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Solano se lamenta de una ocasión ante el meta del Logroñés Rubio. :: CASIMIRO MORENO
Sin gol no hay Copa
FUTBOL

Sin gol no hay Copa

El colegiado pitó un penalti inexistente a Ruby y otro discutible a Grillé que hundieron a unos pacenses sin artillería pesada El Logroñés elimina del sorteo al Badajoz desde el punto de penalti

MARCO A. RODRÍGUEZ

Jueves, 9 de septiembre 2010, 11:23

Adiós al sueño. El Badajoz queda eliminado de la Copa del Rey y no tendrá bola en el sorteo de cuarta ronda junto a los grandes clubes de España. Unas 4.000 personas se despidieron en el Nuevo Vivero del torneo del 'Ko' tras ver cómo su equipo pagaba un mal propio y otro ajeno. El primero, común en este arranque de la temporada, es su carencia de gol. Y el segundo fue el árbitro, que le echó una mano en la primera parte con la expulsión de Del Moral y cuando llegaron los aires de compensación quizá se ensañó con los blanquinegros en la reanudación con dos penaltis discutibles. El de Ruby, salvo que la televisión dicte sentencia, inexistente.

Adolfo sorprendía en su once y dejaba en el banquillo dos piezas importantes blanquinegras como Aloisio -el central convertido en goleador en este comienzo liguero- y Tete -el ídolo de la parroquia local y un incordio para los laterales rivales-. Siguió apostando por Ruby como media punta por detrás de un batallador Ortiz, mientras las alas las ocupaban Viyuela y Cardoso. Martín Díaz acompañaba a Sandro en el eje del campo y Marcos Guerrero sustituía a Aloisio en el centro de la zaga.

Inicio esperanzador

No arrancó mal el Badajoz, que dominaba por momentos el partido pese a tener enfrente a un enemigo que le triplica en presupuesto. Cardoso lo intentaba por la izquierda y Ortiz ponía mucha lucha y algo menos de acierto. Suyo fue uno de los mejores acercamientos pacenses cuando tras un saque de banda Cardoso pilla la espalda a la defensa. El balón le llega al delantero blanquinegro, que controla bien pero su disparo se marcha junto al poste izquierdo de Rubio. Antes lo intentaron Ruby, muy adelantado, y Solano, en un saque de falta cuyo remate no vio puerta por poco.

Pero la jugada clave del partido no sería una llegada de gol sino la expulsión del ariete Del Moral por parte del Logroñés. Veía la segunda amarilla tras cometer una falta que no parecía cosa seria. Puede obedecer entonces a que le dijera algo al trencilla. Un lance decisivo porque los colegiados suelen trenzar errores involuntarios con otros que lo son menos, aunque por una causa noble como es la equiparación. A partir de ahí, el partido dejó de ser de guante blanco y se pudo ver alguna entrada que sobraba.

Poco del Logroñés

Del Logroñés poco se puede decir en la primera parte. Subió con interés por el flanco derecho con el cacereño Gaspar, autor además de los lanzamientos a balón parado. En uno de ellos Pagola tuvo que intervenir en dos tiempos, atrapando el esférico antes de que algún avispado lo introdujera en la red.

La segunda mitad comienza con Tete sobre el césped. El técnico del Badajoz ya sabe que puede haber juerga arbitral y poe eso cambia de cartas. Adolfo sienta a Sandro, que además acababa de salir de una lesión y mete más carne en el asador con la presencia del '10' blanquinegro. El pequeño extremo, fresco, tuvo efecto dinamizador en un ataque local que podía pagar en la segunda parte los esfuerzos de dos partidos por semana. Claro que la gasolina también escaseaba en los de Visnjnic, por lo que tuvo que hacer cambios como el de Cevero. Era el momento de apretar en pos del ansiado gol, pero lo cierto es que el Badajoz se lo tomó con paciencia. Arreones sí, pero los justos. La inferioridad numérica hizo retroceder líneas al cuadro riojano, aunque nunca perdió de vista el arco de Pagola que tuvo más trabajo desde los once metros que pro el juego.

El Logroñés sumaba efectivos en las faltas y cuidaba su espalda con recelo, mientras el Badajoz se hacía dueño del choque, pero el gol no llegaba. Viyuela tuvo alguna aparición, pero a cuentagotas. También Ortiz, que en el 63 roba un buen balón y se cuela en el área, pero su disparo es repelido por un acertado Rubio. No tuvo mucha suerte el delantero blanquinegro y el equipo lo pagó caro.

Se suponía que el árbitro estaría peligroso en la reanudación. Y así fue. No dudó en pitar dos penaltis que, cuando menos, son discutibles. El primero, antes del 70 por una mano de Ruby que pareció involuntaria. El segundo, en el 80, supondría la puntilla. Esta vez el infractor fue Grille por un agarrón de esos que se repiten con tanta frecuencia que nos hemos acostumbrado. Eso sí, con el reglamento en la mano, el penalti pudo serlo. Cevero estuvo magistral en ambos lanzamientos y Pagola nada pudo hacer. Estas decisiones encolerizaron el ánimo de la grada, que veían escapar una ronda más de la Copa. Y no era una ronda cualquiera.

Mazazo

Si la primera pena máxima fue un traspié importante en el objetivo global de anoche, el segundo provocó que algunos se marcharan cabizbajos a casa. Desde el 0-1 el Badajoz se vino abajo. La precipitación se apoderó del ataque y maniató la imaginación. Tete pasó casi desapercibido y Etamané no tuvo ninguna ocasión clara. Se acabó el sueño copero. Otra vez será.

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