TANIA AGÚNDEZ
Sábado, 4 de junio 2011, 03:14
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Cajas, palmas, flamenco y sonrisas, muchas sonrisas. Son los ingredientes que ayer utilizó el colegio Manuel Pacheco, ubicado en la barriada Suerte de Saavedra, para celebrar su Día del Centro. Este año la jornada ha estado dedicada al pueblo gitano, temática que además está siendo abordada en un proyecto documental que está desarrollando el propio centro. Según explica la directora de este espacio, María Isabel Rodríguez, el 45% de los alumnos que estudian en él son de raza calé y, aunque hay muy buena relación entre los pequeños, «siempre resulta positivo que conozcan mejor al compañero que tienen al lado», indica.
Para dar a conocer la cultura calé, familiares de los alumnos de esta raza que estudian en el colegio pasaron la mañana de ayer participando en diferentes talleres con los pequeños. El baile, la música, la gastronomía o la literatura gitana fueron las protagonistas en las aulas. Les enseñaron a bailar flamenco, tocar el cajón, hacer manualidades o realizar elaboraciones gastronómicas. Además, hicieron un diccionario de palabras caló y payas y leyeron cuentos y poemas sobre leyendas del pueblo gitano. «Es una experiencia estupenda. Yo me he encargado de hacer una ensalada gitana, que es muy diferente a la que comen los payos. Lleva lechuga, tomate, pepino y cebolla, pero lo que la hace distinta es el ajo y la pimienta roja», señala Blanca Romero, madre de un escolar del Manuel Pacheco.
Para Manuela Salazar, de la Asociación de Mujeres Romís Calís, esta experiencia es tan positiva que debería de extenderse a otros centros de la ciudad. «Es muy bueno porque además, es una oportunidad que invita a los padres y madres a integrarse y sentirse parte de la comunidad educativa», manifiesta.
«Son actividades con las que se logra un gran enriquecimiento cultural por ambas partes», agrega Emi Vázquez, agente intercultural de la Fundación Secretariado Gitano.
Payos y gitanos cuando se encuentran más unidos es cuando se entienden y respetan. Y ese vínculo nace desde el conocimiento y la comprensión de una cultura hacia otra. Por eso el colegio y la educación se convierten en herramientas indispensables para conseguir que un barrio en el conviven gitanos y payos, sea un lugar adecuado para que los pequeños crezcan. «En los colegios es donde reciben la educación. Es muy importante que todos conozcan la cultura gitana. Todo lo que sea crear espacios de convivencia y de conocimiento de la cultura calé es muy bueno para la sociedad. Es una gran oportunidad tanto para los alumnos como para las familias», destaca por su parte Víctor Beltrán, técnico del programa Desarrollo Gitano del Instituto Municipal de Servicios Sociales del Ayuntamiento de Badajoz.
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En Suerte de Saavedra los gitanos y los payos representan dos mundo con dos culturas y dos ideas distintas, pero que pertenecen a un mismo lugar.
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