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¿Qué ha pasado hoy, 30 de marzo, en Extremadura?
Derechazo templado de Antonio Ferrera a Mosquetero, el toro indultado de la ganadería salmantina de Garcigrande. :: JOSÉ VICENTE ARNELAS
Ferrera indulta a Mosquetero, un noble toro de Garcigrande
TOROS

Ferrera indulta a Mosquetero, un noble toro de Garcigrande

La terna sale a hombros tras una tarde llena de gestos y en la que el tiempo dio un respiro

JUAN ÁNGEL FRANCO

Martes, 15 de marzo 2011, 10:22

Tras el ayuno taurino mañanero el personal se temía algo parecido por la tarde pero la lluvia pareció olerse lo que podía pasar y dío un respiro para que la corrida pudiera celebrarse y cerrar la feria taurina de Olivenza.

Con lo presenciado hasta la muerte del tercer toro el personal ya se daba por contento y bien empleado el dinero de la entrada. Se estaban divirtiendo y los toreros ya tenían media puerta del triunfo abierta.

En cuarto lugar salió un toro herrado con el número 23 y de 495 kilos de peso según se anunció. Toro un poquito tocado arriba de pitones y que nada más ver la luz de la plaza y un torero esperando se arrancó hacia él a un ritmo vertiginoso encontrándose con un torero de rodillas que le propinó una larga cambiada para levantarse rápido y aprovechar aquel derroche de poder con cinco verónicas.

En varas empujó con un solo pitón, y a la salida del caballo se encontró con otro ramillete de verónicas abrochadas con media.

Digamos ya que el torero era Antonio Ferrera y el toro se llama Mosquetero, del hierro de Garcigrande

Cogió el torero los palos para banderillear y le respondió el toro con muchos pies. Tras el primer par, escarbó. El segundo lo clavó tras esperarlo de espaldas, y el tercero, al quiebro y por dentro, junto a tablas. Volvió a escarbar.

Lo brindó Ferrera a Fernando Masedo padre.

Se colocó el matador muleta en mano y el de Garcigrande se fue al engaño a todo trapo y humillando, lo aguantó y metió en la muleta para llamarlo muy largo, desde el platillo, en la segunda serie sobre la derecha que lo hizo bajando mucho el engaño y acompasándose a la velocidad y cadencia del toro que quería comerse la muleta. Cerraba bien las series Ferrera y se distanciaba de nuevo.

Mosquetero buscaba desde lejos el engaño con gran fijeza y hacia él se arrancaba sin resuello. Cuando parecía alcanzarla se encontraba que la olía pero no la alcanzaba por el temple que le marcaba el poseedor de la franela, que lo llevaba muy metido en el engaño. Además lo trataba con mucho tino, lo toreaba pero no engañaba a aquella máquina de embestir.

Se puso a izquierda y siguió en el mismo son aunque con algo menos de recorrido. Algo menos que seguía siendo mucho.

Muy reunida resultó la segunda tanda de naturales una vez aceptada la distancia para volver al pitón derecho por donde le ligó otras dos tandas abrochadas con dos de pecho muy largos. La plaza era un delirio y Ferrera disfrutaba ante ejemplar tan noble, fijo, entregado y sobre todo bravo. De gran duración. Sonaron voces solicitando el indulto. Se le concedió y todavía le pegó Ferrera varias series más a aquel mosquetero que había entregado su bravura como D'Artagnan, Athos, Porthos y Aramis juntos. Pero la tarde no fue eso solamente.

Anteriormente Ferrera había abierto la cita oliventina ante un ejemplar gordo y acodado que metió bien la cara en el capote y que tras un leve picotazo perdió las manos pero mostró su buen tranco y que se desplazó bien en las primeras tandas que el torero le instrumentó con suavidad por sus medidas fuerzas. Tuvo gran fijeza y le pusieron la muleta a media altura para llevarlo despacio. Los naturales fueron limpios, reunidos y legados. Antonio se distanciaba entre tandas para dejarlo coger fuerzas que una vez cogidas le hacían arrancarse pronto al cite del torero que lo recogía firme y asentado en los medios en faena limpia y bien ligada finalizada de media estocada y premiada con una oreja.

'El Juli'había recibido el segundo de la tarde a pies juntos. Tomó el de Garcigrande un picotazo en varas y se dolió en banderillas. Llegó a la muleta rematando con la cara alta y escaso recorrido. Pedía dominio aquella descompuesta embestida y tuvo la mala suerte de encontrarse delante con El Juli, maestro en esas lides que le aguantó los malos modos y le metía la muleta en la cara para llevarlo por donde quería, sobre ambas manos, demostrando que allí quien mandaba era él. Le aguantó los parones y las coladas sin inmutarse, firme de plantas, esperándolo, sacándole los muletazos de uno en uno. La cabeza y las formas de Julián le pudieron a las malas maneras del toro. Faena de poder finalizada con estatuarios y el pase del desprecio antes de una estocada algo desprendida y tres descabellos. Aquel esfuerzo bien mereció la concedida oreja.

Manzanares se había encontrado con un toro bragao y jirón que echó las manos por delante en el capote sin recorrido que se dejó pegar en el caballo y se dolió en banderillas.

Con suavidad y mucho empaque el de Alicante lo fue desengañando a media altura sobre la mano derecha. Repartía bien el toro y lo llevaba con gusto el torero. Le punteó la muleta por el izquierdo, le perdió las manos, y de nuevo se puso a derecha. Dándole ya mas recorrido a los muletazos pero cuidándole las fuerzas por lo que las series eran de tres y el de pecho. Tenía voluntad de embestir el toro pero no le ayudaba el fuelle. Manzanares le puso belleza a los redondos que seguía el noble toro. A la hora de matar optó por hacerlo en la suerte de recibir. Erró la primera vez pero lo consiguió a la segunda. Le piedieron con fuerza la oreja que paseó.

Tras el indulto y tal como se había puesto aquello les hervía la sangre a los compañeros de Ferrera.

Un toro con la cara a media altura que no se fijó en el capote de 'El Juli' se corrió en quinto lugar. Empujó en el peto con la cara arriba y se fue suelto. Escarbó.

A pies juntos y por alto comenzó el medio paisano la faena de muleta obligandolo a tirar de recursos para tratar de someter a aquel ejemplar que no bajaba la cara. Por ambos pitones se puso en series muy cortas y en muy cercanas posiciones hasta que consiguió sacarle lo poco que tenía a base de emplear todo su repertorio indicado para el caso. La muleta siempre puesta delante de los ojos del de Garcigrande hasta que se le entregó aunque protestando. Fue toda una lección de profesionalidad y amor propio que estuvo muy por encima del toro que al final parecía mejor de lo que era. El estoconazo fue de los que se deben enseñar a quien pretenda ser torero ¡Qué barbaridad!

Otra merecida oreja

La tarde se cerró con un toro castaño de buen comienzo al que Manzanares recibió con cinco verónicas guapamente rematadas con media rodilla en tierra. Salió suelto el toro del caballo y apretó mucho hacia tablas en banderillas donde saludó Juan José Trujillo por el tercer par. En toros anteriores lo habían hecho Luis Blázquez y Curro Javier. El toro mostró pronto que era un regalito punteando la muleta, defendiéndose con la cara alta, de embestida descompuesta y cambiante, sin entrega y a la expectativa por si cazaba algo.

A Manzanares no le quedó más que tirar de arrestos y jugársela. Se la jugo tirando de arrestos hasta llegar a ser cogido sin consecuencias en faena de entrega hasta sacarle algunos muy buenos muletazos que aquel toro que no merecía semejante esfuerzo, pero las ganas de triunfar es lo que se le pide a quien quiera ser figura y José María Manzanares las puso todas hasta lograr una estocada antesala de la oreja que le concedieron y que le valía para salir en hombros junto a sus compañeros.

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