¿Qué ha pasado hoy, 17 de abril, en Extremadura?
En la zona Este han aparecido la rampa y el muro original. :: C. M.
BADAJOZ

La modernidad se adapta a la Historia

El proyecto se ha ido modificando cuando han salido a la luz los restos para conservar e integrar estos elementos en el recinto fortificado La actuación del Fuerte de San Cristóbal se ha visto enriquecida con la recuperación de diversos hallazgos

TANIA AGÚNDEZ

Domingo, 14 de julio 2013, 11:03

Las obras de rehabilitación del Fuerte de San Cristóbal y su transformación en salón de celebraciones y centro de interpretación ha ido sumando valor patrimonial a lo largo de su desarrollo. Las excavaciones y seguimiento arqueológico, realizado por la empresa Alamut y el apoyo de la Dirección General de Patrimonio de la Junta de Extremadura, han permitido sacar a la luz diversos restos. Muros, rampas y pavimentos de diferentes épocas son algunos de los hallazgos que se han podido recuperar durante los trabajos en este enclave.

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El proyecto, firmado por Luis Acevedo Bruno y el estudio Beades, se ha ido modificando cuando han ido apareciendo estos vestigios con el objetivo de conservarlos e integrarlos al recinto fortificado. Es un ejemplo de que la modernidad se adapta a la Historia para facilitar su coexistencia. «La intervención ha sido totalmente respetuosa con el monumento. La restauración de los muros ha posibilitado su consolidación. Por otro lado, los elementos que han ido descubriéndose y su incorporación al enclave posibilitarán hacer una lectura más completa de la evolución del Fuerte», explica José Antonio Espada, arqueólogo de la Dirección General de Patrimonio Cultural.

Junto a la entrada, en la zona Sureste, se ha destapado el arranque del muro longitudinal original del Fuerte, de 1641. «Después de las primeras reformas se retranquea y se levanta un segundo muro», indica Espada. Justo al lado de esta pieza estaba previsto que se habilitara una rampa de acceso al adarve, lo que finalmente han descartado los arquitectos porque ha aparecido una rampa escalonada que construyeron los franceses para subir a las cañoneras. El proyecto contemplaba tres accesos -además de la restauración de la escalera central- y finalmente sólo tendrá dos. «La configuración del Fuerte se mantiene prácticamente igual hasta que lo toman los franceses. Son ellos los que hacen una serie de obras para garantizar la seguridad y dificultar la toma del mismo. Así, recrecen las murallas y el parapeto, excavan el foso y bajan su nivel para darle más profundidad», destaca Espada.

Tanto el muro como la rampa quedarán visibles y se musealizarán para que los visitantes puedan contemplar la evolución histórica del enclave. «De hecho, para comprender esta evolución se instalarán paneles explicativos que vendrán a completar la labor informativa que realizará el centro de interpretación ubicado en la antigua Casa de la Comandancia», concreta el arqueólogo. Cerca de estos elementos también salió a la luz lo que se cree que son los restos de la ermita de San Cristóbal, que finalmente han sido tapados.

En la zona Noreste del Fuerte también han recuperado un amplio tramo de otro muro que estaba bajo tierra. Para dejarlo al descubierto los arquitectos han tenido que recalcular la estructura de la nueva construcción, ya que en ese espacio estaba previsto levantar un muro.

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Los espacios que se han ido creando (cocina, aseos, museo y el salón) se han acondicionado mediante la adecuación de las estancias existentes. Todas se han cubierto con una losa de hormigón blanco. Este voladizo respeta el lienzo primitivo de la muralla, ya que dicha losa no está pegada a él. Hay un espacio entre ambos elementos para dejar los muros exentos de cualquier elemento ajeno. «Con la plancha de hormigón se ha conseguido reconstruir el adarve, pero no hay contacto físico con la construcción original. Las edificaciones nuevas no les ha afectado. De este modo, el recinto fortificado no sufre ningún daño», aclara Espada.

Entre el salón de celebraciones y las estancias situadas en la cara Norte del Fuerte se encontró parte del pavimento de canto del siglo XIX, que se musealizará para conservarlo. «Son vestigios del pasado que se han ido agregando al proyecto de obra y que quedarán expuestos para entender las fases que ha tenido este monumento», asevera Espada.

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