MARÍA JOSÉ CARRERO
Domingo, 12 de septiembre 2010, 02:31
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Con relativa frecuencia, salta la noticia de un famoso que se opera de hernia de disco. El torero Jose María Manzanares, el actor Javier Bardem y todo tipo de deportistas han tenido que hacer un parón en sus carreras para pasar por el quirófano a arreglarse la espalda. Y es que las dolencias de la columna vertebral son la principal causa de asistencia sanitaria en la población adulta. Afectan al 80% de las personas en algún momento de su vida y generan un gasto anual equivalente al 1,7% del Producto Interior Bruto (PIB) de España. Así lo pone de manifiesto un reciente estudio de la fundación Kovacs.
Dentro de las patologías, la hernia discal es una de las más frecuente y también, más dolorosa. Lo dice Eduardo Álvarez Irusteta. Este traumatólogo y cirujano ortopédico en el hospital de Basurto explica que consiste en la rotura del disco, una especie de 'almohadilla' existente entre vértebra y vértebra. La fractura puede ocasionar el desplazamiento del núcleo del disco hacia los nervios de alrededor de la columna hasta comprimirlos. Las hernias discales más comunes son las que se producen en la parte baja de la espalda y en el cuello. De hecho, el dolor lumbar, con o sin afectación del nervio ciático, es la causa más frecuente de baja laboral en menores de 45 años y nueve de cada diez personas entre 30 y 60 años va a sufrirlo al menos una vez en su vida.
Frente a estos datos negativos, la buena noticia es que «cerca del 88% de los casos se resuelven en más o menos un mes», lo que significa que sólo «el 12% de los pacientes debe someterse a cirugía». Ahora bien, para que esto sea así, el enfermo debe «aguantar el tirón». Esto significa que puede tener que sufrir -y mucho- para recuperarse sin necesidad de pasar por quirófano. «La cirugía es el último recurso», señala el experto. ¿Cuánto hay que esperar? «De mes y medio a seis meses».
El tratamiento conservador incluye analgésicos, anti-inflamatorios, corticoides y antineuríticos para bajar la inflamación del nervio. La terapia farmacológica se puede complementar con «todas las técnicas de rehabilitación a cargo de profesionales cualificados, como la electroterapia, los masajes, la osteopatía y la quiropráctica».
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Álvarez Irusteta enfatiza el término «profesionales» porque el dolor de espalda y «la mucha angustia que suele acompañar el proceso de recuperación» ha generado la proliferación «de engaños» que van desde «las consultas a curanderos a los masajes que da cualquiera, los productos milagro y las técnicas que carecen del respaldo de sociedades científicas», avisa.
En este punto, el traumatólogo advierte de la prevención que se debe tener ante ciertos tratamientos que, desde la sanidad privada, se presentan como la panacea contra el dolor de espalda y que «no están exentos de riesgos». Entre otros ejemplos, se refiere a las mesas de descomprensión tan en boga en los últimos tiempos y que lo que hacen es «manipular las vértebras». Álvarez Irusteta también se refiere a la ozonoterapia, consistente en inyectar esta sustancia dentro del disco intervertebral. «Parece sencillo, pero hay que pinchar en la columna, hay que ir a quirófano y existe el riesgo de infección».
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Acudir a profesionales
Con estas explicaciones, el traumatólogo trata de derribar «mitos» porque ante un intenso dolor que se prolonga durante semanas, la gente echa mano de todo lo que está al alcance de su mano y de su economía. El consejo del experto es claro en este sentido. «Existe un gran desconocimiento social, pero no hay, a día de hoy, ningún tratamiento definitivo al tradicional. Ahora bien, todo aquello que relaje la musculatura es bueno, siempre que la gente se ponga en manos de profesionales. «En los servicios de urgencias vemos a pacientes que llegan con parálisis tras una manipulación vertebral no indicada».
Si el dolor no cesa, no queda más remedio que pasar por quirófano para liberar al nervio de la presión a la que está sometido. La cirugía de hernia discal ha evolucionado en los últimos años. Frente a las incisiones de quince centímetros que se realizaban en la columna, ahora se emplean técnicas mínimamente invasivas para extraer el disco. ¿Riesgos? «Los de cualquier intervención quirúrgica». Y los añadidos como, por ejemplo, que se lesione el nervio. «El resultado a largo plazo es bueno en un 90% de los casos. Pero, transcurridos cinco años, el estado de un paciente operado y el de otro que aguantó es el mismo». Así que, lo mejor es esperar.
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