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Imanol Arias.
La mili africana de Pablo Motos
SOCIEDAD

La mili africana de Pablo Motos

El presentador se disfrazaba de Locomía y al rockero Carlos Segarra le ficharon de corneta. Urdangarin alegó una sordera. Un libro repasa el servicio militar de los famosos en Ceuta

JOSÉ AHUMADA

Domingo, 21 de abril 2013, 02:18

Pablo Motos se pasó seis meses mirando la foto de la novia que tenía en la taquilla. El sorteo de la mili le había llevado hasta Ceuta y tardó todo ese tiempo en conseguir el primer permiso para volver a casa. Cuando por fin llegó, su chica le dejó plantado, así que, de vuelta al cuartel, ya no volvió a tener prisas por regresar. Incluso se buscó un trabajito de pinchadiscos en una discoteca -Britanic- adonde acudía por las noches después de escaparse del acuartelamiento vestido «como el más loco de Locomía» para despistar y evitar que le dieran el alto. Quien sabe si ahí nació su vocación artística.

A Carlos Segarra, cantante y líder de Los Rebeldes, le pasó algo parecido, porque a él también le dieron calabazas mientras cumplía allí el servicio militar. Destinado en Regulares, el escuadrón aprovechó sus dotes musicales para enrolarlo en la banda de cornetas, gaitas y tambores. Él, por su parte, dedicó las melancólicas guardias a componer: en una de ellas nació 'Bajo la luz de la luna', que se convertiría en todo un himno en los ochenta.

Son dos de las anécdotas recogidas por el periodista de la Cadena Ser Antonio Martín (Ceuta, 1975) en su libro 'Ceuta Reportajes: historias en blanco y negro', en el que hace un repaso a la lista de famosos que cumplieron con la patria en su ciudad. Aunque lo de la mili suene a prehistoria, han pasado poco más de diez años desde que se abolió (concretamente, el 31 de diciembre de 2001). Hasta entonces, los jóvenes suspiraban aliviados cuando comprobaban en las listas que no les había tocado ni Ceuta ni Melilla, dos de las plazas más temidas. «La dureza del servicio militar dependía del cuerpo que tocara, de quién estuviera al frente... Es cierto que para muchos jóvenes suponía una ruptura en su vida, en sus estudios. Supongo que también era un destino difícil por la lejanía. Carlos Segarra me decía que cuántos padres darían ahora lo que fuera por que sus hijos supieran lo que era eso, aunque solo fueran tres meses», explica Martín.

«Como un descanso»

La lista de nombres conocidos es larga: el actor Imanol Arias, el humorista Josema Yuste, el escritor Juan Marsé y el portavoz del PNV en el Congreso, Josu Erkoreka, marcharon vestidos de caqui por el Norte de África. «Era muy habitual que a la gente de Bilbao nos tocara Cerro Muriano, Ceuta o Melilla, y me lo tomé como un descanso», recuerda el protagonista de la serie 'Cuéntame'. No fue el único en darse a la buena vida, como prueba el caso de José Manuel Ibar, 'Urtain'. El legendario boxeador, ya fallecido, «se limitó a comprar por la mañana el periódico al teniente coronel Zabala y llevarle por la tarde el orden del día», cuenta en el libro. Destinado en Caballería, el Morrosko de Cestona se había visto forzado a interrumpir su carrera sobre el ring.

Claro que no todos se tomaban de una forma tan deportiva ese trago. Ahí está el ejemplo de Iñaki Urdangarin, quien evitó cruzar el Estrecho alegando graves problemas de oído.

A pesar de que el Ejército advirtió en 1993 que su déficit auditivo no era un eximente completo, Urdangarin logró librarse, dos años más tarde, por «sordera completa». En cualquier caso, el supuesto mal, que se había ido agravando con el paso del tiempo, no le había impedido convertirse en una estrella del balonmano: pese a no poder oír las órdenes de su entrenador se las arregló para conquistar con el Barcelona, ese mismo año, la Copa de Europa y la Liga Asobal. «Hasta los sordomudos exageran», comentaba en su informe el médico que le examinó. En 1997, cuando la Casa Real anunció su compromiso con la infanta Cristina, alguien del Ministerio de Defensa se dio cuenta de que era raro que un recluta con prórrogas por ser deportista de élite resultara ser «inútil». Ya era tarde.

El libro de Martín -con prólogo de Carles Francino- reúne todas estas historias y muchas otras que tienen Ceuta como nexo. Son ochenta reportajes, algunos publicados previamente en su blog (ceutareportajes.blogspot.com), que permiten conocer mejor la ciudad y darse cuenta de que nunca fue un destino tan duro.

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