, se vuelve por donde vino y hasta el año que viene.

Efectivamente, poco después de las once de la mañana, los jóvenes que han acompañado el paseo del Peropalo humano por el pueblo, despiden al burro. Le cantan y agradecen el servicio prestado, y el animal se retira, mientras el pueblo sigue con la fiesta, que continúa por la tarde con los calabaceros y su pasillo en la plaza para hacer el ofertorio. Es, aseguran en el grupo de Longinos, Esteban, Rafael y Domingo Moreno, una cara menos pública del Peropalo, pero tan bonita o más que la famosa. La conocida mucho más allá de La Vera y de Extremadura es esta del burro rodeado por jóvenes. Todos ellos cantan y bailan y beben. Para celebrar el día que esperan durante todo el año.

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