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PILAR ARMERO
Sábado, 12 de febrero 2011, 10:26
Una Europa moderna y pujante, construida no sólo con el trabajo de los gobiernos sino, también, con el que a nivel individual se propongan hacer los ciudadanos. Esa es la apuesta de Javier Solana y el reto al que envidaba ayer el nuevo Premio 'Carlos V' desde el Real Monasterio de Yuste, con el propósito de continuar avanzando en la construcción europea. «Es mucho lo que se ha hecho y lo que se está haciendo, pero no podemos caer en la autocomplacencia», dijo.
Hay que seguir trabajando, señaló quien fuera Secretario general de la OTAN y Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común de la Unión Europea, que animó a implicarse hasta conseguir una sociedad civil con marchamo europeo, de la que formen parte activa «universitarios, investigadores, empresarios, oenegés, medios de comunicación, gente de la cultura... porque actuar en el mundo es también obligación de los ciudadanos».
El actual presidente del Centro de Economía y Geopolítica Global de ESADE se refería de esta manera al futuro que cree mejor para una Europa que le ha reportado ser merecedor de este reconocimiento que concede la Fundación Academia Europea de Yuste.
«He tenido el privilegio y el gran honor de trabajar por Europa. No sé qué méritos han visto en mí, pero recibir el 'Carlos V' es un nuevo motivo para la acción, para seguir actuando por las ideas que Europa encarna».
Traspasar fronteras
Ese afán europeísta es el que ha visto precisamente el jurado que, por unanimidad, ha determinado que la octava edición del galardón sea para él. Está compuesto por un grupo de personalidades de la política y la cultura, convocados por la Fundación Academia Europea de Yuste que otorga este premio. Entre sus componentes se encuentran Martii Ahtisaari, Marcelino Oreja, Hans-Gert Pötering, además de los anteriores premiados, más el presidente de la Fundación, Antonio Ventura, y el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.
Más allá de la construcción Europea, se refirió a la necesidad de traspasar fronteras y ayudar a países como Egipto o Túnez.
«No podemos desviar la mirada, hemos de acompañarles porque son nuestros vecinos, con los que hemos trabado una relación endomediterránea desde hace años».
El homenaje a Javier Solana se oficializó ayer por la mañana en un acto que estuvo presidido por el Príncipe de Asturias y en el que también participaron los expresidentes de Gobierno, Felipe González, en cuyo equipo estuvo el galardonado; el de Portugal, Jorge Sampaio y el que fuera regidor de Polonia, Aleksander Kwasniewski, además de representantes del gobierno extremeño, capitaneados por el presidente Fernández Vara. No faltaron la ministra de Cultura, Ángeles González Sinde o el historiador de prestigio internacional, Paul Preston.
La segunda vez del Príncipe
Esta ha sido la segunda ocasión en la que el Príncipe ha acudido a la entrega de este premio. Ya lo hizo en 2002, cuando el homenajeado fue el ex presidente soviético, Mijail Gorbachov. En su discurso animó a hacer una valoración de «los 25 años que cumplimos de adhesión a la Unión, un tiempo lo suficientemente amplio para ver, no sólo lo que que Europa ha aportado a nuestro progreso, que ha sido mucho, sino también lo que Europa debe a la apuesta integracionista de España». Un capítulo, este último, en el que se refirió a javier Solana, por su talla y la tarea que ha desempeñado.
«Con el reconocimiento y gratitud que merece su inmensa labor, le felicito de todo corazón, con enorme afecto y admiración».
Una tarea, la desarrollada por el exministro socialista, que se materializó sobre el terreno con cientos de viajes, conversaciones, negociaciones, que demuestran la envergadura de sus esfuerzos. Los Balcanes, Irak, Ucrania, Oriente Medio o Irán, han sido destino permanente para un Solana al que el titular del ejecutivo extremeño se refirió como un hombre tan querido como admirado.
Una persona que en todo este periplo por Europa y más allá de sus fronteras ha hecho buenos amigos. Gestores como el presidente de la Comisión Europea, Durao Barroso, que asegura que «en Bruselas no se han olvidado de este hombre siempre activo y optimista, viajero incansable», al que conoció cuando ambos ocupaban la cartera de Exteriores de sus respectivos países. «Gracias por la contribución que como español del mundo has aportado al proyecto europeo», fue la coletilla final de un discurso en el que destacó su aprecio por el homenajeado.
Lo mismo ocurrió con el del polaco Kwasniewski, encargado de la Laudatio del galardonado. El que fuera presidente de la República polaca (1995-2005) aseveró que no exageraba si decía que si la OTAN tuviese un rostro sería el de Solana. «Un hombre excepcional que ha dejado una huella imborrable en el mundo de la política».
Un galardón dual
Potenciar al máximo el acercamiento entre Extremadura y Europa es el objetivo principal de la Fundación Europea de Yuste, surgida en 1992 con esta inspiración como propósito. La cultura y los aspectos sociales son los vínculos que han creído más apropiados para alcanzar ese fin, ya que consideran que propician «un sentimiento perdurable de pertenencia compartida a una historia y a un patrimonio».
El Premio 'Carlos V' es, junto con la Academia, la principal materialización de la Fundación. No consiste solamente en la distinción de una persona por su contribución a la construcción de Europa, sino que tiene una segunda parte, las Becas de Investigación y Movilidad en temas europeos, que se publicitarán por todos los medios posibles entre investigadores y universitarios que estén preparando una tesis doctoral.
Se contribuye con esta vertiente a fomentar ese espíritu de participación activa en el proyecto europeo entre los ciudadanos de a pie, la clave que Solana daba ayer para una Europa de más identidad.
El premio está dotado con 180.000 euros, de los que 90.000 son para el galardonado, mientras que el resto se destina a esas ayudas para el estudio que lo complementan. El tema de investigación se decide en función del premiado.
Con estas becas no se pretende solo animar el estudio por temas relacionados con Europa, sino también fomentar el intercambio de investigadores, que podrán participar en seminarios que se desarrollarán en el monasterio que Carlos V, precursor de la unidad europea, eligió para pasar sus últimos días.
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