P. CALVO
Jueves, 15 de noviembre 2012, 09:37
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Eduardo Antonio Díaz Untiveros no acudió ayer al Juzgado de lo Penal número 2 de Cáceres. No estaba citado, aunque de forma involuntaria era uno de los protagonistas del 'caso Santillana', el del mentalista que se hizo pasar por médico y que ayer fue condenado a 16 meses de prisión, lo que le permite eludir la entrada en la cárcel, como autor de un delito de falsedad documental y otro de intrusismo.
Además, deberá indemnizar al Servicio Andaluz de Salud (SAS) con 54.196 euros, el dinero que cobró por los nueve meses que ejerció como doctor en pueblos de la serranía de Huelva. Y abonará una multa de ocho meses a razón de seis euros diarios, 1.440 euros.
Santillana también trabajó como médico para una residencia de mayores de Villafranca de los Barros y una mutua en Plasencia, desde donde partieron las primeras sospechas al ver sus problemas para interpretar radiografías.
«Llevo cinco años viviendo en un infierno, yo y mi familia. Hemos tenido que vender todo y he perdido empleos cuando se han enterado por los medios de comunicación de mi situación. Tendremos que trabajar todo lo que podamos para poder pagar», aseguró ayer con tono educado pero indignado Juan Carlos Cofrades Santillana una vez concluida la vista oral. Ante los periodistas se declaró «una víctima más» de la 'Red Estudiantes', una trama desarticulada en 2008 que facilitaba títulos académicos falsos en España con dos centros de operaciones, en Alicante y Málaga.
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El juzgado cacereño también condenó ayer a ocho meses por falsificación a José Lozano Márquez, el naturópata malacitano a través de cuya academia Santillana consiguió un falso título de Medicina y Cirugía expedido en Perú, en la Universidad de San Martín de Porres. La documentación falsificada en el país andino correspondía en realidad a Eduardo Antonio Díaz Untiveros, cuyo nombre y apellidos fueron eliminados. El título llegó a ser reconocido por el Ministerio de Educación español.
Así se lo comunicó en diciembre de 2006 al Colegio de Médicos de Cáceres, pese a lo cual el órgano colegial siguió sospechando de la autenticidad del diploma. Santillana no es una persona precisamente desconocida. Al contrario, los espectáculos de ilusionismo realizados le habían hecho asiduo de los medios de comunicación incluso nacionales. «En Cáceres sabíamos que no había estudiado Medicina. Y nos alegra que con la sentencia se deje claro que ha existido intrusismo», declaro ayer Carlos Arjona, presidente del Colegio cacereño que no se rindió ante la respuesta de Educación. Por eso, se aprovechó el viaje de vacaciones a Perú de una doctora para que realizara gestiones en la Universidad limeña, que esta vez negó haber expedido el título de Medicina.
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De esta forma se puso en marcha la maquinaria judicial. La Fiscalía solicitaba inicialmente cinco años de prisión, pero las cuatro acusaciones (colegios de Cáceres y Huelva, fiscal y SAS) y defensa llegaron ayer a un acuerdo que hizo innecesaria la celebración del juicio oral. Se aplicó como atenuante los cinco años transcurridos desde que se destapó el caso. Tampoco constan personas perjudicadas por la acción de Santillana mientras 'fue' doctor.
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