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¿Qué ha pasado hoy, 17 de marzo, en Extremadura?
TOROS

FERNANDO VII PROHIBIÓ LOS TOROS

FERNANDO MASEDO TORRES

Sábado, 29 de diciembre 2012, 01:10

El Rey Fernando VII prohibió la fiesta de los toros durante el paréntesis de la Guerra de la Independencia, a pesar de que en 1801, con motivo de la visita a Badajoz de sus padres Carlos IV y María Luísa de Parma, se celebrara una corrida de toros en los huertos del Convento de San Francisco -actual paseo del mismo nombre-. La misma fue presenciada por ellos, que estuvieron acompañados de Manuel Godoy. Un año después, y por deferencia hacia su propia boda, se volvió a conmemorar el acontecimiento con la organización de cuatro corridas de toros en el mismo lugar, sustituto de la Plaza Alta, aunque hubieron de aplazarlas por la lluvia. La primera de ellas se dejó para noviembre, y las otras tres para el mes de diciembre, obligando a la cuadrilla de José Luis Inclán a permanecer en Badajoz durante esos días, hospedados en la posada de María Benito Durán.

Eso supuso un gasto del picador de 4.418 reales, más el importe de ocho fanegas y tres cuartos de pienso para sus tres caballos; 444 reales por el hospedaje del resto de la cuadrilla, y 1.120 reales para honorarios de los toreros, cuya factura hizo un total de 5.982 reales que abonó la Diputación Provincial de Badajoz. Nadie podía imaginar que 210 años después, esta institución iba a ocupar la presidencia de la Federación Internacional de Escuelas Taurinas, con un Patronato de Tauromaquia de los más admirado del mundo y del que están saliendo primerísimas figuras del toreo, dejando ver la marca de Extremadura en los vuelos de su capotes, y el de su denominación de origen en los flecos de sus muleta, allende nuestras fronteras.

Pues bien, después de que Fernando VII derogara su orden de prohibir los toros en 1815, la afición de Badajoz, junto a los mandatarios de la ciudad, tomaron la decisión de construir una plaza de toros estable. Para ello era imprescindible sacar el dinero de donde fuera. Se acordó formar una comisión al efecto que se entrevistase con el canónico de la catedral y director de hospicios, Serafín Valenzuela, del que consiguieron un préstamo de 10.000 reales con los que se iniciaron las obras del coso taurino de la ciudad, nacido en la ronda del Pilar, frente a la calle Moraleja (actual Ramón Albarrán). Dos años después, en 1817, se puso en uso el ruedo, formando los tendidos cubriendo las laderas de tierra del baluarte, y los palcos en la muralla cubiertas de esteras, se fueron dando festejos hasta el del día 29 de junio del año 1855, en que presidía la corrida el segundo alcalde del ayuntamiento de Badajoz, Pedro Rino.

Aquella tarde, el presidente Pedro Rino se negó aceptar la petición del público exigiendo se le prendieran banderillas de fuego al toro, 'porque solo había tomado dos puyazos'. Ante esta contrariedad, y con los ánimos de los aficionados excitados, parécese que por motivos políticos propios de la época, comenzaron a prenderle fuego a las esteras que conformaban los palcos, y pronto se extendió a la madera que formaban los tendidos provocando el estampido unánime del gentío que salió despavorido de la plaza. Las fuerzas del orden hicieron varias detenciones, entre ellas la del primer matador de toros que tuvo Badajoz, Juan Acosta Hermosell, que presenciaba la actuación de Juan Cuervo Paso, segundo matador de toros, nacido y criado también la capital, que actuaba como único espada en esta corrida, organizada por el cabildo de la catedral a beneficio del hospicio provincial.

En la vida se producen situaciones demenciales, y cuando todo el mundo está loco, ser cuerdo es una locura.

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