E. ARENAS
Miércoles, 10 de octubre 2012, 02:51
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Tras meses de altibajos, la fusión de Ibercaja con los grupos de Caja Extremadura (Liberbank) y Caja Badajoz (Caja3), que habría dado lugar al séptimo grupo bancario del país, se ha roto en parte. Y lo ha hecho tras unos días de tensión, de cambios de condiciones y de discretos aunque pronunciados desencuentros. Ayer mismo, Ibercaja confirmó que su camino se separaba del de Liberbank. Lo hizo después de que tras la reunión el pasado lunes del consejo de administración de Ibercaja, la entidad zaragozana resolviese forzar una nueva negociación con Liberbank para asumir una posición de predominio en el proyecto de operación de fusión entre las dos entidades y Caja3.
Precisamente, el proceso de fusión de Ibercaja con este último grupo, formado por Caja Badajoz, Caja Círculo de Burgos y Caja Inmaculada de Zaragoza, sigue adelante. Según confirmó a este diario Francisco García Peña, presidente de la entidad pacense, las entidades seguirán manteniendo contactos en los próximos días.
La decisión de romper con Liberbank tiene mucho que ver con los resultados del test de estrés realizados por la consultora Oliver Wyman a la banca española, que fueron hechos públicos hace un par de semanas. Pero no fue hasta ayer cuando Ibercaja hizo oficial su rechazo a la fusión al no aprobar la segregación de sus activos y pasivos a Libercaja, el banco resultante de la posible fusión, «en los términos previstos en el proyecto común de segregación del 27 de junio».
Los datos de la auditoría, más desfavorables para Liberbank, animaron a Ibercaja a plantear un escenario distinto al acordado hasta ahora. La entidad presidida por Amado Franco exigió asumir la mayoría de la nueva sociedad y encargarse de la dirección.
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Un mayor peso en el gobierno corporativo del banco fusionado, que se traduciría en el derecho a nombrar al presidente y al consejero delegado, limitando el control de Cajastur a una vicepresidencia. Y un mayor peso en el capital, en el que, según el diseño original de la operación -ya descartado-, Ibercaja asumía el 46,5% del capital del futuro banco, Liberbank se quedaba con el 45,5% y Caja3, con el 8% restante.
Además, consideraba necesario el establecimiento de una única sede del nuevo banco en Zaragoza, ya que su traslado a Madrid, acordaron, resultaría negativo para los intereses de la entidad.
Son muchos y muy importantes los cambios propuestos por Ibercaja. Tanto, que el banco de Caja Extremadura, sin confirmar ni desmentir ninguna de estas condiciones, da por roto el acuerdo y se plantea un futuro en solitario.
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Una decisión que parte del convencimiento, aseguran fuentes de la entidad, de que ésta es solvente con o sin fusión. Esa, con toda seguridad, será la idea que hoy trasladará la dirección de Liberbank a los representantes sindicales de la entidad, con los que tiene previsto reunirse por separado a lo largo del día.
Lo cierto es que todas las piedras del camino aparecieron cuando la auditoría puso de manifiesto que en el escenario económico más adverso, Ibercaja necesitaría unas provisiones de capital de solo 226 millones de euros, que podría cubrir sin necesidad de acudir al rescate; mientras que Caja3 debería incrementar su capital en 779 millones y Liberbank en 1.198 millones.
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Fuentes del sector creen que Ibercaja podría digerir Caja3 y su déficit de capital sin mayor problema, por sus propios medios y sin recurrir a ayudas públicas.
Sin convencimiento
Otros expertos admitieron ayer que la posición de fuerza de Ibercaja respecto a Liberbank en los escenarios económicos planteados modificó las reglas de negociación, unas normas que la caja aragonesa «nunca asumió con convencimiento», sino como consecuencia de lo que consideraban una imposición externa.
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El propio presidente de Ibercaja, Amado Franco, poco antes de iniciarse la negociación con Liberbank, había dado por hecho públicamente que los planes de fusión se cerraban con Caja3 ya que, según sus propias palabras, «el tamaño no importaba».
El grupo resultante de la operación -es decir, Libercaja- habría nacido con un superávit de capital en el escenario base de 492 millones de euros, de los que 389 corresponderían a Ibercaja y 103 a Liberbank, mientras que Caja3 tendría un saldo negativo de 188 millones.
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Hay que recordar, también, que la fusión no despertaba simpatías en Bruselas, desde donde se advirtió que un modelo de integración como el que configuraban Ibercaja, Liberbank y Caja3 -tres cajas de ahorros con necesidades de capital- podía ser un error y no el camino idóneo a seguir por estas entidades.
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