De ruta por las ermitas del casco viejo

La ermita de la Soledad, restaurada por completo en 2010, muestra sus encantos durante todo el año. Enclavada en la plaza homónima, a un paso de la Ciudad Monumental, se puede visitar todos los viernes y sábados, entre las 18.00 y las 21.00 horas. Hasta el mes de octubre este templo solo abría durante la Semana Santa. Pero ahora la cofradía que la custodia, la hermandad de la Soledad, ha decidido mostrar su interior de forma periódica. Y, además, pretende que el Ayuntamiento la incluya dentro del circuito turístico. Para eso, ha solicitado al Consistorio que instale en la fachada del edificio una placa explicativa similar a la que luce el resto de construcciones de interés de la parte antigua.

Los hermanos de la cofradía de la Soledad hacen turnos para mantener el templo abierto al turismo y a los fieles. Almudena Holguera, mayordoma de este hermandad, valora que la iniciativa ha sido un éxito. «No sólo se acercan turistas. También entra gente de Cáceres que se sorprende al ver la ermita abierta y les resulta raro», comenta. Original del siglo XIV, el templo fue reformado cuatro siglos después. Su única nave está presidida por un altar barroco realizado en 1730 por Luis González. Alberga en su interior las imágenes titulares de la cofradía, entre las que destacan las tallas anónimas de la Virgen de la Soledad y el Cristo Yacente, ambos del siglo XVI.

En 2010 la cofradía invirtió 36.000 euros en reparar la cubierta y acabar, de una vez por todas, con las humedades. Los trabajos también se aprovecharon para cambiar el suelo del templo, picar los muros de la sacristía y adecentar el edificio. La ermita de la Soledad es una de las cinco capillas que hay situadas en el casco viejo de Cáceres. Las cuatro restantes son: San Antonio, La Paz, El Vaquero y Las Candelas.

De todas estas construcciones religiosas, la que tiene un horario más amplio de visitas es la ermita de San Antonio. Situada en el barrio judío de Cáceres, sus puertas permanecen abiertas en horario de mañana (de 10.00 a 14.00 horas) y de tarde (de 17.00 a 19.00 horas), de lunes a viernes. «Para visitar la ermita llamen a la casa número cinco», alerta un cartel situado a la entrada. En el número cinco vive Visitación Ávila, encargada del mantenimiento del templo. «Vienen muchísimos turistas», apunta Santos Benítez, unido por tradición familiar a San Antonio. En la actualidad, su madre es la mayordoma.

Levantada sobre una antigua sinagoga, la ermita de San Antonio fue sometida hace dos años a una intervención que logró mejorar su aspecto y dotarla de un museo, que ahora acaba de ser ampliado. En las vitrinas se muestra el patrimonio del templo, como los trajes del santo u otras pertenencias. «Queremos hacer folletos con la información de la ermita para los turistas», avanza Benítez. Es recomendable no marcharse de San Antonio sin asomarse a su mirador, que ofrece una buena vista de la Ribera del Marco.

También tiene un horario regular la ermita del Vaquero, enclavada en una de las vías más castizas de Cáceres, la calle Caleros. Abre todos los sábados de octubre a junio. Y además, con motivo de la festividad de la Virgen de Guadalupe, acoge una novena cada mes de septiembre. Está atendida por la familia Moreno-Cebrián, además de por otras vecinas de la zona. Este templo tiene la particularidad de estar levantado en reconocimiento a Gil Cordero, que residió en este enclave. Se trata del pastor al que, según la tradición, se le apareció la patrona de Extremadura.

La ermita de la Paz, ubicada en plena Plaza Mayor, a los pies de la Torre de Bujaco, registra actividad todos los domingos. Pero solo abre para acoger misas y otras celebraciones religiosas. En la puerta hay un letrero que alerta de que este recinto está blindado a las visitas turísticas. Es del siglo XVIII y uno de sus mayores atractivos es su rejería exterior.

El recorrido finaliza en la ermita de las Candelas, situada entre la Plaza de Santa Clara y el puente de San Francisco. Depende de la parroquia de San Mateo y sólo abre durante la festividad de las Candelas, a principios del mes de febrero. El resto del año permanece cerrada. Hay constancia de su existencia desde del siglo XVI y en 1957 fue reconstruida.

«Sería muy atractivo hacer una ruta organizada por las ermitas, puesto que estamos hablando de construcciones de diferentes estilos y con un patrimonio local bastante rico», sugiere el historiador Alonso J. Corrales Gaitán, autor del libro 'Ermitas cacerenses'. Corrales Gaitán recuerda que existía un proyecto municipal para organizar visitas monográficas a estas construcciones, un proyecto que, de momento, ha quedado en el olvido.

La ruta se enriquece ahora con la propuesta lanzada desde la cofradía de la Soledad. Su ermita abre todos los fines de semana. Es una buena ocasión para asomarse al patrimonio menos conocido de Cáceres.