redacción/hoy
Miércoles, 11 de julio 2018, 13:15
El festival internacional situado entre Riomalo de Abajo, alquería de Caminomorisco, en Cáceres, y Sotoserrano en la provincia de Salamanca es conocido mundialmente. Su belleza, en pleno Parque Natural, atrajo en 2016 a los organizadores del Festival que se celebraba en Croacia anualmente, aunque antes de venir a España también eligió Bélgica y Holanda para celebrar dos de sus ediciones, según informa El Norte de Castilla.
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«Es la construcción de una utopía, una comunidad en la que todo es fácil, sencillo, en la que no hay peleas ni conflictos entre unos y otros, sino energía positiva», así describía Javier, un catalán de 37 años, el festival internacional en 2016.
«Las dos últimas ediciones llovió, así que la organización decidió buscar un lugar en el que el buen tiempo estuviera garantizado», señala Fernando Arteaga, representante en el país de la empresa belga. Y dentro de España, el escenario elegido ha sido Las Hurdes. En concreto, el último pueblo de esta comarca, Riomalo de Abajo que hace frontera con Salamanca.
El desarrollo del festival en España fue tan positivo que, hace ya dos años, los organizadores hablaban de la posibilidad de volver a tierras cacereñas. Algo que deseaban las empresas de la comarca, pues fue elevado el impacto económico que este festival de música dejó según los organizadores.
Por el momento están centrados en la celebración del festival. Un evento que, como explicaban Artiaga y Rubén Peters, organizadores del festival de la edición 2018, atrae a una media de 4.500 personas diariamente de 53 nacionalidades diferentes, entre ellas, «Emiratos Árabes, Tanzania, Malasia, Sudamérica (Chile, Ecuador, Brasil, Argentina, Colombia...), Canadá, Francia, Alemania, Isla de Bormeo, Rilanca...» estarán presentes en Las Hurdes. Por el momento, adelantan, ya hay unas 2.000 entradas vendidas, y este año habrá la posibilidad de adquirirlas en el lugar y también de hacerlo por días sueltos o para el fin de semana.
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Todos acorde con el espíritu del Lost Theory Festival, el Festival de la Teoría Perdida, en el que no falta un puesto de Cruz Roja con quirófano móvil incluido que es una opción para disfrutar de la música y de la calma que imprime la naturaleza, de los múltiples talleres que se organizan de yoga, taichí, masajes, meditación, permacultura..., y también de la frontera extremeña-castellana. Algo que notan cada día en Riomalo sus bares y tiendas.
Aunque seguirá la dinámica de hace dos años, con conciertos de música durante 24 horas seguidas en tres escenarios diferentes, también llega con novedades.
Respecto a los escenarios, son completamente nuevos y creados con materiales orgánicos, con el fin de que se mimetice con el entorno. Cada uno de ellos ha sido diseñado por personas de nacionalidades diferentes. Hay uno creado por sudafricanos en colaboración con ucranianos; otro realizado por belgas, alemanes y brasileños, afirma El Norte de Castilla.
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La música que se podrá escuchar en cada escenario es diferente. Así, en el principal habrá música electrónica para bailar. Un segundo escenario contará con música experimental y tecno. Por último, habrá otro escenario con música chill out y étnica.
Entre las novedades hay que destacar que cuenta con un cine de 360 grados con realidad virtual, que se está creando en el propio espacio y es el primero que hay de estas características en Europa. En él habrá tres actuaciones, con proyecciones de 25 minutos.
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Junto a ellos, y como hace dos años, habrá más de una veintena de puestos de venta de artesanía y alimentación, así como cinco restaurantes con comida de todos los países, además de comida vegetariana y begana.
Todos los materiales y elementos que se utilizan son naturales para después reciclarlos. «Somos muy conscientes de que se trata de un paraje natural que hay que cuidar y conservar», añade Fernando Artinaga, y recuerda que cuentan con el sello Effe (Europe for Festivals, Festivals for Europe), iniciativa de la Unión Europea.
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Además, los requisitos para participar son muy claros. «Tenemos una normativa muy estricta, no se puede hacer fuego, ni tener camping gas, ni hacer fuegos artificiales... todo está prohibido por el riesgo que esto conlleva». Respecto a otras normas, la principal es «usar el sentido común», no obstante, al llegar al festival se entrega a los asistentes folletos sobre qué pueden hacer y qué está prohibido como, por ejemplo, meter botellas de cristal.
Se prevé que el impacto económico en la zona, teniendo en cuenta los datos de 2015 en Croacia, puede estar entre los 750.000 y el millón de euros. Sin olvidar lo invertido ya en el acondicionamiento de un espacio con varios escenarios.
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