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Manoletinas de Cayetano Ortiz al quinto toro de la tarde. :: E. ARGOTE
Cayetano, un buen novillero francés
TOROS

Cayetano, un buen novillero francés

El diestro recuerda un poco a Sebastián Castella, que también es de Béziers, en la elegancia y saber estar de la madurez

BARQUERITO

Viernes, 9 de agosto 2013, 12:21

Iba a haber abierto cartel Mario Alcalde, que ha toreado ya dos veces en Madrid, y bastante bien. Se cayó del cartel. Llamaron de sustituto al murciano Miguel Ángel Moreno, que debutó con picadores hace cuatro años. Para abrir cartel. En las novilladas, como en las corridas de toros , se respeta la antigüedad en el escalafón religiosamente.

No es cómodo «ir por delante», se dice en la jerga. Podría haberse buscado un sustituto más moderno, pero no procedía que abriera Cayetano Ortiz, porque él era sobre el papel, el sostén de la novillada. Tanto como Mario Alcalde, si no más. Solo el último domingo de julio hizo su presentación en Madrid Cayetano, que es de Béziers, como Sebastián Castella, y a quien en parte recuerda. Al Castella maduro y no a aquel Castella novillero temerario e impasible de 1999, valor sin límites. Triunfador del Certamen Internacional de San Sebastián. Del Castella hecho y derecho son la firmeza, la seriedad, la manera de estar, la contenida elegancia de este Cayetano Ortiz. Y del primer Castella es también ese punto frío, entre opaco y transparente, que llevan casi como etiqueta los toreros franceses. Etiqueta, estigma o sambenito.

El debut de Cayetano Ortiz en Madrid fue más que digno, pero esa tarde se presentó también en las Ventas «uno de Albacete». Frase intencionada, llena de sentido entre aficionado. Uno de Albacete que se llama Sergio Felipe y estuvo deslumbrante. La sorpresa del verano en Madrid. Capaz de borrar a lo demás.

¿Se podía haber llamado a Sergio Felipe? ¿Habría venido? No. Y, además, Cayetano habría tenido entonces que ir por delante. Porque este Sergio Felipe es de 2011. Como el tercero de terna, un Martín Campanario, guipuzcoano de Lasao, formado en las escuelas taurinas de Huesca y Zaragoza y que, desbordado por los acontecimientos, se vino abajo y llegó a afligirse. Si lo sé, no vengo. Aprendiz en entredicho.

La novillada de Manuel Caro Andrade, hierro de estreno en una feria de segunda, procedencia Jandilla-Millares, era una corridita de toros, estaba afilada y bien armada, imponía respeto y por ese se atragantó Campanario, que llegó a tirarse de cabeza al callejón cuando se vio desarmado al cuarto lance con que quiso medir al sexto de corrida. Se quedó sin aire, tuvo que salir a torear cojeando y deschaquetado. No sería por el calor. Las temperaturas pegaron ayer en Vitoria un bajón de casi diez grados. Cayetano debutó con picadores en abril de 2010 en un pueblo muy torero de Madrid, Talamanca del Jarama. Mario Alcalde, en Ledaña, provincia de Cuenca, de donde es oriundo. Solo dos semanas antes que Cayetano. ¡Cuánta puntería! Hizo Moreno un derroche de voluntad y mal que bien, no sin sufrir, resolvió la papeleta.

Así que el peso de la fiesta y de la tarde cayó entero sobre Cayetano. Una primera faena templadita pero excesivamente despegada con un primer novillo de lote que tuvo de salida muchos pies pero acabó parado. Tal vez por exceso de desfogue en una vara muy peleada. Y, luego, con el quinto, un espléndido ejemplar cárdeno que tuvo son y hechuras de cuatreño, un trabajo de llamativa enjundia: sitio, entrega, temple, cabeza.

Tres, cuatro tandas ligadas muy de verdad. Generosas, abundantes: de cinco muletazos como mínimo. Muy precisas en toques y enganches, que es señal de torero cuajadito. Se vio a Cayetano ir creciéndose de tramo en tramo o de pase en pase. La seguridad, casada, por cierto, con la nobleza de ese quinto de corrida que, siendo cárdeno, se llamaba Burraco. Tendría un goterón de Torrestrella, donde los cárdenos solían salir así de buenos. Y ya no quedan.

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