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Darío Menor
Domingo, 13 de abril 2025, 12:09
Aunque cuando salió hace tres semanas del hospital Gemelli de Roma, donde se pasó 38 días ingresado por una bronquitis que luego derivó en una ... neumonía, los médicos le dijeron que tenía que pasarse «al menos dos meses» haciendo reposo, Francisco sigue dando muestras de que no ve la hora de retomar su vida normal. Después de aparecer por sorpresa el pasado domingo en la plaza de San Pedro del Vaticano al final de la misa con motivo del Jubileo de los enfermos, hoy volvió a hacer lo mismo en la ceremonia del Domingo de Ramos, que estaba presidiendo el cardenal Leonardo Sandri, vicedecano del Colegio Cardenalicio y argentino como él. Tras ser llevado frente al altar en silla de ruedas por su enfermero personal, Massimiliano Strappetti, el Pontífice, que no llevaba las cánulas nasales para ayudarle en la respiración que mostró en su aparición de hace siete días, se dirigió a los fieles para saludarles y desearles «un buen Domingo de Ramos y una buena Semana Santa».
La breve alocución de Jorge Mario Bergoglio, en la que eran evidentes todavía ciertas dificultades respiratorias, fue respondida por un aplauso de las alrededor de 20.000 personas que se congregaron en la plaza de San Pedro para participar en la misa que antecede las ceremonias pascuales, el tiempo litúrgico más importante para los católicos junto a la Navidad. Tras la sorpresiva aparición del Papa en la misa de este Domingo de Ramos gana enteros la posibilidad de que esté presente de alguna manera en las celebraciones de la Semana Santa y de que, al menos, pueda impartir su bendición 'Urbi et Orbi' dentro de siete días en el Domingo de Resurrección. El Pontífice, además, lleva realizando varios días otras inesperadas salidas de la Casa Santa Marta, la residencia vaticana donde vive y en la que, inicialmente, se extremaron las medidas de aislamiento para evitar que tuviera nuevos contagios.
El sábado acudió por sorpresa la basílica de Santa Maria la Mayor para depositar un ramo de flores y rezar ante la imagen de la Virgen. Iba en silla de ruedas y no llevaba las cánulas nasales para ayudarle a respirar que mostró en otras ocasiones. El jueves se saltó igualmente el reposo para visitar la basílica de San Pedro, donde comprobó cómo marchaban los trabajos de restauración y rezó ante la tumba de San Pío X, por el que siente una gran devoción. Francisco apareció entonces en el principal templo católico vestido con pantalones negros, una camiseta blanca y cubriéndole el cuerpo con una poncho a rayas negras, lo que generó no pocas críticas. Un día antes, además, recibió también por sorpresa a los Reyes de Inglaterra, con quienes estuvo reunido durante unos 20 minutos.
En la homilía de la misa de Domingo de Ramos, escrita por Francisco aunque leída por el cardenal Sandri, el obispo de Roma invitó a prepararse para la Pascua llevando la cruz «no en el cuello, sino en el corazón», tanto «la nuestra» como la de aquellos «que sufren a nuestro alrededor», también los «desconocidos». Hay, en definitiva, que «tender la mano al que ya no puede más». En el texto que acompaña a la oración del Ángelus, difundido por la Santa Sede, Francisco volvió a pedir la paz en la «martirizada» Ucrania y también en Palestina, Israel, República Democrática del Congo, Myanmar y Sudán del Sur. Invitó igualmente a rezar por las víctimas del accidente en la discoteca de Santo Domingo.
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