M. M. N.
Lunes, 25 de marzo 2013, 09:16
El negocio de la Semana Santa permite respirar a quienes han vivido los últimos meses asfixiados por una crisis sin fin. Ayer, la imagen más esperada para los hosteleros fue la que vieron en la Plaza Mayor o San Juan antes y después de la procesión de 'la burrina'. Con sus terrazas a tope y las barras de los locales sin apenas hueco.
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En la pastelería Isa, su propietaria y otra dependienta no daban abasto. Había cola para comprar. Igual que la había para pedir una cerveza en la Cafetería Cáceres o en El Pato. Unos metros más arriba, junto a los soportales, Eduardo Mayoral aún esperaba el mejor momento. «Por ahora todos miran, pero casi nadie compra», contaba este veterano vendedor del mercadillo de los fines de semana. Lleva 14 años allí. «Empiezo a las siete de la mañana y estoy hasta las ocho de la tarde. Me saco unos 40 euros, aunque a veces no llega siquiera», confiesa. Con la Plaza repleta de público ayer, Eduardo confiaba en hacer una mejor caja que otros domingos.
«Por ahora no, pero espero que esto se anime. Lo que más se nota es que en estos días vienen más turistas. Ellos son los que más compran, los de Cáceres poco». Relojes, discos de vinilo, radios antiguas, monedas... Eduardo ofrece de todo. Y lo seguirá haciendo. El tirón de la Semana Santa le llevará a abrir también el jueves y el viernes.
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