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Una identidad acartonada
SOCIEDAD

Una identidad acartonada

Un policía nacional publica un libro sobre los sesenta años del documento más popular e imprescindible en España El DNI tiene su origen en la invasión napoleónica y su futuro en la potencia de un chip

ÍÑIGO GURRUCHAGA

Sábado, 31 de agosto 2013, 02:08

Es la compañía inevitable de todos los españoles, una tarjeta de presentación ante la Administración, y en su nuevo formato, como DNIe, tiene la ambición de convertirse en tarjeta sanitaria, en identificador ante Hacienda, en útil para la firma electrónica en el comercio a través de Internet.

Su historia se ha contado ahora y retrata a la sociedad española y su evolución. El primer Documento Nacional de Identidad fue expedido el 20 de marzo de 1951. Tenía el número 19.103.001, que había sido adjudicado en los lotes al equipo de Valencia.

Constaba el nombre: Eva García Ayala, hija de Mariano García, un militar que murió en la cárcel de Barcelona y de una mujer de la localidad navarra de Tafalla, que también, como la hija, falleció joven. Eva García tenía interés personal en el DNI porque su marido, Pedro Bonnin, regentaba una tienda de fotografía que todavía existe y quería mostrar a su clientela lo que podía hacer en su establecimiento. Aquel DNI fue el primero que se conoció con ese nombre; una tarjeta que fue de color verde durante cinco años y luego azul durante más de tres décadas. Después se informatizó y finalmente se hizo electrónico.

La ambición de crear un sistema de identificación y censo de la población se remonta a la Administración francesa de los comienzos del siglo XIX. Aquella idea introducida por José Bonaparte quería unificar la variedad de salvoconductos, visados y cédulas de seguridad que expedían administraciones también diversas. En 1870 se creó la ley de Registro Civil para anotar bautismos, matrimonios, nacimientos o fallecimientos, que hasta entonces solo compendiaba la Iglesia católica. El impulso a un Servicio Nacional de Identificación renace en 1909, con el ministro Juan de la Cierva y ante la persistencia de Federico Olóriz. El afán de este último por convertir la dactiloscopia en instrumento para ese registro se prolongará durante décadas.

La huella dactilar podría ser útil para identificar a los fallecidos misteriosos que nadie reclama. La nueva ciencia era un sistema objetivo para eliminar a los 'fiadores', que eran alcaldes, sacerdotes, conocidos... que avalaban la identidad de una persona.

La excepción británica

En 1951 se dan los pasos para crear el DNI, se contrata a una empresa privada para imprimirlos y revestirlos con un plástico, se crean los equipos regionales de expedición y se recorre en burro la sierra madrileña para hacer fotografías de los residentes de los pueblos. En ese momento se incluye la huella dactilar y también la fotografía, que tenía que ser lateral y luego frontal; y la firma, el contraste con los datos del Registro Civil... Se termina creando un sistema de archivos que se ordena por el número o el nombre de la persona.

Félix Álvarez, comisario del Cuerpo Nacional de Policía y actual consejero del Ministerio de Interior en la embajada española en Londres, acaba de publicar, editado por la Fundación Policía Española, 'Sesenta años de expedición del Documento Nacional de Identidad'. Un trabajo que le ha llevado cuatro años de investigación y décadas de recopilación documental.

El libro incluye la cronología de decenas de proyectos de documentos de identificación y un retrato correlativo de la evolución de la sociedad española. La publicación de la obra le llega al autor cuando reside en Reino Unido, donde el Gobierno conservador ha enterrado el impopular proyecto laborista de crear por primera vez un DNI. «Es un país con una cultura diferentes», dice Félix Álvarez. «Los británicos van a pagar con tarjeta en el supermercado y nadie les pide que se identifiquen. Pero vas a un banco a cobrar en metálico un cheque y no puedes, tienes que ingresarlo en tu cuenta. En España sí puedes hacerlo».

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