«Era una asignatura pendiente. Fernando Sánchez Marroyo es de la primera promoción de Filosofía y Letras. Ahora es catedrático de la Uex. «En España sobraba dinero, el desarrollo pasaba de largo por aquí y nos dieron la universidad para taparnos la boca»: . :: L. C.
Extremadura

Cuarenta años de Universidad

Había asociaciones para reivindicar la UEx, las autoridades provinciales y locales se implicaron e incluso se incitó a una matriculación masiva en los inicios para justificar la dotaciónLa UEx llegó gracias a una deuda histórica, separó inicialmente las dos provincias y después terminó por cohesionar la región

JUAN LÓPEZ-LAGO

Domingo, 26 de mayo 2013, 11:33

Con más de 85.000 licenciados, la Universidad de Extremadura cumplió la semana pasada 40 años. Quienes no tengan claro qué es la deuda histórica, la UEx es fruto de este concepto que aún manejan como arma de reivindicación nuestros políticos. Si Extremadura tuvo al fin universidad fue para compensar otras carencias, coinciden quienes vivieron de cerca aquel proceso.

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Sus antecedentes estuvieron ligados a la Universidad de Sevilla en el caso de Badajoz y a la de Salamanca en el de Cáceres.

Cuatro décadas dan para mucho. En un principio esta etapa de la historia de Extremadura estuvo teñida, primero por la reivindicación, después por el entusiasmo ante la llegada de los centros adscritos primero y de la universidad al fin extremeña y también por la implicación de las autoridades locales y provinciales, que incluso pagaron los sueldos de los primeros catedráticos. Años más tarde la división en semidistritos alejó a Cáceres y Badajoz al despertar los celos entre ambas provincias cada vez que se añadía una facultad a la oferta de titulaciones. Esta deriva separadora se corrigió para más tarde terminar de cohesionar la región.

El catedrático de Historia Contemporánea, Fernando Sánchez Marroyo, se licenció en Cáceres con la primera promoción de Filosofía y Letras. Entre otras cuestiones, ha escrito sobre los intentos frustrados de crear una universidad en Extremadura y explica que esta concesión por parte del Estado fue para compensar a una región donde la salida más común era emigrar. «Cuando alguien aspiraba a algo, las salidas eran convertirse en Guardia Civil o trabajar en un banco», recuerda Sánchez Marroyo mientras contextualiza la época en que la UEx se hizo realidad recordando el episodio del sargento Píriz, que en Cáceres ordenó retirar una litografía de la Maja Desnuda de Goya expuesta en una librería. Corría 1971 y aquella historia dio la vuelta al mundo.

«La universidad -prosigue- era una asignatura pendiente porque nuestra mano de obra había enriquecido a Cataluña mientras el desarrollo pasaba de largo por aquí. A principios de los setenta España crecía a un ritmo del 6 o el 7%, sobraba dinero y se empezaron a crear universidades. La nuestra fue un poco para cerrarnos la boca», resume este profesor. En su opinión, la llegada de la UEx abrió el camino para avanzar hacia lo urbano y moderno dejando atrás lo rústico y antiguo. Y como muestra del clima de la época cita que ni siquiera estudiando Magisterio en la Escuela Normal se mezclaban los chicos y las chicas en el aula, algo que la UEx consiguió al fin.

El decreto que oficialmente creó la Universidad de Extremadura se publicó en el Boletín Oficial del Estado el 18 de mayo de 1973, pero cinco años antes ya se celebraba el primer paso hacia este hito histórico. Con la retórica propia de la época, la Hoja del Lunes se hizo eco el 4 de noviembre de 1968 del momento en que se inauguraba el primer centro universitario de la región, la Facultad de Ciencias de Badajoz, perteneciente a la Universidad de Sevilla y cuyas aulas se ubicaron en el colegio salesiano Ramón Izquierdo de Badajoz: «Extremadura no ha conocido en los largos años de la paz de Franco, día de más trascendencia histórica que el de hoy. El centro universitario por el que luchó con tanto anhelo la generación presente [...] abre sus puertas para ser el instrumento redentor de la región y palanca que impulse su promoción material y cultural» (sic).

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Tres años después, en 1971, el Consejo de Ministros aprobó la creación del Colegio Universitario de Filosofía y Letras de Cáceres, adscrito a la Universidad de Salamanca pese a la resistencia de esta institución matriz, recuerda la página en Internet de la UEx.

Estos retazos de la historia han sido redactados por alguien que vivió de cerca aquella época: Antonio Ramiro, una de las primeras 30 personas que licenció la UEx, pues aunque él empezó la carrera en Sevilla en 1968, la finalizó en junio de 1973, un mes después de que la UEx existiera de forma oficial, de ahí que su nombre figure en la orla más antigua de la Facultad de Ciencias.

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A finales de los sesenta, recuerda, más allá del bachillerato en Badajoz solo se podía estudiar Magisterio (que aún no era un estudio universitario) o perito mercantil, «de modo que los que teníamos aspiraciones a ser universitarios nos inscribimos enseguida. Yo hice Química porque era lo que había, cuando en realidad me gustaba más la Física».

Matriculándose con más o menos vocación unos y otros respondían así al estado de ilusión y entusiasmo que rodeaba la reivindicación de una universidad para Extremadura, con varias asociaciones creadas únicamente para exigir esta dotación. Para justificar esta concesión estatal las primeras aulas se completaron con facilidad, si bien años después acabarían los estudios más o menos la mitad de los alumnos que se apuntaron el primer año.

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Cuenta Ramiro -desde 1975 impartiría clases en la Escuela de Ingenieros Industriales- que en los orígenes los universitarios de Badajoz estaban más cerca de Sevilla que de Cáceres, ciudad que él visitó por primera vez con 29 años. «Solo cuando aumentó el número de facultades -dice- los profesores empezamos a relacionarnos, pero hasta entonces estábamos tan separados que se nos notaba hasta en el acento, el nuestro era andaluz y el de ellos castellano. Esto cambió con los años y la universidad ha servido, además de para elevar nuestro nivel cultural, para cohesionar Extremadura. No hay más que ver que hoy día nuestros hijos estudian en Cáceres o en Badajoz indistintamente».

En el mismo año 1973, en julio, se creó la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales de Badajoz y en octubre las Facultades de Medicina. En Cáceres se empezó a ofertar Filología (que un año más tarde se transformó en Facultad de Filosofía y Letras) y Derecho.

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Ciencias y letras

A ningún veterano de la universidad extremeña se le escapaba que cuando el decreto del Gobierno estableció que Cáceres se quedaría con las Letras («humanísticas y jurídicas») y Badajoz con las Ciencias («científicas y médicas»), esta división no duraría demasiado. Faltaba ver quién y cuándo rompía la baraja.

Ocurrió pronto, en 1975, con la creación la Escuela Universitaria de Ingenieros Técnicos de Obras Públicas de Cáceres. En 1982 se amplió con la oferta con la Diplomatura de Informática, año en que allí también nació Veterinaria. Roto el esquema inicial, Badajoz empezó a reivindicar la Facultad de Bellas Artes que nunca llegó. Solo la implantación de Biblioteconomía y Documentación, en 1995, compensó la opción de Letras que la capital pacense solo tenía en la Facultad de Educación.

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Una ambiciosa ampliación del número de titulaciones se produjo en 1992, con una oferta entonces de 42 carreras y la intención de adaptarlas a la realidad regional, pero la verdadera explosión del abanico académico ocurrió a partir de que el Estado, en 1995, traspasara a las competencias universitarias a la Junta de Extremadura.

Entre 1995 y 2000 se autorizó elevar la oferta de titulaciones de la UEx hasta 85 en centros propios. Tanta variedad se ha revelado ahora como un gasto excesivo abriendo el debate de si sería conveniente eliminar algunas titulaciones.

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La UEx oferta en la actualidad 55 grados (antes, licenciaturas) y 32 másteres para completar los grados. Este curso tiene más de 25.000 alumnos, la mayoría procedentes de la propia comunidad autónoma.

«La contribución de la Universidad de Extremadura ha sido decisiva en la generación de graduados universitarios y en el proceso de inserción laboral. El 16,85% de la población de 25 a 65 años tiene estudios universitarios en el año 2010. Los ocupados universitarios en Extremadura representan el 22,54% del total de ocupados y han crecido un 168,20% desde el año 1995 hasta 2010», dice el instituto Valenciano de Investigaciones Económicas en su documento 'La contribución socioeconómica de la Universidad de Extremadura'.

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Rafael Rubio tiene 22 años y espera licenciarse este curso en Derecho. Su hermano eligió Salamanca para estudiar, pero él optó por Cáceres, donde vive con sus padres. «Estos cinco años han pasado volando -dice- , la experiencia ha sido muy buena solo por el hecho de relacionarte con otras personas, aunque la mayor parte de la gente son de Extremadura, de pueblos de Badajoz», dice este joven cuyo círculo de amigos es universitario mayoritariamente.

Sin embargo, en la coyuntura actual comparte un problema con Paloma Morada, de su misma edad, procedente de Herrera del Duque (Badajoz) y que se desplazó a la capital pacense hace cinco años para convertirse en Ingeniera Agrónoma, carrera que espera terminar este mes antes de afrontar el proyecto final. Como Rafael, no ve clara su salida profesional. «Dentro de un año mi futuro es incierto», dice él. «Como persona he madurado, -añade ella- me siento más responsable y creo que cualquiera debe pasar por la experiencia de la universidad. En mi caso, me considero preparada para trabajar, no sé si en España o tendré que salir, pero de momento parece difícil, aunque en Extremadura debería de haber posibilidades».

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Según el presidente del consejo de Estudiantes, Felipe González Martín, la UEx no debe olvidar nunca que el alumno es el principal cliente, «y aunque cuarenta años parece mucho en realidad no es nada y quedan muchas cosas por hacer».

En un ámbito que él conoce, es bastante crítico con la falta de implicación del alumnado, «que suele quejarse bastante, pero participa muy poco y en general pasa largo salvo una minoría de 50 o 60 personas».

En la actualidad, la UEx tiene 3.200 trabajadores de los que 1.950 son profesores y el resto personal de administración y servicios (PAS). Su presupuesto anual es de 132 millones, de los que 98 los aporta la Junta de Extremadura.

Otro hito en su evolución fue cuando, a mediados de los ochenta, el PAS empezó a contar en la UEx, cuando obtuvo una cuota del 10% en los órganos de representación.

En 1976 la UEx empezó a consolidar su plantilla y convocó su primera oposición a auxiliar administrativo. Gracia Cárdenas ganó una de aquellas 30 plazas de administrativo a las que se presentaron en torno a cien aspirantes. «El ambiente era el de una gran familia, con muchísimo entusiasmo y ganas por hacer cosas de manera altruista. Por eso los que quedamos ahora estamos muy orgullosos del peso que tiene ahora la UEx, que en cuarenta años ha sido muy positiva para la sociedad extremeña».

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El 6,5% de los matriculados procede de fuera de Extremadura. Sin embargo, el 35,2% de los universitarios con residencia familiar en Extremadura se encuentra matriculado en universidades de otras comunidades autónomas, según el informe 'La contribución socioecómica de la Universidad de Extremadura'

En 1995 el Estado traspasó a la Junta de Extremadura las competencias sobre la universidad. En la actualidad, la administración autonómica aporta el 74% de su presupuesto, que en 2013 asciende en total a 135 millones de euros.

En la actualidad la universidad extremeña tiene cuatro campus (Badajoz, Cáceres, Mérida y Plasencia) con 17 centros propios y 2 adscritos. Este curso tiene 25.178 alumnos y 3.200 trabajadores de los que 1.950 son profesores y el resto personal de administración y servicios.

La UEx oferta ahora 55 grados (carreras) y 32 máster. Los dos últimos grados que ha incorporado son Psicopedagogía e Ingeniería de los Materiales. En el curso 2003-2004 alcanzó la cifra récord de 26.816 estudiantes. Y en el curso 2009/10 la UEx ocupaba el número 22 en cuanto a alumnos de una lista de 69 universidades presenciales españolas.

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