Cientos de niños siguen las aventuras de las marionetas. Hoy volverán, también al mediodía. :: L. CORDERO
CÁCERES

Gorgorito, un niño de 62 años

Mónica y Juan, los hijos de Maese Villarejo y Pepita Quintero, dan vida a unas marionetas grabadas en el recuerdo de miles de cacereños

ANTONIO ARMERO

Sábado, 2 de junio 2012, 02:19

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En los tiempos de los videojuegos, Cánovas se llenó ayer de niños atraídos por un entretenimiento que apenas ha cambiado en el último medio siglo: las marionetas. En el imaginario colectivo de varias generaciones locales, la mención de las palabras Cáceres y marionetas lleva a la mente una imagen y un nombre: Gorgorito.

Un niño de ojos enormes, pelo rubio rizado, vestido con una camisa de cuadros y un peto que le deja las canillas al aire. «Mi padre decía que era una mezcla de Tarzán y Don Quijote», recuerda ahora Mónica Díaz Quintero, la hija de Maese Villarejo, el inventor de Gorgorito. Él murió, y su viuda recogió el testigo. Hace una década, la mujer se jubiló y desde entonces, el espectáculo está en las manos de sus hijos Mónica y Juan, y de Roberto Cano, el yerno.

«La primera vez que yo manejé los marionetas fue precisamente aquí, en Cáceres», recuerda Mónica. «Era tan pequeña que tenía que utilizar palos para manejarla». «Yo era tan crío cuando empecé -evoca su hermano Juan- que tenía que ponerme zancos».

Los dos acompañaron a Maese Villarejo y Pepita Quintero de aquí para allá, siempre con Gorgorito y la bruja Ciriaca como protagonistas. La familia, de origen madrileño, hizo su primera parada en Cáceres en el año 1950. Desde entonces, han vuelto tantas veces que el muñeco tiene hasta una estatua en Cánovas, junto a Peneque, el otro clásico.

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Los personajes y los cuentos de entonces no son muy diferentes a los actuales, lo que da una idea de la fidelidad de los niños a una propuesta de diversión que pasa de abuelos a nietos. «Vamos renovando los cuentos -explica Juan Díaz Quintero-, para que los niños no sientan que la historia que les contamos hoy o mañana ya la escucharon el año pasado, pero también seguimos incluyendo algunos que son prácticamente iguales a cómo eran hacen más de cincuenta años, y siguen funcionando muy bien».

Lo que él dice se pudo comprobar ayer en el paseo de Cánovas. En torno al escenario situado frente al Quiosco de la Música se juntaron cientos de niños. Y padres. Y abuelos. Las primeras filas repletas, tanto para seguir el espectáculo sentado como para hacerlo de pie. Y un público, además, ensimismado con las aventuras de Gorgorito, la bruja Ciriaca y los demás. Ojos fijos en los muñecos, muecas ahora de risa ahora de preocupación, con las idas y venidas de las marionetas que manejan Mónica, Juan y Roberto.

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Durante la hora que dura el número, los tres están de pie, ocultos tras el escenario, manejando los hilos de la historia que van relatando. «No sólo Gorgorito -tercia Juan-, la bruja Ciriaca también es muy querida». Tanto uno como otro personaje salieron de la inventiva de su padre, que fue creando historias con las que se recorrió España entera y a las que ellos han dado continuidad. Es su forma de vida. «Mi hijo, que tiene doce años y ya se sabe la historia de las marionetas, me dicen 'Jo papá, si es que Gorgorito es tonto, cae en todas las trampas'», cuenta Juan, que esta mañana estrenará en Cáceres junto a su hermana y su cuñado una historia nueva. «Se titula 'El señor de las estacas' -adelanta Mónica-, y es un cuento que hasta ahora no hemos estrenado». Será al mediodía junto al Quiosco de la Música, el escenario elegido este año para Gorgorito, un personaje histórico en las ferias de San Fernando.

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