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Sá-Carneiro vivió apenas 26 años de una vida compleja y tortuosa. :: HOY
Mário de Sá-Carneiro o el modernismo en Portugal
SOCIEDAD

Mário de Sá-Carneiro o el modernismo en Portugal

Alma gemela y amigo íntimo de Pessoa es una de las figuras más notables de aquel movimiento que revolucionó la literatura portuguesa de principios del siglo XX Tuvo un papel fundamental en la revista Orpheu, que dió el pistoletazo de salida de la modernidad

SUSANA GIL LLINAS Y ANTONIO SÁEZ DELGADO rayadepapel@hoy.es

Sábado, 24 de julio 2010, 12:05

«Modernismo» en portugués se dice de muchas formas y una de ellas, sin duda, es «Mário de Sá-Carneiro». El escritor, alma gemela y amigo íntimo de Fernando Pessoa, y una de las figuras más notables de aquel movimiento que revolucionó la literatura portuguesa de principios del siglo XX, ha acabado, sin embargo, siendo devorado para la propia historia por la fama de su mejor amigo, de aquel que, a la hora de su prematura muerte, se acogió a la sentencia clásica: «muere joven aquel a quien los dioses aman». Fue, efectivamente, el caso de Sá-Carneiro (Lisboa, 1890-París, 1916), que vivió apenas 26 años de una vida compleja y tortuosa, en la que se transformó en emblema vivo del tiempo que le tocó vivir, aquel en el que el arte se relacionaba con la vida hasta confundirse enteramente con ella.

Fue esa exactamente la situación que dominó la existencia de Mário de Sá-Carneiro, nacido en una familia de la alta burguesía portuguesa, huérfano de madre con tan sólo dos años de edad y escritor precoz que empezó a componer poemas en su infancia, cuando apenas contaba doce años. A los diecinueve empezó a estudiar Derecho en la Universidad de Coimbra, pero nunca llegó a acabar ni siquiera el primer curso. En 1912, un año después, se produce un acontecimiento extraordinariamente importante en su vida: conoce al poeta Fernando Pessoa, que se transformará en su mejor amigo y en su mejor confidente y apoyo estético.

Fugaz y brillante carrera

1912 es, también, el año que marca el comienzo real de la obra literaria, si podemos decirlo así, de Fernando Pessoa. En ese año publica en la revista portuense 'A Águia' una serie de ensayos dedicados a las nuevas tendencias de la literatura portuguesa, y empieza su distanciamiento efectivo de la asociación Renacimiento Portugués, cuna de la Saudade lusitana que tenía en Teixeira de Pascoaes a su máximo ideólogo. Tanto Pessoa como Sá-Carneiro comparten, así, el momento en el que arrancan sus carreras literarias, aunque en el caso de nuestro autor se tratase de una brevísima trayectoria de cuatro años, hasta su trágica muerte en 1916.

Esos cuatro años están marcados por la estancia del poeta en París, la capital del mundo en aquel instante, a la que su padre lo envía con la finalidad de que acabe sus estudios superiores. Sin embargo, lejos de acudir con la frecuencia deseada a las aulas de la Sorbonne, Sá-Carneiro se convierte en un paseante baudelaireano que se deja llevar y arrastrar por toda la pasión artística de una ciudad transformada en un auténtico hervidero cultural.

Allí, el joven poeta tiene la oportunidad de conocer de primera mano la actividad de los cubistas y futuristas, entablando un riquísimo diálogo epistolar con Pessoa que ofrece al lector actual muchas de las claves esenciales para comprender el verdadero significado de aquella época sin igual en el curso de la literatura y las artes. En esos cuatro años, influido por cuantas corrientes estéticas y de pensamiento estuvieron a su alcance (simbolismo, decadentismo, futurismo.), Sá-Carneiro construye una obra literaria compuesta fundamentalmente por media docena de títulos: 'Amizade' (una pieza dramática firmada en colaboración con Tomás Cabreira Júnior), 'Princípio' (un conjunto de novelas breves publicado en 1912), 'A Confissão de Lúcio' (su obra en prosa más significativa, de 1913, una nueva novela breve en la que se decanta por las nuevas perspectivas narrativas de la vanguardia), 'Dispersão' (1914, su primer y más significativo encuentro con el mundo de la poesía) y 'Céu em Fogo' (de 1915, una nueva reunión de novelas breves y relatos). En todos ellos, así como en el póstumo 'Indícios de Oiro' (1937), están presentes sus más recurrentes obsesiones: el afán por convertirse en un creador reconocido, sus inquietudes por convertir su propia vida en obra de arte, una relación con la sexualidad problemática y una relación con su propia identidad, en definitiva, plagada de perturbaciones psicológicas y emocionales, que convirtieron su vida en un camino tortuoso, lleno a partes iguales de emociones y de conflictos.

La revolución de 1915

Entre 1913 y 1914 las visitas de Sá-Carneiro a Lisboa de multiplican, como fruto de las hostilidades bélicas que comienzan a desatarse en centro Europa. De ese estrecho contacto con Pessoa, en especial, y con José de Almada Negreiros, surge la revista Orpheu, el auténtico órgano de la literatura de vanguardia en Portugal, en la que tuvo un papel fundamental. Con dos números en la calle y una tercera entrega en pruebas, Orpheu es considerada como el pistoletazo de salida de la modernidad en Portugal, y es también el espejo estético de las preocupaciones de Sá-Carneiro: una revista que une en sus páginas simbolismo y vanguardia, abierta a colaboraciones de los que se conocerán, no mucho tiempo más tarde, como la 'generación de Orpheu'.

Sin embargo, poco tiempo después de la incomprensión a la que la sociedad portuguesa condenó a la publicación y sus colaboradores, provocando una auténtica oleada de textos y manifestaciones contra su espíritu beligerante y vanguardista, Sá-Carneiro, de nuevo en París, entra en una espiral depresiva que le conduce a los callejones más oscuros de su propia existencia vital. Sin conseguir responder de una manera lúcida y cerebral (como hace Pessoa) al laberinto emocional e identitario en el que se encuentra, arrasado por sus propios sentimientos y sin vislumbrar ninguna posibilidad de salida. En medio de ese torbellino, Sá-Carneiro pone fin a su vida de la manera más teatral posible, transformando su propio cuerpo en escenario de su última obra de arte: en una habitación de un hotel parisino, en el barrio de Montmartre, tras vestirse elegantemente y avisar a un amigo para que presenciase el espectáculo, toma cinco frascos de estricnina que acaban con su vida hinchando brutalmente su cuerpo. Mário de Sá-Carneiro se convirtió, así, en el último personaje deformado de su vida-obra, en el mito eterno del Primer Modernismo Portugués, que condujo a Portugal hasta la hora literaria de las últimas propuestas europeas.

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