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TOROS

Una de las tres líneas con las que cuenta el encaste Santa Coloma

E.Z.B

Domingo, 18 de marzo 2012, 01:35

Los astados que Mariano Cifuentes criaba en 'Encina Hermosa' eran los únicos que tenían línea Coquilla pura. Para conocer algo más sobre este encaste hay que remontarse a los antecedentes de Santa Coloma. En 1884 Felipe Murube vendió su ganadería a Eduardo Ibarra, quien hizo lo propio un año más tarde. En este caso adquirió la mitad Manuel Fernández Peña. En 1905 fue a parar a manos del Conde de Santa Coloma, quien también se hace con una porción importante de Saltillo.

En la ganadería del Conde de Santa Coloma se llevaban tres líneas por separado y bien diferenciadas: Ibarra, Saltillo y una tercera con un cruce de ambas. Ellas han dado lugar a la línea Joaquín Buendía, Graciliano Pérez Tabernero y por último, Coquilla.

El Conde de Santa Coloma vendió en 1932 su vacada a Joaquín Buendía, cuando se encontraba en horas bajas. Buendía hizo una gran selección desde el punto de vista morfológico y de comportamiento y logró relanzar la misma. Eligió las características más en la línea de Saltillo, disminuyendo el tamaño de las reses y el de sus encornaduras.

Graciliano Pérez Tabernero se hizo en 1920 con casi 150 vacas y dos sementales del Conde de Santa Coloma. Él seleccionó siguiendo la linea ibarreña, con los morlacos más grandes y corpulentos.

Por último, Fernando Freire adquirió en 1823 más de un centenar de vacas y cinco sementales del Condado de Vistahermosa y las unió a ganado de los Cartujos de Jerez de la Frontera. En 1846 se hizo con la vacada Justo Hernández y en 1883 hizo lo propio Faustino Udaeta quien cruzó las hembras con machos de Miura y gozó de mucho prestigio. Sin embargo, en una corrida celebrada en Madrid en 1894, los astados salieron mansos y nada más terminar el festejo decidió matar a todos los ejemplares.

Por su parte Udaeta vendió ganado a Juan Rico, que a su vez traspasó los animales a Andrés Sánchez Rodríguez, que situó la vacada en la finca 'Coquilla'.

Este hierro fue heredado por sus hijos, uno de los cuales (Francisco Sánchez, más conocido como Paco Coquilla) hizo célebre esta varidad de Santa Coloma.

En 1916 compró al Conde de Santa Coloma una punta de vacas y sementales y les dió el nombre de 'Coquilla' el de la propia finca. Al igual que Graciliano Pérez Tabernero, Francisco Sánchez decidió hacer una selección y eliminar la línea ibarreña, siendo los toros santacolomeños encastados.

La ganadería tuvo mucho éxito en los años 20 y 30 del pasado siglo y algunos de los matadores más prestigiosos llegaron a anunciarse con estas reses.

Aunque las líneas varían la morfología, en líneas generales los toros de Santa Coloma son bajos de agujas y más bien cortos. Los de Coquilla son los más pequeños, siendo sus encornaduras de desarrollo medio, recogidos de cuerna y en su mayoría, gachos. La frente es de anchura media y el hocico fino. Los ojos son muy característicos al ser grandes, saltones y muy expresivos, algo que da una sensación de agresividad y hace 'saltar las alarmas' del que se pone delante.

La cabeza es chata y el cuello ancho, muy musculado y con el tronco ancho también y corto. Con respecto a las capas, predominan las negras en la línea Coquilla.

Con respecto a su comportamiento, predomina la agresividad en el campo, algo que también desarrollan en la plaza siendo encastados, repetidores y muy bravos. En la muleta desarrollan sentido, aprenden pronto donde está el cuerpo del torero, por lo cual hay que hacerle las cosas muy bien desde la salida. Una buena lidia es fundamental.

Hay encaste Santa Coloma en ganaderías como la de Joaquín Buendía, Hernández Pla, La Quinta, Pilar Población o San Martín, aunque cada vez escasean más.

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