J. L. A.
Miércoles, 7 de septiembre 2011, 02:04
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Meterse con los profesores tiene el éxito popular garantizado. De lo que estos días ha anunciado la presidenta de Madrid Esperanza Aguirre, a los sindicalistas extremeños de la enseñanza lo que más molesta es que explota la mala imagen de los docentes «para conseguir resultados políticos y económicos». En Madrid las horas lectivas, de clase, pasarán de 18 a 20 a la semana.
En Extremadura, «como el resto de los funcionarios», la semana laboral de los docentes se compone de 37,5 horas.
Veinticinco de ellas son de permanencia obligada en los centros en secundaria, a razón de 18 para dar clase y otras siete complementarias que se van en guardias (por si hay que sustituir alguna baja), reuniones con el departamento de orientación, con el departamento propio, tutorías con los padres, una o dos reuniones mensuales del claustro por la tarde... Al final según los sindicatos en vez de 25 se puede llegar a 30 horas semanales de permanencia.
Además fuera del centro hay que hacer evaluaciones, actualizaciones, etc.
Las horas lectivas, entre 18 y 20 en la práctica «ni se han tocado, ni se van a tocar», asegura Adrián Vivas de CSIF, y si se tocan «se para la educación», advierte.
Caso de que haya profesores que no cumplen con las horas de permanencia «que actúe la Inspección».
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