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Gerry Conlon levanta el puño acompañado de su familia tras su salida de la cárcel en octubre de 1989. :: reutersDaniel Day-Lewis y Pete Postlethwaite en la película. :: R. c.
En nombre de la verdad

En nombre de la verdad

La Justicia británica reabre, 45 años después, el caso de 'los cuatro de Guildford'. Un grupo de irlandeses que fue torturado y condenado por un atentado del IRA en un pub. Pasaron 15 años en prisión

ANTONIO CORBILLÓN

Domingo, 3 de febrero 2019, 10:40

Aquel atentado con bomba del IRA Provisional irlandés en un pub de Guildford (sudeste de Londres) en octubre de 1974 reventó mucho más que un local y cuatro jóvenes vidas. Fue la implosión desde dentro de todo el sistema policial y judicial británico. En octubre se cumplirán 30 años de la puesta en libertad de los cuatro jóvenes norirlandeses falsamente imputados y condenados por ello. Los 'cuatro de Guildford' pasaron 15 años en prisión. Nunca dejaron de preguntar ¿por qué?

Esta semana, el forense de Surrey (cuya capital es Guildford) Richard Travers anunció la reapertura del caso casi 45 años después. Travers ha aceptado los argumentos de KRW, un bufete de abogados de Belfast (Irlanda del Norte) que representa de forma conjunta a los falsos condenados y a familias de heridos y víctimas mortales. Los letrados sostienen que la investigación del atentado se detuvo cuando comenzaron los procesos penales. Nunca se reabrió incluso después de que se reconocieran los errores judiciales.

TAQUILLAZO DE 'EN EL NOMBRE DEL PADRE'

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«No es un caso tan antiguo como para que se lo considere una historia antigua», admitió el forense Travers en su única declaración oficial. También reconoce que «se han escuchado pocas evidencias de cómo se recogieron las pruebas y existe una brecha en el registro público oficial y confiable del asunto».

Tras esta decisión, la Policía de Surrey ha comenzado a catalogar todo el expediente relacionado con el ataque al pub Horse and Groom de Guildford. Ya se han reunido más de 4.000 documentos. Sus mandos actuales aseguran que necesitarán de 12 a 18 meses para completar este proceso. Cuando finalice «se llevará a cabo una evaluación para considerar si la nueva investigación es viable».

Aunque el nuevo giro de un caso que llenó de vergüenza al poder judicial británico ha generado expectación, los magistrados no buscan «identificar a los perpetradores», sino despejar los hechos: cómo se produjo, quiénes estaban con las víctimas o cómo funcionaron los servicios de emergencia. «Tienen derecho a la recuperación de la verdad», rebatió esta decisión el letrado de KRW, Kevin Winters. Es algo. Pero no lo bastante para las familias, que quieren llegar al final.

En el lugar equivocado

Y mucho menos para Paddy Armstrong. «Quiero saber por qué estuve en prisión durante 15 años cuando los que lo hicieron nunca fueron acusados», le dijo a la BBC en diciembre cuando los rumores de reapertura arreciaban. Junto a su novia, Carole Richardson, Gerry Conlon y Paul Hill, era un joven norirlandés que había llegado a los suburbios de Londres a buscarse la vida. Coincidió con una de las olas de violencia más duras del IRA. A Guildford le siguió otra explosión un mes después que mató a dos personas en Woolwich.

A los tres meses de los atentados, una Policía asediada por la opinión pública detuvo a los cuatro. Les arrancaron confesiones a base de amenazas y torturas, sin presencia judicial ni testigos. Los informes falsificados de los agentes completaron las pruebas. Recibieron algunas de las condenas más largas de la historia británica.

Luego, el caso se resolvió en otro escenario. Cuatro miembros del IRA conocidos como el grupo de Balcome Street confesaron ser autores de la cadena de ataques (todos con el mismo patrón) que sufrió la metrópoli. Eso incluía a Guildford y Woolwich.

Pero las alarmas no saltaron. Incluso la justicia británica persuadió a los forenses para que reescribieran las pruebas. «Llevábamos un año en prisión cuando la pandilla de Balcome Street confesó. ¿Qué estaban escondiendo entonces?», preguntaba en diciembre Paddy Armstrong.

Quien ya no podrá hacerlo es Gerry Conlon. Ni su padre, Guiseppe. Su imagen el día que fueron liberados agarrados a su familia quedó grabada en el imaginario británico. Guiseppe viajó a Londres en 1980 para pelear por la inocencia de su hijo y fue encarcelado junto a varios familiares acusado de poseer explosivos. Los agentes confesaron después que 'fabricaron' las pruebas. Guiseppe murió en prisión pero su mujer, Sarah, aun vivió para escuchar el 'mea culpa' del primer ministro Tony Blair. Desde que salió de la celda en 1989, Gerry Conlon recorrió el mundo como apóstol contra la pena de muerte y la defensa de prisioneros inocentes. Incluso visitó en Guantánamo a su último residente, el británico Shaker Aamer. Era su espejo. Conlon murió de cáncer en 2014.

Gerry Conlon, el más carismático de los cuatro falsos culpables, contó su vida en su autobiografía 'Provect Innocent' ('Inocencia Probada').

Jim Sheridan transformó el texto en el guion de 'En el nombre del padre' (1993).

La denuncia contra el entonces modélico sistema judicial británico contó con actores como Daniel Day-Lewis, Emma Thompson o Pete Postlethwaite. Fue nominada a siete Óscar pero no pudo con 'La lista de Schindler' y 'Philadelphia'. No ganó ninguno. Al menos se llevó el Oso de Oro en Berlín.

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