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«Con la historia de 'Animal Channel' puedo enseñar los dientes en los Goya»
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«Con la historia de 'Animal Channel' puedo enseñar los dientes en los Goya»

Afincada en Extremadura desde hace 15 años, posee dos Goya y la semana que viene opta a un tercero Maite Ruiz de Austri Directora y guionista de películas de animación

PPLL

Lunes, 8 de febrero 2010, 11:07

Llegó a Cáceres en 1994, de la mano de la Corporación Empresarial. Junto a su marido, Íñigo Silva, fundaron la productora 'Extra', ganadora del primer Premio Goya del cine español a una película de animación. Ya en Cáceres, obtuvieron el segundo con «¡Qué vecinos tan animales!» Ahora reside en Badajoz.

-Dónde estudió Magisterio?

-En Vitoria.

-¿Nació en Vitoria o en Madrid?

-Yo me considero de Vitoria porque mi padre es de Vitoria y mi madre de Madrid. Mi madre, al ir a dar la luz (yo soy la mayor de tres hermanos) fue a Madrid y volvió a los dos días a Vitoria. Cuando yo tenía un año y pico de edad, mi padre tuvo que exilarse, que salir corriendo. Salió hacia Francia y entonces nosotros, mi madre y yo, salimos detrás, al cabo de unos meses, medio sin papeles, y de allí fuimos a Polonia. Nos quedamos hasta que yo tenía siete años.

-¿Su padre se exilió por motivos políticos?

-Sí, sí. Mi padre era del PCE en aquel momento y coincidieron una serie de cosas... Bueno, alguien había encontrado unos papeles en Francia y ya sabes, tuvo que irse. Mi hermana nació en Varsovia, cuando estábamos allí. Y mi hermano de vuelta, en Vitoria.

-¿A qué edad conoció a su marido, Íñigo Silva?

-Pues yo creo que con 23 o 24 años. Y he estudiado en un montón de sitios. Mi padre y mi madre son maestros; bueno, eran, porque se han jubilado. Y cuando ellos cambiaban de colegio, cada año iban a un sitio distinto, pues yo iba detrás. Así que cambiaba todos los años. Estoy muy acostumbrada. Y creo que por eso me gusta el cambio.

-...entonces conoció a Íñigo con veintipocos años...

-Sí, este es un segundo matrimonio. Yo me había casado previamente. También viajé durante mucho tiempo porque mi primer marido tenía que ver con el baloncesto, y luego cuando volví a Vitoria fue cuando conozco a Íñigo y empiezo a escribir. Y a través de la literatura es como contactamos.

-¿Qué cómic era el preferido durante su infancia?

-Pues yo era una gran lectora de cómic. Además, es que me gustaban mucho los cómics de los superhéroes. Y más adelante, con mi trabajo audiovisual, he acabado haciendo la 'Historia del cómic'.

-¿Qué superhéroes, Supermán, Batman, Flash Gordon...?

-Todos. Eran unos cómics pequeñitos, en blanco y negro. Los devoraba. Siempre he leído muchísimo. Ha sido una pasión en mi vida.

-¿Qué impresión le produjo Cáceres la primera vez que la visitó?

-Me acuerdo que la parte antigua me fascinó. Y además pensé: «No voy a parar hasta que venga a vivir aquí». Y es difícil eso en Cáceres ¿no? Recuerdo que dábamos vueltas y vueltas por la parte antigua buscando un sitio donde quedarnos. Y al final tuvimos la suerte de poder alquilar una casa en la Plaza de las Veletas. Fue increíble. Estuvimos allí cuatro años y siempre nos acordamos de la casa y de todos los vecinos con mucho afecto.

-¿Y qué impresión le produjo Badajoz?

-Cuando conocí Badajoz tuve la impresión de una ciudad grande. Es que Cáceres fue fantástico. Era tanta la gente que conocíamos, los amigos... pero amigos de trabajar con ellos y de estar juntos los fines de semana. Era un caldo de cultivo de conversaciones, de discusiones sobre pintura, literatura... Aquí es diferente.

-¿Cuál es la mejor película de animación de la historia?

-[Profunda exclamación]. ¿Sabes qué pasa? Has tropezado con una persona a la que le gusta todo. Entonces, me gustan tantas cosas, que me resulta difícil escoger. Porque me gustan por diferentes razones. Además, yo he ido cambiando, he ido evolucionando. De manera que las cosas que me gustaban antes, ves que algunas resisten mal el paso del tiempo. Al principio, cuando empecé a hacer animación, Walt Disney era el espejo en el que había que mirarse. Con el paso del tiempo, cada vez me gustan más los japoneses.

-¿La estética manga?

-No, de alguna manera participa de la estética esa, pero por ejemplo, 'Ponyo en el acantilado', de Miyazaki, es que es maravilloso. Cada vez me gusta más.

-Ha dicho que da igual donde está asentada su productora porque su cliente es todo el mundo.

-Sí, claro. No solo los clientes, sino que puedes trabajar en todo el mundo. Y cada vez más. Ahora mismo un periodista puede estar en donde esté, que manda su crónica por Internet tranquilamente. De alguna manera, en animación nos pasa lo mismo. Podemos enviar los datos y trabajar con gente que está en un montón de sitios. No obstante, siempre te hace falta el contacto humano. Y luego lo de la venta en todo el mundo es que es fundamental, si no, no se puede seguir.

-¿Qué le ha aportado Extremadura?

-Uff. ¡Tantos amigos! Extremadura es una forma de ver la vida. A través de la gente, sobre todo. De alguna manera, la haces tuya. El clima, por ejemplo. El estar en la calle... Todas estas cosas marcan.

-¿Y usted qué cree que ha aportado a Extremadura?

-Para mí es difícil de responder. No sé, porque yo soy muy buena amiga de mis amigos, y les doy todo lo que soy y todo lo que tengo. ¿A Extremadura? Siempre se nos ha recibido fantásticamente bien. Creo que hemos contado con el afecto de la gente. Y eso hay que devolverlo con tu trabajo. En el caso de la película '¡Qué vecinos tan animales!' yo he sentido una cosa muy especial con los niños en las campañas escolares que hemos hecho. Una cosa que me ha encantado: han hecho suyos a unos héroes que viajan fuera de Extremadura y tienen éxito y son unos reporteros maravillosos. Y de repente he pensado: Estamos creando unos iconos, unos modelos fantásticos para los niños. Creo que es una buena cosa, una buena aportación.

-¿Cree que sus personajes, la cigüeña Caty y el ratón Nicolás, podrán llegar a ser tan famosos como Bamby o Popeye, por ejemplo?

-Me gustaría mucho. Pero seguramente para que eso pueda ser haría falta convertirlos en una serie de televisión. Porque sin la repetición es muy complicado. Aunque en animación lo que sí que creo es que las películas, si están bien hechas, están ahí, y se quedan siempre. Es decir, las pueden ver gente de otras generaciones. El otro día, en Internet, un chico joven hablaba entusiasmado porque había visto en su infancia 'El regreso del viento del norte' y le había influido mucho.

-¿'Animal Channel' es la prueba de que frente a la crisis no valen la pasividad ni el conformismo?

-Desde luego. Yo creo que refleja un poco mi forma de ver las cosas y la de Íñigo. Nosotros somos así. Hay que luchar duro. Y dar cinco pasos para que algo salga adelante. O emprender cinco proyectos para que salga uno. Pero hay que emprenderlos.

-¿Le hubiera gustado haber dibujado alguno de sus personajes?

-Bueno, yo los he imaginado. En ese sentido sí me siento creadora de los personajes. ¿Dibujado? La verdad es que nunca he dibujado bien. Entonces me maravilla cuando veo cómo lo hacen los diseñadores. Me parece increíble.

-Usted defiende el cine de animación dirigido a un público infantil que no es exactamente el público familiar. ¿Por qué?

-Porque yo creo que lo que en un momento determinado puede entretener a un adulto, a un adolescente cuando va al cine, no es exactamente lo mismo que entretiene a un niño; y viceversa. Cosas que a un niño le pueden parecer mágicas, diferentes. muy bonitas, a un adolescente le pueden parecer un rollo. Creo que es muy difícil contentar a todo el público. ¿Qué es lo que ocurre? Pues que al final se suele hacer una mezcla para el abuelo, para la niña... un poquito de cada cosa. Lo que hace el cine americano. Yo creo que cada edad tiene lo suyo y los niños más pequeños también. Ocurre igual con los cuentos.

-¿Un presupuesto millonario es una garantía para hacer una película de calidad?

-Ayuda, por los medios que utilizas, sobre todo últimamente. Pero para contar una historia, no, porque una historia, si la cuentas bien...

-...pero lo importante es contar una historia ¿no?

-Eso por supuesto. Pero cada vez estamos más acostumbrados al espectáculo. Ya no es tanto el cine como el superespectáculo. Por eso auguro que vamos a entrar en una época en la que la técnica permitirá cosas alucinantes en las salas de cine. ¡Hasta olores! ¡Hasta movimiento! Es el espectáculo. Y eso es tecnología punta, dinero. Ahora, contar una historia... Eso es muy viejo [risas]. Eso es tan viejo como el hombre.

-El hombre junto a la lumbre, por la noche, oyendo los cuentos...

-Efectivamente. Y eso nos sigue gustando. Por ello, afortunadamente, no es imprescindible el gran presupuesto.

-Va a por el tercer Premio Goya, aunque en esta ocasión creo que es más escéptica ¿no?

-Creo que soy realista. Porque 'Planet 51' es una película con una factura de animación muy buena. ¿La historia? Nos podemos pelear perfectamente. En ese sentido no tiro la toalla porque me gusta cómo está contada 'Animal Channel'. Y si tengo que comparar... bueno, bueno. Creo que le puedo enseñar los dientes. Ahora, todo lo que es la producción es un mundo. Me parece que el Goya será para 'Planet 51'.

-¿Hay alguna obra de la literatura universal que le hubiera gustado especialmente convertir en película de animación?

-Sí, de Stevenson, el autor de 'El diablo en la botella'. Stevenson tiene una serie de cuentos, de relatos, absolutamente maravillosos. Y tiene uno sobre por qué los animales son como son. Que es de un candor, es tan divertido... Esa serie si me encantaría.

-Por cierto, le gustan mucho los animales. ¿Tiene mascota?

-Hemos tenido. Hasta hace un año o así. Se murió. Era una gatita, y bueno, ahora mi hija Beatriz, que es la pequeña, no hace más que insistir en que tenemos que tener una y probablemente... [risas] se salga con la suya.

-¿Qué le inquieta más, los residuos nucleares y su almacenamiento o el cambio climático?

-En este momento, el cambio climático. Porque el tema del almacenamiento, si nos lo proponemos, podemos conseguir la máxima seguridad para una solución. Porque ahí están. Ahora, el cambio climático es tremendo, porque nos afecta a todos y además yo creo que no sabemos muy bien cómo nos afecta. Y como creo que con las cosas de comer no se juega, tendríamos que tener cuidado con eso.

-¿Le disgustaría mucho si uno de sus hijos se hiciese cazador?

-Conozco a los cazadores y el mundo en el que viven. Pero no, a mí no me gusta la caza. No me gusta matar animales. Pero comprendo que haya gente que lo viva, que lo disfrute. Hombre, no me encantaría, pero respetaría lo que él decidiera.

-¿En qué está trabajando ahora?

-Con 'El tesoro del Rey Midas', que es la continuación de 'Animal Channel'. Los personajes de repente se han encarnado y cada vez son más creíbles. Está siendo muy agradable trabajar en el segundo guión. Eso por una parte. Pero también estamos intentando poner en marcha unos cursos de animación para que haya gente que pueda incorporarse a la producción de la película. Porque en este momento no hay gente preparada. Sin embargo, hay talento y gente que sabe dibujar.

-En Cáceres promovieron algo así y aquí, en Badajoz, han intentado algo similar a una escuela de formación ¿no?

-Sí, pero no lo hemos conseguido. Estamos en ello.

-¿Esa es una cuenta pendiente?

-Sí, porque sabes qué pasa, vienen cantidad de chicos y chicas con sus carpetas a enseñarnos lo que hacen. Y tú dices: qué barbaridad, qué talento. Pero necesitan saber la técnica de la animación. Entonces, a mí me preguntan, «¿Y qué podemos hacer?». Y yo me pregunto. ¿Qué hago? ¿Los mando a Madrid a un curso donde les van a sacar los higadillos, porque son carísimos? Estoy empeñada en sacarlo adelante porque creo que hay gente muy válida.

-¿Y más proyectos?

-Sí, estoy trabajando sobre el proyecto de otra película dedicada a los Derechos Humanos de los niños. Hemos elegido cinco escritores extremeños y cinco escritores vascos. Van a desarrollar cada uno un cuento sobre los diez principios fundamentales que agrupan esos derechos. Están Eugenio Fuentes, Isaac Rosa, Miguel Murillo...

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